La sesión de control al Gobierno de este miércoles ha sido una de las más polémicas de los últimos tiempos, con el PP cargando contra los socialistas con el caso Koldo como bandera y con los ministros aireando los escándalos de Isabel Díaz Ayuso y su novio, tras conocerse que la presidenta madrileña pagó con dinero público la sala VIP de Barajas en las vacaciones con Alberto González Amador y que él intentó engañar a Hacienda desgravándose el alquiler de los coches en su viaje.

Los debates en la Asamblea de Madrid y el Congreso de los Diputados son intercambiables. Cada vez más, en el primero se habla sobre Pedro Sánchez y en el segundo sobre Ayuso, tal y como ha sucedido este mismo miércoles cuando el Gobierno se enfrentaba a una sesión de control protagonizada por las vacaciones de la presidenta regional y su novio, defraudador confeso y empresario con deducciones fiscales a sus espaldas que van desde hilo dental hasta un saxofón, un Rolex o su tiempo de ocio con la baronesa de los populares.

Si bien el PP lleva semanas tratando de arrinconar al Ejecutivo con la corrupción que le persigue, desde el caso Koldo hasta la imputación de Begoña Gómez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios, los de Feijóo no dejan de encontrarse en el camino piedras sobrevenidas precedidas de titulares en su contra: la semana pasada, cuando Génova trató de convertir el control al Ejecutivo en un monográfico sobre Koldo, los ministros escaparon con la pena de cárcel a Eduardo Zaplana; esta, en cambio, el protagonismo se lo ha llevado Isabel Díaz Ayuso y su pareja, a quien las novedades sobre su fraude fiscal persiguen de forma prolífica en el tiempo.

Este mismo miércoles se ha conocido que Alberto González Amador trató de deducirse como gastos de empresa algunos de los servicios de los que disfrutó durante sus vacaciones junto a Isabel Díaz Ayuso en Creta y Atenas. Además, dentro de esta nueva vía de investigación, también se ha conocido que la presidenta de la Comunidad de Madrid pagó con dinero público la reserva de la sala de autoridades de Barajas para disfrutar de privacidad durante su estancia en el aeropuerto antes de volar a su destino vacacional.

Detalles que han sido utilizados por los hombres fuertes del presidente, ausente de la sesión de control por motivos de agenda, en el Congreso de los Diputados para escapar de las preguntas del PP. La primera en hacerlo ha sido la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero: “Señor Bravo, usted que es inspector de Hacienda, ¿le dijo a la señora Ayuso que no puede deducirse en las empresas los gastos de un Rolex, un saxofón o un viaje privado? No de lecciones, porque nadie le cree”, indicaba la ‘número dos’ de Moncloa.

Una pregunta al aire que posteriormente, con diferente formulación pero mismo gancho, recogía otro de los hombres con mayor fuerza en Moncloa, Félix Bolaños: “Tranquilícese… Le veo algo nervioso. ¿Acaso la jefa les come la tostada? Esa jefa que se va de vacaciones a costa de los contribuyentes”, indicaba el titular de Justicia al portavoz de los populares en la Carrera de San Jerónimo, Miguel Tellado. Posteriormente, para cerrar el rejón al dirigente conservador, vaticinaba que “hay Gobierno para rato”, pero “Feijóo para un ratito”.

"Ticks autoritarios"

Bolaños despachó también a una Cayetana Álvarez de Toledo que acusaba al ministro como “casi cómplice” del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, en la presunta revelación de secretos por la que le investiga el Tribunal Supremo. Acusaciones que el titular de Justicia repelía con alusiones al novio de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al que se ha referido con el apelativo de “delincuente”. Además, ha reivindicado la labor del fiscal, cuyo trabajo no es sino “perseguir el delito”.

En su turno de réplica, la exportavoz del PP apremiaba al ministro a aclarar si estaba "acusando al Tribunal Supremo de prevaricar para echar al Gobierno". "El que calla ante semejante barbaridad, otorga", remachó la diputada hispano-argentina, quien aprovechaba para recriminar a Bolaños que catalogase a González Amador como "delincuente confeso" porque es "tan presuntamente inocente" como cualquiera. A ello, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes replicaba con una regañina a Álvarez de Toledo por valerse de bulos para atacar al Ejecutivo, cuando ella misma "participó y fue protagonista del mayor bulo de la historia de España, y el más doloros, el que tuvo que ver con el atentado del 11M". 

Momento en el que la bancada popular interrumpía el debate para recriminar a Bolaños sus palabras. La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengo, ha instado a sus señorías a ceñirse al "decoro" que requiere el Parlamento antes de retomar el debate. "Primero, yo pregunto y usted contesta", ha subrayado la diputada del PP, antes de que Bolaños le urgiera a controlar sus "ticks autoritarios y perdonavidas". "Yo no se los consiento", remató.