Sesión plenaria marcada por la comparecencia de Isabel Rodríguez a petición de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH Bildu y el Bloque Nacionalista Galego (BNG). El aperitivo fue otra sesión de control para que el Partido Popular percutiera en la estrategia de acoso y derribo contra el Gobierno por la corrupción. Sin Pedro Sánchez, de viaje oficial en la República de Portugal, María Jesús Montero, flanqueada por el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, asumió la batuta de la bancada azul para desarticular la presión de los conservadores.
Asumiendo el papel de Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno, ausente por un compromiso institucional en Portugal, la vicepresidenta primera se enfrentaba al empuje de una derecha envalentonada que azuza el estandarte de la lucha contra la corrupción, que ahora vierten sobre la fachada de La Moncloa.
La portavoz adjunta del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, abría la lata resucitando el “sospechoso rescate de Air Europa”, al tiempo que señalaba al Ejecutivo por poner la Seguridad “en manos de Bildu” o intercambiar “Presupuestos por terroristas”. Aprovechó, además, para elevar a sede parlamentaria el pen drive del ex ministro de Transportes José Luis Ábalos, cuestionando si su presunta filtración incrementa el nivel de nerviosismo en el Consejo de Ministros.
Gamarra insistió y elevó el tono, afeando a su interlocutora que su estrategia se cimente sobre la “negación de la realidad”. Un camino que, a su juicio, conduce a la ciudadanía a padecer las consecuencias de su “propio desgobierno”; problemas que identifica con la mencionada crisis de vivienda o el reciente caos en las líneas ferroviarias que conectan Madrid con el Levante, así como un alza de precios en la cesta de la compra. La conservadora, además, apremió al Gobierno a “sacar sus manos de las instituciones” para así “dejar de tapar su corrupción”, en alusión al Real Decreto que rebajar las mayorías para renovar RTVE. “Ya nada les va a salvar”, remató.
Estrategia de la “política basura”
Montero cortocircuitó la estrategia que inició Gamarra y que continuarían después tanto el portavoz Económico de los conservadores, como la diputada Carmen Fúnez. La vicepresidenta primera puso en cuarentena los constantes intentos del Partido Popular por demostrar que “no tienen proyecto para el país” porque siempre rehúsan el debate sobre “los problemas cotidianos”; aunque entiende que se aferren al fantasma de la corrupción porque, tras repasar diversos indicadores macroeconómicos, ello supondría reconocer que “España va bien”.
Por ello, tras hacer un repaso rápido a la acción del Gobierno desde el año 2018, se pregunta si es este el motivo por el que lo único que hacen es “practicar la política de la basura y del fango”. La ministra de Hacienda armó su contrarréplica a Gamarra sobre esta idea, aunque fue elevando el tono al confrontar con el portavoz económico conservador, Juan Bravo, quien le echó en cara su estancia en Ejecutivos a los que persigue “la sombra de la corrupción”, aludiendo explícitamente a su etapa como consejera en la Junta de Andalucía en el momento del estallido del caso de los ERE.
Bolaños, al ataque
Llegó el turno del ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Junto a Montero, fue el miembro del Consejo de Ministros que más preguntas tenía por responder en la sesión de este miércoles. Félix Bolaños confrontó con Miguel Tellado, Elías Bendodo y Cayetana Álvarez de Toledo, quienes trufaron sus respectivas intervenciones de acusaciones de corrupción y de verter bulos, como en el caso de la que fuera portavoz parlamentaria durante buena parte de la era Pablo Casado.
El ministro mostró su perfil más combativo, desde el tono sosegado habitual, aunque éste fue in crescendo a medida que avanzaba la sesión. Comenzó con malicioso sarcasmo en su réplica a un Tellado que enumeraba los casos de corrupción que se acumulan en los tribunales y cercan al Gobierno, mientras que Bolaños recordaba que en los últimos 30 años, sólo tres ministros han sido condenados y la coincidencia es que compartían las siglas del Partido Popular – Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana y Jaume Matas.
No rehuyó ni mucho menos el cuerpo a cuerpo, tal y como evidenció en su confrontación con Álvarez de Toledo, quien intentó acusarle de expandir bulos para encapsular las acusaciones de corrupción. Bolaños, por su parte, le recriminó que formara parte del bulo sobre el 11M, siendo en aquel entonces jefa de gabinete del secretario general del Partido Popular.
Al margen de ello, agitó el fantasma que persigue a Feijóo, como en su día hizo con Casado hasta que le dio caza: Isabel Díaz Ayuso. “Tranquilícese… Le veo algo nervioso. ¿Acaso la jefa les come la tostada? Esa jefa que se va de vacaciones a costa de los contribuyentes”, replicó el ministro, al tiempo que advertía a Tellado que “queda Gobierno rato”, pero “Feijóo para un ratito”.