El Partido Popular gallego vuelve a chocar con su propia contradicción. Alberto Núñez Feijóo ya habló en su momento de nación gallega o utilizó el término país para referirse a Galicia en sus tiempos como presidente de la Xunta. Eran otros tiempos, había otras necesidades y Feijóo tenía puesto el supuesto traje de 'político moderado' que, al cabo de los años, le sirvió para cambiar Santiago de Compostela por la calle Géneva de Madrid.
Estas afirmaciones o referencias las realizaba en un contexto en el que, sin embargo, se iba reduciendo la incidencia del idioma gallego, hasta el punto de recibir varios tirones de orejas por parte de los organismos comunitarios por su trato a la lengua de la que, eso sí, siempre presumió -en particular en campaña electoral- al autodefinirse como un gallego originario de una pequeña aldea (Os Peares) de Ourense, donde sí el idioma es el más hablado.
Lo que muchos han denunciado como estrategia ideológica ha tenido para estos mismos su plasmación en los últimos datos del instituto gallego de estadística que dejaba el uso de la lengua en mínimos históricos.
Estas contradicciones no son extrañas en el PPdeG en relación con este asunto. Hoy, sin ir más lejos, ante lo que se debía debatir y votar en el Parlamento Europeo sobre el uso de las lenguas cooficiales en Bruselas, los 'populares' españoles mostraron su rechazo, moviéndose sotto voce para que otros grupos no apoyasen la propuesta del PSOE. Finalmente, no se ha llevado a cabo la votación, al no tener garantizados los respaldos, y se ha optado por posponerla.
Se da la circunstancia de que a principios de este mismo mes se dio el visto bueno en el Parlamento autonómico a una propuesta socialista para que se puede utilizar el gallego también en las instituciones europeas. Lo curioso es que la misma fue aprobada por unanimidad, con el PP sumándose a la solicitud.
Menos de un mes más tarde, sin embargo, en Bruselas han maniobrado los populares en sentido contrario. Hoy ha hablado de esto la viceportavoz segunda del Grupo Parlamentario Socialista, Lara Méndez, quien ha lamentado que la Unión Europea no haya votado finalmente la propuesta para oficializar el gallego como lengua de la UE; según ha comentado, a esta decisión ha contribuido de forma clara “la presión ejercida por el Partido Popular” al que ha acusado de “romper un acuerdo parlamentario”, en referencia a lo ocurrido este mayo en Galicia.
"Una oportunidad histórica"
Así, Méndez ha recordado que esta reivindicación “fue apoyada de forma unánime por el Parlamento” autonómico; por ello, no ha dudado en calificar como “incomprensible” que ahora Alfonso Rueda “argumente que reconocer el gallego en Europa nos va a salir caro”. Ante esto, la dirigente socialista ha replicado que “según sus propios cálculos costaría doce veces menos que el sobrecoste del Hospital Álvaro Cunqueiro. Eso sí que salió caro”.
Ha sido clara Lara Méndez al recordar que "hoy teníamos delante una oportunidad histórica: que el gallego pudiese ser reconocido como lengua oficial en la Unión Europea”; "es un paso de justicia que igualaría su estatus con el de otras 24 lenguas ya reconocidas", ha añadido.
Del mismo modo, también ha insistido en que el gallego tiene más hablantes que "lenguas como el maltés, el estonio, el letón o el esloveno, todas ellas ya oficiales en la Unión Europea”. Sobre esto ha recordado que, incluso, "muchas de ellas ni siquiera son las más habladas en sus propios países. ¿Por qué el gallego se tiene que quedar fuera?”, se ha preguntado.
La viceportavoz del Grupo Parlamentario socialista ha aprovechado, ante lo ocurrido este martes, para reprochar al PP de actuar “como siempre, en contra de todo lo que proponga o apoye el Gobierno”, al tiempo que ha criticado que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, lamente que "no se le pidiera permiso" a la administración autonómica, concluyendo que "ya es lo que faltaba, tener que pedir permiso para impulsar la lengua que es de todos":
En definitiva, a juicio de Méndez, "para el PP, el llamado ‘bilingüismo harmónico’ consiste en relegar el gallego a un símbolo folclórico”, lamentando que “bajo esa excusa, hacen todo lo posible para impedir que el gallego avance”.