La Navidad está a la vuelta de la esquina. Hace unas semanas que municipios y grandes cuidades estrenaron su decoración navideña y los escaparates de los establecimientos lucen sus mejores motivos navideños. Sin embargo, tal y como ya sabemos, esta Navidad será muy diferente a lo que estamos acostumbrados. 

Relacionado Así es el plan definitivo de Navidad: Nochebuena y Nochevieja hasta la 1.30, reuniones de 10 personas y confinamiento salvo para ver a la familia

La irrupción del coronavirus en el mes de marzo ha provocado fuertes cambios en la sociedad, desde el impacto de una crisis sanitaria a otra paralelamente económica, pasando por las restricciones de la movilidad que han provocado un importante cambio en los hábitos sociales y de consumo para los españoles. 

Una de las tradiciones navideñas más populares es el regalo que las empresas hacen a sus empleados para felicitar estas fechas: la cesta de Navidad, algo que parece que este año sí podra realizarse. Aunque su uso se redujo tras la época de la crisis económica de 2008, son muchas las empresas que a día de hoy envían una cesta a sus empleados. 

Más cestas y menos cenas

Precisamente este año se prevé que el envío de cestas de Navidad aumente por parte de las empresas, que no pueden celebrar las tradicionales cenas de Navidad, con el objetivo de impulsar el compañerismo y las relaciones personales, más allá de los 10 comensales como máximo por las restricciones.

Es más, algunas empresas ya optan por organizar estas celebraciones de forma online. La empresa envía al domicilio de cada uno de sus trabajadores los productos típicos de Navidad o platos ya preparados y, tras calentar la comida y poner cada trabajador su propia mesa, se celebraría a través de una reunión por videollamada, con brindis incluido. Uno de los modos de relacionarnos más populares de este 2020 y que parece que se mantendrá en nuestras vidas al menos durante los próximos meses. 

Chica haciendo una videollamada

Queso, vino, embutidos o paté son algunos de los productos típicos que incluyen las cestas y que pueden mejorar las cenas familiares, este año con menos invitados de lo habitual. Sin embargo, hay un aspecto económico que muchos españoles no saben y que es importante conocer con respecto a la cesta de Navidad. La pregunta es: ¿se debe tributar por la cesta de Navidad?

Efectivamente sí. Los obsequios como este por parte de las empresas tributan a Hacienda y hay que pagar impuestos por ello, lo que afecta paralelamente a la empresa y al trabajador.

Por un lado, las cestas de empresa se consideran retribución en especie, es decir, una parte del salario del trabajador. Así, a efectos de la renta, el importe de dicha cesta, sea cuál sea, debería incluirse en la casilla “retribuciones en especie” en la Declaración de la Renta de 2021. 

Relacionado ¿Cómo afectan los ERTE en la Declaración de la Renta?

Impuestos para trabajadores y empresarios

Pero no solo tiene consecuencias para el trabajador, sino que también afecta directamente al empresario. Según la Ley del Impuesto de Sociedades, las cestas de Navidad solo son deducibles si se trata de una costumbre de la empresa, es decir, si es un hecho que se repite año tras año.

Por ese motivo, el primer año de funcionamiento de una empresa sería imposible deducirse este obsequio como gasto. Sí que se podría hacer a partir del segundo año, siempre que se refleje en las nóminas como retribución en especie, así como en las declaraciones trimestrales y anuales. Una tendencia a la que se acojen muchas de las empresas españolas. 

Otro de los tributos que las empresas deberían pagar es el IVA de los productos incluidos en la cesta. Esto no se considera un gasto de empresa, ya que, según la Ley del Impuesto sobre el Valor Añadido, no puede deducirse el impuesto de los bienes adquiridos para obsequiar a clientes, asalariados o terceros.

Pero cuidado, hay un matiz al que sí pueden acogerse las empresas. Los obsequios publicitarios inferiores a los 95,15 euros sí que pueden desgravarse el IVA. Así, si la empresa regala a sus trabajadores una cesta con su logotipo, por un valor inferior a los 95,15 euros, podrá desgravarse el IVA de los productos incluidos ya que se entiende que sería un regalo publicitario, por el hecho de incluir el logotipo de la empresa. 

Cuidado con el sorteo de macrocestas

Por otro lado, hay otro tipo de cestas de Navidad que tiendas, centros comerciales o plataformas online sortean entre sus clientes o seguidores a modo de obsequio. Una práctica que se ha extendido en los últimos años de forma online y que, por el impacto de la pandemia, seguirá esta tendencia al menos este año.

Según la ley del IRPF, este regalo sería una ganancia patrimonial y también debe ser declarado a Hacienda con el valor concreto de la cesta. En principio no sería un problema si la cesta recibida está compuesta por productos de alimentación como turrones o vino pero sí lo es si tiene productos valiosos.

Ya es habitual que en los últimos años diferentes plataformas online ofrezcan este tipo de macrocestas con electrodomésticos, coches o incluso lingotes de oro. Algunas incluso matizan el precio final después de impuestos, teniendo en cuenta que el ganador tendría que declarar el premio en su Declaración de la Renta. 

La Asociación de Comerciantes de Mérida sortea una macrocesta de Navidad valorada en 5.000 euros. Europa Press

Imagina que compras una participación por un bajo precio para esta macrocesta y, meses después, tienes que declarar a Hacienda por haber recibido lingotes de oro. En este caso es importante que el participante conozca el valor y las condiciones de la cesta navideña. Si no lo hace, puede tener problemas posteriores que empañarán su alegría por recibir este regalo navideño.

El caso de Víctor Brun

Algo así le ocurrió a Víctor Brun, el ganador de una macrocesta que el restaurante de Calamocha (Teruel) sorteó en 2014. Brun recibió una cesta con dos coches de alta gama, una moto, dos lingotes de un kilo de oro y 14 lingotes de un kilo de plata, valorado en casi 300.000 euros.

Relacionado Un bar compite con el Gordo de Navidad con una cesta de medio millón de euros

El ganador desconocía que debía tributar por este premio y, al cabo de un tiempo, Hacienda se puso en contacto con él para comunicarle una de las peores noticias de su vida: tenía que pagar más de 100.000 euros por no haber abonado los impuestos correspondientes a tiempo.

El problema no acaba aquí, Brun había vendido todos los artículos por un precio inferior al valor de mercado y en el momento de tener que pagar los 100.000 euros a Hacienda no contaba con liquidez para hacer frente a la deuda, por lo que tuvo que hacer frente a dificultades económicas gracias a ganar la macrocesta. Sin duda, un regalo envenenado.