Algo ha cambiado en la Puerta de Sol. Algo pequeño, casi imperceptible, pero inaudito en la política comunicativa de Isabel Díaz Ayuso. A la presidenta de la Comunidad de Madrid se le pueden reprochar muchas cosas, pero no se le puede criticar que no dé la cara ni vaya de frente. Pero ayer, por primera vez hasta donde alcanza la memoria, escapó de los periodistas. Unos periodistas a los que había citado el día anterior y a los que dio esquinazo con un peregrino “hoy tenemos consejo de Gobierno, va a hablar el portavoz”. Algo habitual en muchos políticos, pero nunca visto en Ayuso.
De hecho, la madrileña ha hecho de esa actitud uno de sus estandartes, especialmente en su guerra personal contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Por ejemplo, en las pasadas navidades, el 27 de diciembre, el inquilino de Moncloa celebró la habitual rueda de prensa de repaso habitual. Ayuso, en uno de sus típicos movimientos de proyección, hizo una convocatoria idéntica, a la misma hora, en la Real Casa de Correos.
Y, mientras que el equipo de prensa de Moncloa limitó a seis las preguntas de los periodistas, Miguel Ángel Rodríguez no puso coto a los periodistas que cubren la actualidad madrileña. Así, luego pudo vender que habían dado “barra libre” frente a la mordaza de Sánchez. Pero es solo uno de los muchos ejemplos que ha usado Ayuso, quien siempre que ha podido, y especialmente cuando le asedian los escándalos, ha atendido a preguntas de la prensa para, de paso, presumir de que ella no se esconde.
Esta estrategia de paralelismos enfrentados se tambaleó este miércoles, con un escándalo de Ayuso, a priori, pequeño, pero que puso en solfa uno de sus principales argumentos: Ayuso pagó con dinero público la sala de autoridades del aeropuerto en las vacaciones que realizó con su novio, Alberto González Amador. Poco menos de 500 euros, pero que son la punta de un iceberg. En ese viaje, su pareja, asediado por los delitos confesos de fraude fiscal, intentó colar a Hacienda el alquiler de los coches que ambos disfrutaron en Croacia y Creta.
Era la segunda entrega de otro, otro más, descubrimiento sobre los manejos de González Amador, que había intentado colocarle a Hacienda como gastos de empresa sus dispendios en pelotas de padel, desodorantes, hilo dental y saxofones varios. Y, sobre todo, eran la antesala a la decisión de la jueza de ampliar la investigación sobre el novio de Ayuso y pasar de los delitos fiscales a los delitos de corrupción en los negocios por sus tratos con el mundo sanitario privado que se extiende por la administración sanitaria madrileña.
Todo esta avalancha conocida ayer tiene dos vertientes. Por un lado, deja a Ayuso sin uno de los comodines preferidos del PP, los viajes en Falcon de Sánchez, ahora que ella paga con la chequera de los madrileños sus escapadas mediterráneas. Pero, sobre todo, pone a su novio en una situación mucho más complicada y dificulta a Ayuso el dar rinda suelta a sus ataques contra Begoña Gómez.
Ayuso huye de la prensa
La traducción de esta situación se vio en la mañana del miércoles. Ayuso acudía a las 13:00 horas a un acto relacionado con el Carnet Joven de la Comunidad de Madrid y, el día anterior, su equipo de prensa lo anunciaba en sus previsiones con la frase “los medios de comunicación interesados en acudir deben acreditarse en el correo electrónico”. Es la frase que anuncia que Ayuso hablará con la prensa, a diferencia de las ocasiones en las que se remite a una emisión en redes sociales y Youtube.
Pero cuando llegó al evento, con toda la prensa congregada, Ayuso se zafó de los periodistas con una escena poco habitual en ella,remitiendo a la rueda de prensa de su consejero portavoz. El cual, por cierto, se libró del tema con los recursos habituales y acusando a Sánchez de viajar en Falcon.
Para escuchar a Ayuso hubo que esperar a las 19:30 horas, en uno de esos actos sin preguntas y que los periodistas pueden seguir por Youtube, donde ya sí acusó al Gobierno de Sánchez de montar “un Estado policial” que "está ejerciendo un control excesivo y autoritario sobre la ciudadanía".
Para este jueves, Ayuso tiene agendado un acto de “digitalización” que “se emite en directo por Youtube”. Pero antes tiene pleno en la Asamblea de Madrid, donde las preguntas son de rivales políticos y tasadas en tiempo. Lo esperable es que siga con su escalada de acusaciones dictatoriales contra Sánchez, la oposición, el fiscal general, Hacienda y las empresas de alquiler de coches.
Queda por ver hasta cuándo durará este cuento popular tornado en “que viene Pedro y el lobo”, pero ayer cambió algo en la Puerta del Sol.