David Bonvehí es un producto más de las juventudes de Convergència, que en el congreso fundacional del PDeCAT se hicieron con el poder frente a la vieja guardia convergente.

Nacido en 1979 en Fonollosa, un pequeño pueblo del centro de Cataluña (unos 1.400 habitantes en cuatro núcleos), llegó a la alcaldía en 2003, siendo uno de los alcaldes más jóvenes. Nada indicaba que aquel alcalde tuviera un futuro político que le llevara a presidir Convergència, entonces dominada por Artur Mas por delegación de Jordi Pujol.

El joven alcalde compaginaba la política con la abogacía, pero un trágico accidente de automóvil lo postró a una silla de ruedas en 2007. Y meses después perdía la alcaldía en las elecciones municipales. No obstante, es nombrado presidente de CDC en su comarca, el Bages.

Durante su labor en el partido, conoce de primera mano a la militancia y establece buenas relaciones con otros jóvenes de la formación pujolista, como Marta Pascal. Es elegido diputado al Parlament en 2010 y 2012 por CiU y en 2015 por Junts per Sí (coalición entre CiU y ERC). Ha sido el primer diputado en silla de ruedas, lo que hizo que se adaptara el hemiciclo de la Cámara. Durante su estancia en el Parlament hizo buenas migas con dos alcaldes: Carles Puigdemont y Albert Batet, ambos sin protagonismo en la cámara. El primero ahora es ex presidente y el segundo es ahora el portavoz parlamentario de Junts per Catalunya y una de las personas de máxima confianza de Puigdemont. Los tres, Bonvehí, Batet y Puigdemont, han sido militantes de Convergència y pujolistas convencidos.

En busca de un profundo cambio en el partido

Cuando en 2016 se crea el PDeCAT, Bonvehí forma una lista con jóvenes que deseaban un profundo cambio interno en Convergència. La vieja guardia retira a su candidato, Jordi Turull, y Pascal de coordinadora general y Bonvehí como responsable de organización obtienen el aval del 70% de los militantes de la nueva formación. En el PDeCAT, a diferencia de CDC, pasan a ser los socios los que eligen a la dirección por votación universal y secreta y se abandona la elección por delegados al congreso.

Prudente, sus opiniones públicas siempre son ponderadas. No obstante, en abril de 2017, en una cena con militantes, Bonvehí expresó que si el proceso independentista fallaba, el PDeCAT debería buscar el perfil de un candidato autonomista e incluso apostaba por Santi Vila (ahora repudiado por el independentismo) como adversario de Ada Colau en Barcelona. Aquella conversación privada fue su único desliz. Expresaba una opinión bastante coincidente con la dirección del PDeCAT. El 1 de octubre estaba todavía en el horizonte. Como diputado, Bonvehí votó la ley que permitiría el referéndum, posteriormente anulada por el Tribunal Constitucional, así como las leyes de desconexión. No obstante, para Bonvehí estas segundas deberían haberse votado después de la consulta y no antes como exigía la CUP. Además, Bonvehí estaba de acuerdo en convocar elecciones el 26 de octubre y no votar la declaración unilateral. Al final, Puigdemont no hizo caso a su partido.

Con Pascal, Bonvehí ha formado tándem y ha negociado con Puigdemont todos los pasos desde el 27 de octubre, como presentarse a las elecciones del 21 de diciembre como Junts per Catalunya. Ahora, dirige el PDeCAT por expreso deseo de Puigdemont, que no ha perdonado a Marta Pascal que el PDeCAT votara a favor de la investidura de Pedro Sánchez. Puigdemont deseaba que siguiera Mariano Rajoy. Otra discrepancia es que Pascal quería un PDeCAT fuerte que no se sometiera a los designios de Puigdemont, como la Crida.

Bonvehí, con una ejecutiva básicamente de continuidad, será el responsable de colocar el partido al servicio de la Crida de Puigdemont. Habrá que ver si su pragmatismo de la mejor escuela de CDC lo salva de los caprichos de Puigdemont o bien es otra de las figuras del partido que el ex presidente de la Generalitat estruje.

De momento, se muestra partidario de participar activamente del nuevo partido de forma individual. Así lo ha expresado en un tuit, dónde dice que “todos los independentistas nos sumamos en estos momentos excepcionales a un espacio que se llama Crida Nacional y debe ser compatible con formar parte de un espacio ideológico como el PDeCAT”.