El último plan de la Comunidad de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso al frente, respecto de la red de Metro no escapa a la polémica. La región ha puesto en marcha en las últimas semanas el proyecto denominado La última milla, por el momento una prueba piloto para que algunas líneas del suburbano transporten mercancías, pero el tema es más complejo de lo que parece sobre el papel y de lo que lo ha vendido la propia autonomía: a bombo y platillo y como un gran avance.
El centro de la controversia se sitúa en la seguridad, y es que hay muchas incógnitas aún por despejar: ¿qué objetos se permite introducir en los vagones?, ¿dispone la autonomía de las medidas de seguridad pertinentes para ello?, ¿posibilita el Metro un servicio que escape al transporte de viajeros?.
Fuentes de este servicio ponen en entredicho todas estas cuestiones y acusan que introducir el servicio de logística en Metro de Madrid obedece a un “capricho” de Ayuso. Pero, sobre todo, dejan claro que obedece a algo que “no se puede hacer a la ligera”. “
Aún en el supuesto de que Metro pudiera transportar mercancías, está obligado a elaborar planes de autoprotección, igual que cualquier empresa, en los que se evalúan riesgos y se analiza cualquier escenario que pueda suceder, así como la forma en la que actuar frente a ellos”, emiten voces disconformes con a medida a ElPlural.com. “Es algo que se encuentra en cualquier tren, estación y recinto; y después se integran todos dentro de la compañía (…) Los planes evalúan los riesgos en función de la actividad que se realiza: si, por ejemplo, es un sitio en el que se trabaja con electricidad, existe un plan de autoprotección para ese trabajo”, explican.
"Es como si tú quieres transportar gasolina en tu coche"
En conversación con este medio de comunicación, expertos en la materia señalan que el último plan de la Consejería de Transportes e Infraestructuras no dispone de “ningún plan de autoprotección”, sino que se trata de una cuestión que la autonomía “se ha puesto a hacer a la ligera”. Y lo explican de la siguiente manera: “Es como si tú empiezas a transportar garrafas de gasolina en tu coche. Si te pagan por ello tendrás que contar con las licencias oportunas, el vehículo adecuado, medidas antiincendios, etc”.
Además del mencionado plan de contención, Metro debe disponer de otro de seguridad “para cubrir este nuevo riesgo”. “Al final, introducir paquetería de cualquier tipo es un riesgo porque pueden entrar sustancias y, por qué no, algún material explosivo y se puede armar la de Dios”, destacan.
"Hace un año no hubo víctimas porque el tren estaba posicionado en el andén"
En este sentido, traen a colación la explosión de un patinete eléctrico que tuvo lugar hace algo más de un año y que derivó en la prohibición de que estos objetos se metieran en los vagones. En aquella ocasión, especialistas de Metro indican que “no hubo víctimas gracias a que el tren estaba posicionado en el andén y los viajeros salieron rápido”.
“Pero si el vehículo llega a estar en el túnel, la cosa habría sido muy seria, ya que no saltaron los sistemas de emergencia contra incendios del tren”, apostillan. Esto se debe a que “mediante el cual, en caso de incendio el maquinista se tiene que bajar y desconectar las baterías, lo que implica dejar sin electricidad a este grupo de bombeo, que es el que tiene que impulsar el agua nebulizada”: “Esto es un fallo garrafal (…) Hace un año que casi se quema el Metro y nadie ha dicho nada ni preguntado nada al respecto”.
Se trata de una cuestión sobre la que ya se pronunció la oposición en el momento en el que se llevó a cabo la prueba piloto. Dese el equipo de Juan Lobato definieron que esto era “solo la punta del iceberg”. “Es una infraestructura ya delicada y meter paquetería en general en las instalaciones sin que esta haya pasado un control radioscópico tiene importantes implicaciones para la seguridad de los viajeros, ya que se está haciendo uso de cuartos escasamente preparados para almacenar elementos potencialmente combustibles”, remitían a este medio fuentes socialistas.
Asimismo, operadores del suburbano aseveran que su lugar de trabajo es una “infraestructura crítica”, por lo que no contar con planes de contención y seguridad como sistemas de escaneado “agrava aún más la situación”. “La empresa puede meter en el Metro 3.000 paquetes y te tienes que fiar porque dice que están bien, pero nos estamos fiando de la compañía de logística”, acentuaban.
También se refirieron al objeto social de la compañía. "El Metro es una empresa pública cuya actividad se basa en el transporte de personas y sus equipajes; y no de mercancías”, señalan refiriéndose al artículo 3.d de los Estatutos Sociales. En este sentido, para empezar “la red escapa al objeto social de la empresa y, probablemente, quede fuera de la cobertura de los seguros que tenga suscritos la empresa en caso de que suceda algo”.
ElPlural.com se ha puesto en contacto con la Consejería de Transportes para que explicasen los protocolos de seguridad de esta última medida y, en el momento de redacción de estas líneas, no ha obtenido respuesta.