La presión vecinal sigue empujando fuerte con el objetivo de que el Ayuntamiento de José Luis Martínez-Almeida dé marcha atrás en algunos de los proyectos que el Consistorio madrileño ha vendido a bombo y platillo y que, sin embargo, implican un enorme prejuicio para los vecinos de los barrios de la ciudad, tal y como emite la propia ciudadanía de estos lugares.
Uno de estos es el crematorio que desde hace tiempo Cibeles, con el beneplácito de Sol, quiere colocar junto a la M-40 y por el que diversas entidades vecinales de los distritos de Usera o Villaverde volvían a salir este fin de semana a la calla baja cánticos como “El crematorio al ático de Ayuso”.
ElPlural.com ha hablado con algunas de las personas que acudieron a dicha movilización, que califican de “éxito” y en la que contabilizaron hasta 3.000 asistentes. Siempre dejando claro que “no van a cesar en la lucha”, esperan que el equipo de gobierno termine dando marca atrás. “Sería la cuarta vez que lo conseguimos”, acentúan aludiendo a que el Consistorio ya descartó el crematorio hasta tres veces con anterioridad.
Contra la normativa municipal
En estos momentos hacen hincapié en otras cuestiones como que el levantamiento de un espacio de este tipo en el mencionado enclave va contra la normativa municipal al encontrarse a menos de 250 metros de un conjunto de viviendas: “Ahora alegan un tema de un juicio, pero lo único que los tribunales dicen es que el Ayuntamiento tiene que cumplir la normativa y que no se han tenido en cuenta los filtros que debieran”.
Asimismo, al ser preguntado por los intereses que pudieran derivarse de esta propuesta, son muy claros: “Evidentemente económicos, ya que les interesa más que las constructoras ganen dinero que la salud de los vecinos”.
El cantón de Montecarmelo
Otra de las ideas que plantea el Ayuntamiento de Madrid, en el que el PP disfruta de mayoría absoluta, es el del cantón de Montecarmelo, una pelea que también viene de lejos y de la que la presión vecinal ha cosechado asimismo alguna que otra victoria.
En su caso “miles de personas y familias” se concentraron hace un par de semanas amparados por la plataforma No al cantón para exigir que el macrovertedero se levante en otro punto, pero el Consistorio sigue en sus trece. Voces autorizadas recuerdan a este periódico que elevaron una propuesta para compartir el espacio señalado con un parque urbano, pero que en Cibeles hicieron caso omiso.
Asimismo, destacan que el lugar también se encuentra pendiente un segundo análisis por parte del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática tras la posibilidad de hallar aquí una fosa común con 451 brigadistas internacionales propuesta a la que el Consistorio ha dado luz verde y que ahora está pendiente de la decisión de la Comunidad. “Queremos pensar que de encontrarse esos restos supondrá un cambio, pero todavía no sabemos nada”, emiten.
Queremos pensar que de encontrarse los restos de brigadistas supondrá un cambio
La situación del cantón, deslizan quienes prestan declaraciones para este medio de comunicación, viene de bastante atrás. La fecha de origen la sitúan en 2021, año en el que se adjudican los contratos de limpieza, divididos en varios lotes que recogen la construcción de 16 nuevos cantones, siendo uno de ellos el de Montecarmelo. Aunque al principio, el vertedero no se iba a localizar en esa ubicación, sino a la entrada del barrio.
Ya dos años más tarde les comunican a los vecinos que van a dar comienzo las obras y, estos, se reúnen con el equipo gubernamental. Por aquel entonces, el tejido vecinal y las familias consiguen frenar la continuidad del proyecto “porque las elecciones estaban a la vuelta de la esquina e hicimos mucho ruido”, celebran, aunque lamentan también que el equipo de gobierno aprovechara la cita a las urnas para prometer algo que a día de hoy se mantiene en saco roto.
Después de las elecciones, y una vez el PP disfruta de mayoría absoluta, en julio empiezan a buscar una nueva zona, pero lo hacen “por su cuenta”, sin consultar con nadie y llegando a considerar que la ubicación más idónea es la actual a pesar de haber aquí centros educativos, viviendas y un largo etcétera que convierten al enclave en uno totalmente inapropiado a ojos de los vecinos para la nueva colocación.
“A partir de ahí, todo se vuelve a reactivar (…) Hemos salido como cuatro veces en los últimos años, hemos mantenido reuniones con el Ayuntamiento sin llegar a acuerdos, hemos hecho actuaciones con ellos, hemos contratado a abogados, se escribe en los medios de comunicación… y no dan marcha atrás”, lamentan desde el otro lado del teléfono, esperando que la situación se revierta.
Preguntados directamente por este medio acerca de los intereses ocultos que pudiera haber en el plan del equipo de Almeida, las asociaciones vecinales que contestan a ElPlural.com contemplan que éstos son en su mayoría “privados” y tienen que ver, por ejemplo, con las constructoras: “Cuando quitan el cantón de un sitio para ponerlo en otro suele responder a presiones de estas porque aún hay mucho terreno por vender… También al amparo legal de la ejecución de los contratos o, sencillamente, porque se corresponde con una zona industrial y, en consecuencia, el Ayuntamiento tiene otros planes para esa zona”, concluyen.
Sea como fuere, aseveran que el cantón es la “peor de las opciones” por varias cuestiones, desde su extensión hasta las horas de trabajo a su alrededor, que no dejan de ser cuanto menos incómodas para los vecinos del área.