La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue la protagonista indiscutible de una cena de tradiciones en el PP de Madrid; de partido y navideñas (y cristianas). La lideresa de la formación en la capital regional se deshizo en ataques al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como era de esperar, y pasó por alto a Alberto Núñez Feijóo, al que tampoco el equipo conservador hizo ningún guiño especial.
No se sabe si en un lapsus o en tono irónico, el gallego descartó quedarse mucho en el evento porque había que “coger el avión” para Extremadura al día siguiente. Mientras tanto, Ayuso se daba un auténtico baño de masas considerando que su compañero de partido estaba “sorprendido” por el número de afiliados. “Y no estamos todos los que somos, porque si no tendríamos que alquiler el Movistar Arena o el campo del Atlético de Madrid”, bromeó.
Llena de gloria, la presidenta madrileña celebrara el éxito de la cena en un bastión histórico de la izquierda como es Alcorcón, donde gobierna el PSOE en coalición con Más Madrid y los ‘populares’ se quedaron a unos votos de hacer alcalde a Antonio Terol, histórico del PP y antiguo regidor de Boadilla del Monte.

¿Eres capaz de descubrir la palabra de la memoria escondida en el pasatiempo de hoy?
Ayuso centró sus ataques contra el líder del Ejecutivo estatal y el Gobierno de coalición, considerando que habían hecho “de la mentira la norma” a la vez que pedía dejar a un lado la “tibieza” y quemarse para denunciar “todo lo que está pasando en el PSOE”.
La baronesa parafraseó a la opositora venezolana María Corina Machado, vigente premio nobel de la paz, para decir que “la historia juzgará” a Sánchez. En estas, pidió llamar las cosas por su nombre, denunciar la corrupción y defender la democracia, lo que aseguró ser una seña de identidad de la derecha madrileña.
También pidió a los extremeños confiar en el proyecto del PP de Extremadura, que encabeza María Guardiola y cuyo futuro se decidirá el próximo domingo. En este sentido, aunque en cierto modo probablemente también en clave nacional, subrayó la importancia de disponer de un Ejecutivo monocolor -sin necesidad de otros partidos- que funcione cordialmente, en el que las carteras “hablen entre sí” y trabajen en equipo para abordar cuestiones interrelacionadas. Con este mensaje, dejaba caer que el gobierno del PSOE y Sumar trabajan de forma independiente la cual es imposible para alcanzar acuerdos que son buenos para el país.
“El momento de los valientes, no de los tibios”
Mientras otros rostros importantes del PP apuestan por desbancar a Sánchez desde la moderación, como Juanma Moreno Bonilla, la homóloga del andaluz en Madrid lanza un aviso a navegantes: “Es el momento de los valientes, no de los tibios”.
“El mundo es para los valientes. A mí me gusta la gente apasionada. No puede ser que uno se ponga tibio en estos momentos. Es el momento de decir la verdad, de quemarse, de lanzarse a la piscina, de decir las cosas tal y como son”, concretó. “(…) El momento de llamar a las cosas por su nombre, y lo que es mafia se denuncie y se diga allá donde sea aunque nos cueste”, apostillaba. Y sus mensajes internos no se quedaron ahí: “Este va a ser el año de la pasión, hay que vivir con pasión la política. Hay que estar a la altura de las circunstancias”.
Los propósitos de Año Nuevo de Feijóo
Por su parte, durante su intervención Feijóo presentó sus propósitos de Año Nuevo, cuatro para un “gobierno nuevo”: una auditoría completa para esclarecer la corrupción, una limpieza a fondo de las instituciones, devolver el dinero a la ciudadanía y gobernar para la gente.
El presidente del PP denuncia que el PSOE de Pedro Sánchez ha transformado el poder en un sistema de impunidad en el que solamente caben dos opciones: la de “robas” o la de “callas y aplaudes”.
En su discurso, siguió la estela de Ayuso, tachó la corrupción como un “carrusel inabarcable” y avisó de que su gobierno impulsará una auditoría “de arriba abajo y sin excepciones” para que los españoles conozcan la dimensión del robo y asegurando que los corruptos devolverán el dinero.
Asimismo, se comprometió a vaciar los organismos públicos de influencias partidistas e instó a recuperar la credibilidad en las instituciones mediante una “limpieza profunda” del Estado.
Todo ello, elogiando a la presidenta ‘popular’ y ésta a él, a pesar de los dardos de puertas para adentro. “Estamos en plena forma, presidente (…)”, dijo la una al otro. “Es una excelente presidenta y compañera”, respondía éste.