A penas 24 horas después de la apertura del año judicial en el Tribunal Supremo, el Tribunal Constitucional ha acogido el acto de toma de posesión del nuevo magistrado del Tribunal de Garantías, el que fuera vocal del Consejo General del Poder Judicial, José María Macías, considero 'brazo ejecutor' de las directrices del PP en el Órgano de Gobierno de los jueces y que sergún explican las fuentes consultadas por ElPlural.com ha sido el elegido para la plaza del Constitucional precisamente por lo anterior. De hecho, se espera, por parte del sector conservador, que sea el contrapeso al actual presidente, Cándido Conde-Pumpido. En su discurso, Conde-Pumpido ha aseverado que "el Tribunal merece y reclama el máximo respeto político e institucional a sus decisiones y su independencia".
El presidente del TC vertía estas palabras en lo que parece una clara respuesta tanto al Partido Popular, como a la extrema derecha, cuyos miembros no han duda en poner en tela de juicio la independencia del tribunal, que deberá decidir sobre la constitucionalidad o no de la ley de amnistía aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Así, ha afirmado que "los magistrados y las magistradas que componen el pleno del Tribunal Constitucional, y yo mismo, reiteramos, desde el máximo respeto institucional, nuestro firme compromiso de seguir trabajando y avanzando en nuestro cometido, siempre desde la razón y la Constitución".
Sumisión de la política al derecho
En este discurso, con un tono marcadamente político, Conde-Pumpido ha recordado las palabras del primer presidente que tuvo el órgano, Manuel García-Pelayo: "La jurisdicción constitucional implica necesariamente un alto grado de sumisión de la política al derecho. Asegurar esa sumisión y no producir decisiones políticas es nuestra delicada y alta tarea, y unos y otros hemos de renunciar a la tentación de hacer del tribunal un órgano político".
Y sobre las palabras de García-Pelayo, ha explicado que, "El encargo de nuestro primer presidente Manuel García-Pelayo de hacer del Tribunal Constitucional un órgano jurídico no es en realidad tan difícil de llevar a cabo. Los magistrados y magistradas constitucionales contamos con las herramientas necesarias para imponer nuestra imparcialidad lejos de sesgos: los argumentos jurídicos, nada más y nada menos". Y ha apostillado: "Un buen jurista, como dice el filósofo y también jurista Manuel Atienza, es aquel que tiene la capacidad para idear y manejar los argumentos jurídicos con habilidad. Y para ello, el poder se ha de someter a la razón y no la razón al poder".
Además ha añadido: "Todo lo anterior repercute en una composición democrática y plural del Tribunal Constitucional que, recordemos, se dedica en cuerpo y alma a asegurar que la Constitución presida la vida nacional y es el guardián de la libertad, al tiempo que asegura una convivencia civilizada mediante el ejercicio de sus funciones, con independencia y sometimiento pleno a la Constitución y a su Ley Orgánica".