La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, reservó con fondos de la región la sala de autoridades del aeropuerto de Barajas para las vacaciones que su novio quiso hacer pasar por viaje de trabajo.

Tal y como queda plasmado en la web de Transparencia de la Comunidad de Madrid y revela este miércoles la Cadena Ser, la lideresa del PP utilizó el espacio para vuelos Madrid-Zagreb y Atenas-Madrid los días 16 y 27 de agosto de 2021; mismos días que Alberto González Amador recogió y finalmente entregó coches de alquiler que la pareja habría utilizado en aquellas fechas.

Concretamente, la factura revela el gasto de 1.036,61 euros por el alquiler de un vehículo en Zagreb entre el 16 y el 22 de agosto, y de otro en Creta entre el 24 y el 27 de agosto. De hecho, el importe de esas facturas -abonadas a nombre de la principal empresa de González Amador, Maxwell Cremona- es el que el compañero sentimental de la política intentó desgravarse.

Este miércoles ha salido a la luz que el novio de Ayuso intentó hacer pasar este y otros montantes por elementos empleados para la actividad laboral y, de esta manera, intentar aminorar el beneficio a declarar a Hacienda y pagar menos al fisco.  Sin embargo, el viaje, de 11 días de duración, obedecía a un motivo de ocio; unas vacaciones en pleno mes de agosto.

“Ni idea”

ElPlural.com se ha puesto en contacto con el entorno de la presidenta por si quisiera dar su versión sobre estos hechos, que dicen desconocer. “Ni idea”, emplazan fuentes cercanas a la responsable de Sol.

Desde un Rolex hasta un saxofón o hilo dental

El novio de Isabel Díaz Ayuso intentó deducirse ante la Agencia Tributaria gastos privados en ejercicios fiscales bajo sospecha, correspondientes a los ejercicios 2020 y 2021, para hacerlos pasar por gastos de empresa. Entre los objetos que aparecen en esta operación se encuentran desde un Rolex hasta hilo dental o un dentífrico, pasando por desodorantes, pelotas de pádel, colutorios o champú.

El novio de Ayuso presentó ante la Agencia Tributaria elementos, por lo tanto, muy dispares entre ello, sobre todo en lo que a precio se refiere, y es que la lista contempla asimismo viajes sin justificar por motivos de trabajo, tickets de comida, un saxofón o la factura por la reparación de un Porsche Panamera.

Todos estos gastos se abonaron a nombre de la compañía de la que figura como administrador único y él mismo los presentó a Hacienda en un intento burdo de evadir, presuntamente, la normativa vigente. De hecho, en los últimos días también se han conocido otros documentos que el novio de Ayuso presentó ante la Agencia Tributaria con el objetivo de demostrar que no había nada fraudulento en sus actividades. Los inspectores de Hacienda recabaron pruebas durante 18 meses que demuestran justamente lo contrario. En concreto, el empresario remitió información sobre sus intentos de negocio, no solo en España, sino también en México y Costa de Marfil que contenía datos con intermediarios.

Reconoce los delitos

Así las cosas, González Amador fue imputado por falsear facturas para ahorrarse el pago de 350.000 euros en impuestos. Los delitos que reconoció haber cometido la pareja de la presidenta están castigados con entre dos y diez años de prisión, pero el novio de Ayuso buscó un acuerdo para evitar la cárcel.

González Amador incrementó en dos millones de euros la facturación durante el año relativo a la pandemia después de convertirse en comisionista, llegando a ganar dicha cantidad por poner en contacto a las compañías FCS -vendedora de mascarillas- y MAPE para la compraventa de material sanitario.

Después de esto, la pareja de Ayuso intentó ampliar su línea de negocio a Latinoamérica, para lo que contrató, presuntamente, a la empresa MKE, que le facilitaría los contactos y le conseguiría clientes. Finalmente, la compañía no le facilitó negocio alguno, pero González Amador incluyó en su declaración de impuesto de sociedades de 2020 unos gastos de 600.000 euros pagados a la firma, lo que le permitió ahorrarse 155.000 euros en impuestos.

Y González Amador extendió su forma de actuar a terreno africano. Aquí, en Costa de Marfil, operó con un negocio de intermediación de venta de vacunas que salió mal, pero con el que el compañero de Ayuso contabilizó 922.000 euros. Tras mantener una reunión con el ministro de Salud del país, Pierre Dimba, y contratar a una empresa del enclave, introdujo un gasto superior a la cifra señalada en la declaración del Impuesto de Sociedades.

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