La revelación de la verdad sobre las actuaciones de los responsables públicos el fatídico 29 de octubre, cuando la DANA asoló Valencia y acabó con la vida de más de 200 personas, persigue al president de la Generalitat, Carlos Mazón, de forma especialmente agobiante esta semana. La huida hacia delante del líder del Consell se ha topado con una pared y a estas alturas parece no haber escapatoria. Es tiempo, por tanto, para su reflexión propia, considera el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Las indagaciones jurídicas han tirado por tierra todas las mentiras del barón del Partido Popular (PP), expuesto por su llegada al CECOPI a las 20:28 horas, 17 minutos después de mandarse la alarma (20:11 horas), que llegó ya cuando el 80% de las victimas habían fallecido, según la investigación judicial. “Me parece lo que le parece a todo el mundo, lo que hizo está ahí y queda en la conciencia”, ha trasladado el que fuese el máximo mandatario de los socialistas.

En una entrevista concedida al programa Cospiranoicos, de La Sexta, el que ostentase la presidencia durante dos legislaturas ha considerado que Mazón “debería tener una reflexión por él mismo”, centrada en “cuál es su horizonte y qué es lo que debería hacer”. “Que lo haga por él mismo, primero; pero desde luego también por la Comunidad Valenciana”, ha proseguido Zapatero, que considera que el futuro de Mazón puede ser muy complicado si sigue insistiendo en negarlo todo y mantenerse al frente del poder.

“Seguramente no quiso que pasara lo que pasó, pero estaba ahí y era el responsable y todo lo que vaya a venir en este momento está muy claro y no va a tener ni un día bueno”, ha zanjado el expresidente su reflexión sobre cuáles son los pasos que debería dar el líder del Consell. Las últimas confesiones de la Generalitat, reconociendo la presencia tardía de Mazón al Centro de Coordinación Operativo Integrado, y la fotografía de su llegada ha terminado de exponer a Mazón.

Las mentiras de Mazón se difuminan

El president aseguraba semanas atrás que había llegado pasadas las 19:00 horas al CECOPI, pero no le ha quedado otra que desdecirse después de que la Justicia haya requerido esta información al Consell. Sin embargo, lejos de agachar la cabeza, ha optado por tomar por tontas a las víctimas y considerar que llegar a las 20:28 horas significa llegar pasadas las 19:00 horas, además de señalar nuevamente a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ).

Antaño también optó por culpar a la que fuera ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y actual comisaria del Ejecutivo Europeo, Teresa Ribera. Esta intentó contactar con Mazón en reiteradas ocasiones entre las 19:30 y las 20:20 horas, pero el president alegó que no pudo cogerle el teléfono porque en el CECOPI no había cobertura. Sin embargo, en ese lapso de tiempo, Mazón todavía no estaba no cerca de entrar dentro del CECOPI.

Dónde estaba el máximo mandatario de la Generalitat Valencia y qué estaba haciendo mientras cientos de vecinos se ahogaban, mucho antes de que llegase cualquier alerta, son las preguntas que Mazón se niega a responder. Tampoco facilita su registro de llamadas, asegurando que la compañía no se lo facilita, y ha llegado a decir que no tiene móvil personal, pese a que ofreció ese teléfono a alguno de los alcaldes afectados.

Parece complicado gestionar peor un antes, durante y después de la tragedia, pero Mazón se aferra al cargo y culpa a todo aquel que pase por su lado. “Los que no avisaron del barranco del Poyo son los que tienen que plantearse su situación, la letal crecida y los que han mentido, y hemos acreditado que han mentido, sobre dónde estaba yo, sobre si estaba incomunicado, sobre que estaba en una hora que llegaron a decir que me habían visto”, se enrolla Mazón.

Es más, llega incluso a garantizar que todas las mentiras que ha pronunciado durante este periodo y que le han obligado a ir cambiando de versión casi semanalmente no han sucedido. “Son ellos los que tienen que decir cómo es posible que esté mintiendo permanentemente”, zanja. Ni corto ni perezoso ha decidido pasar a la ofensiva y acusar al resto de mentir para ver si así se ocultan sus mentiras, pero su defensa hace cada vez más aguas y desde Génova vuelven a soltarle otra vez la mano, poco a poco y por segunda vez.