La legislatura del bipartito (PSdeG y BNG) supuso un antes y un después en el ámbito del galleguismo, debido a las acusaciones realizadas desde quien entonces lideraba la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Una de las estrategias de desgaste de la formación del ahora líder del Partido Popular a nivel nacional se centró en una supuesta radicalización de uso del gallego.
Entre otras cuestiones, Feijóo trató de trasladar lo vivido en Euskadi y Cataluña con el eskera y el catalán a Galicia, en un momento en el que el idioma gallego era la lengua vernácula más hablada de la península.
Entre la ciudadanía caló la estrategia de una supuesta y falsa implantación total del gallego y, sobre todo, de la eliminación del castellano.
El mandato de 2005 a 2009 estuvo marcado por esa estrategia del PPdeG a la que sumó las ya más conocidas de los supuestos casos de corrupción que salpicaban al bipartito (y que nunca llegaron a nada), la compra de coches oficiales sin ton ni son (entre los que se incluyeron hasta los vehículos adquiridos en época de Fraga) o la campaña de incendios, de la que también se culpó de mala gestión al Gobierno bipartito y cuya imagen más icónica es la de Feijóo con zapatos náuticos tratando de 'apagar' un fuego con una manguera de la que apenas salía agua. Esto ocurrió en el año 2007 y a causa de ese incendio dos personas perdieron la vida. El entonces aspirante a la Xunta tuvo claro al culpable: el bipartito.
No obstante, la lengua gallega seguía siendo el hilo conductor de todo lo malo de aquella legislatura, como si el idioma fuese el culpable de que una coalición como la formada por PSdeG y BNG pudiese estar al frente del Ejecutivo autonómico.
Y en 2009 Alberto Núñez Feijóo se hace con la presidencia de la Xunta. Desde ese instante el gallego se ha visto relegado. En estos pocos años ha dejado de ser la lengua vernácula más hablada a ser superado de manera clara por el castellano.
Feijóo siempre presume de su origen rural, de su procedencia del pequeño pueblo de Os Peares. Sin embargo, este concello poco lo pisa -salvo para el arranque de las campañas electorales-, como en más de una ocasión han dicho los vecinos.
Desde entonces hasta ahora mucho han cambiado las cosas. Incluso el propio Feijóo trató de dar un 'toque de modernidad' y no solo subirse al carro del bilingüismo, sino que se sacó de la manga un presunto “trilingüismo”. Ese 'invento' buscaba la esencia de la enseñanza de idiomas, en concreto mediante la mezcla del castellano, inglés y gallego, un sistema que ya cuando lo anunció los expertos vaticinaron su escaso éxito o, directamente, su fracaso.
La esencia no llegó y el gallego fue el principal perjudicado. Se produjeron diferentes llamadas de atención y amenazas de la Unión Europea por el trato y menoscabo del idioma, así como, ya en las últimas semanas, informes que ponen en entredicho esas políticas língüisticas. Tampoco hay que dejar a un lado que el sucesor del actual líder 'popular' y actual presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, no es un defensor de la lengua gallega, y para muestra la ley audiovisual que se está en trámites a propuesta de su Gobierno y partido.
Informes demoledores
Entre los informes más demoledores se encuentra el de la Real Academia Galega. Esta institución, basándose en las cifras terribles que arroja para el idioma, reclama a la Xunta de Galicia un nuevo modelo educativo y más medidas de calado que contribuyan a que el gallego recupere su valor en la región.
Este estudio, que analiza la evolución sociolingüística del gallego desde 1992, alerta de que “el monolingüismo en castellano avanza velozmente, alcanzando proporciones nunca vistas en la franja de población escolarizada”.
Precisamente, las medidas correctoras que propone la Real Academia Galega está recogida en la declaración institucional a favor de un pacto por la lengua.
La Academia es clara a la hora de repartir responsabilidades por esta situación. Si bien habla de toda la sociedad gallega, también es contundente al indicar que la responsabilidad es “fundamentalmente de quien detenta el Gobierno y dispone de los mecanismos de actuación y planificación”.
La RAG también cita a otro organismo, el Instituto Gallego de Estadística, que en sus datos sobre este tema recopilados en el años 2023 y que se hicieron públicos hace un par de meses se confirmó que por vez primera el gallego pierde la condición de lengua habitual de la mayor parte de la población.
Llama la atención, y así lo subraya la RAG, que el monolingüismo inicial en castellano “es la opción mayoritaria en los de menos de 50 años y la situación en la franja de población más joven es especialmente preocupante”. En este apartado se confirma una “caida descomunal” en solo dos décadas.