En 2023 se registraron en España un total de 3.952 suicidios, un 34% de la población encuestada por el Colegio de Psicólogos de España afirmó padecer algún trastorno mental y entre el 1 de enero y el 30 de junio de este mismo año se registraron 337.362 bajas laborales por motivos de salud mental. Datos como estos evidencian que, de la misma manera que cada vez se habla más de ello, la salud mental constituye uno de los pilares fundamentales para el buen desarrollo de la sociedad.
Sin embargo, queda todavía un largo camino por recorrer en esta materia. Mayte Vázquez Resino es psicóloga sanitaria y de Recursos Humanos y, en un día como hoy, en el que se reivindica la salud mental, señala que aunque desde la pandemia “se han modificado los patrones de conciencia, tanto a nivel individual como global, creando sinergias y movilizaciones sociales en pro de problemas como son la soledad, el suicidio, etc”, es cierto que “queda mucho trabajo por establecer y esfuerzo por desarrollar”.
"Trabajo digno" en el centro de la salud mental
Si el año pasado el lema fue “Salud mental, salud mundial: un derecho universal”, este año el Día de la Salud Mental pone en el centro el trabajo de las organizaciones en este ámbito, destacando así el carácter global y cooperativo que requiere esta lucha. En esta línea, Vázquez destaca que “los lugares de trabajo seguros y saludables ayudan a proteger la salud mental, mientras que las condiciones poco saludables, la estigmatización, la discriminación y la exposición a riesgos como el acoso, la individualización y otras condiciones de trabajo deficientes son riesgos importantes que afectan a la salud mental y la calidad de vida de la persona y, por ende, a la productividad en el trabajo”.
Señala además que es precisamente en este ámbito donde existe una materia pendiente asegurando que ni desde las organizaciones ni desde cualquier tipo de empresa se trabaja lo suficiente por el bienestar mental de los empleados. “Los gobiernos, los empleadores, los líderes que representan a los trabajadores, empleadores y otras partes interesada responsables de la salud y la seguridad deben colaborar para ayudar a mejorar la salud mental en el trabajo aplicando medidas en las que se tenga en cuenta la opinión de los propios trabajadores con problemas de salud mental”.
Por su parte, Diego Figuera, psiquiatra en Madrid, reivindica "un trabajo digno para todos, sobre todo incluidos los que tienen diagnóstico de salud mental. Su tasa de actividad solo llega al 18,9% en España cuando para el resto de la población estamos en el 76%. Es una brecha que invisibiliza y margina a las personas y familias con trastorno o discapacidad mental".
El acceso a un sistema abierto, un problema “básico y acuciante”
Como señalaba el lema del año pasado, cuando se habla de salud mental, se habla de un derecho universal. Sin embargo, a día de hoy, una amplia capa de la población no tiene los recursos necesarios para poder acceder a este derecho. Según el último barómetro sanitario del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 40% de los españoles que recurrieron a un profesional de la salud mental tuvieron que esperar entre uno y tres meses para obtener cita y el 26%, tuvo que esperar más de tres meses.
Sobre ello, Vázquez comenta que “junto al tema de la inversión en prevención, ya descrito, los recursos económicos y dar acceso a todas las personas, desde un sistema público abierto y sostenible, es el problema básico y acuciante en el que estamos trabajando actualmente”.
No se invierte en lo público para favorecer los seguros privados
En esta línea, Figuera pone el acento en la urgencia de aumentar la inversión en las tareas de prevención: "Hay que invertir en prevención, donde ya se han identificado los determinantes sociales de la salud mental: conciliación laboral y crianzas seguras, viviendas adecuadas, lucha contra la marginación y pobreza, escolarización adecuada sin acoso, etc. Es rentable. Además de evitar solo medicalizar el sufrimiento". En este sentido, pone de relieve el particular caso de la Comunidad de Madrid, "donde estamos a la cola de las comunidades autónomas en ratios y a la mitad de ratios de la media europea. No se invierte en lo público para favorecer los seguros privados. Sálvese quien tenga".
Intervención en edades tempranas
Estos datos ponen de manifiesto que tan importante es concienciar sobre el carácter colectivo de esta lucha como garantizar el acceso a una atención pública y gratuita de calidad. Sin embargo, expertos señalan que otra de las asignaturas pendientes es la concienciación en las edades más tempranas.
Por su parte, Figuera señala la necesidad de "invertir en meter los temas de prevención y atención a la salud mental en la escuela desde pequeños incluidos familiares, profesionales y alumnos desde primaria. Educar en buenos tratos y ética de los cuidados, prevención del acoso". A su vez, denuncia la falta de compromiso de las instituciones con los recursos destinados a las edades tempranas. "Por cada euro que se invierte en prevención en salud mental, se recuperan a medio plazo cinco. Pero no vende. Tiene que haber un pacto de estado parecido al que se necesita para las políticas de lucha contra el cambio climático".
El éxito taquillero de películas como Inside Out, Coco o Wonder, entre otras, reflejan la manera en la que el grupo infanto-juvenil de la población aprende y reflexiona sobre temas vinculados a la salud mental, teniendo la oportunidad de establecer ya desde los primeros años de su vida la conciencia de que sin salud mental, no hay salud.
En este sentido, Vázquez destaca como fundamental establecer una correcta prevención primaria -”antes de que se produzca el daño”- y que esta se ejerza “desde las familias y la escuela, y es ahí donde los padres, profesores y educadores tenemos un papel fundamental en la concienciación y normalización de la importancia de la salud mental”.