Hace tres meses que el estado de alarma dio por finalizado, sin embargo, la Comunidad de Madrid ha vuelto a retroceder a pasos agigantados. En pleno mes de marzo, la capital sufría colapsos en la sanidad, camas repletas de personas y salas de hospitales que se convertían en las nuevas urgencias coronarias. Ahora, ha vuelto casi al mismo punto de partida con las UCI de los hospitales a punto de reventar.

Según los datos a los que ha podido acceder El Español, hay 11 hospitales madrileños que han superado los ingresos en UCI respecto a las camas que tenían antes de la crisis del coronavirus. Es decir, que han ocupado el 100%, por ello, muchos centros han tenido que transformar los hospitales para trabajar con personas con coronavirus. Por ejemplo, donde antes atendían a paliativos, ahora hay pacientes con coronavirus, o transformando zonas de posoperatorio para habilitarlo con respiradores para estas personas.  

En concreto, hay cinco hospitales que han alcanzado su tope y no reciben más pacientes: Infanta Cristina, el de Getafe, el Infanta Leonor, el infanta Sofía y el Hospital del Tajo. Actualmente, la Comunidad de Madrid tiene aproximadamente 900 camas UCI, de las cuales 409 están ocupadas por personas con coronavirus, según fuentes autonómicas. De momento, no se ha llegado al punto álgido del estado de alarma, en el que hubo 1.800 camas montadas hasta en cocinas para ingresar a 1.528 personas. Sin embargo, se aleja de las 700 camas que había antes del comienzo de la pandemia. Una situación que preocupa por momentos.

El colapso de las UCI puede acarrear serios problemas en la salud pública. Por un lado, si aumenta el número de hospitalizados, los centros no podrán atender adecuadamente a personas que necesiten ayuda por motivos ajenos al coronavirus, como un ictus, una operación quirúrgica normal, etc. Por otro lado, obligarían a los centros sanitarios a derivar y a seleccionar a quién atienden. Tal y como pasó hace tan solo unos meses, cuando muchos ancianos murieron en las residencias ante la imposibilidad de atenderles. De momento, no se ha llegado a esos niveles, pero la UCI colapsada puede ser un aviso.

Los hospitales más afectados

El hospital más afectado de la Comunidad de Madrid es el Infanta Leonor. “La situación es extrema y muy alarmante. Falta personal. Probablemente, en unos días estemos totalmente saturados”, explica un representante sindical a El Español. Actualmente, este hospital tiene 13 pacientes en UCI, lo que representa el 134% de los puestos normales que tenían con anterioridad.

Dentro de los 5 hospitales más afectados, el Infanta Cristina tiene 11 ingresados en UCI de 10 camas; el Hospital de Getafe cuenta con 20 ingresados frente a los 18 puestos; el Hospital Universitario Infanta Sofía alberga 13 ingresados para 8 camas y el Hospital del Tajo ha completado sus 8 camas.

Como se puede apreciar, si la cifra de ingresados supera las camas de UCI, es porque los hospitales están buscando otras alternativas para aumentar los espacios y así atender al mayor número de pacientes posible. Como en el caso de Getafe, que han habilitado una unidad de reanimación para transformarla en una zona de tratamiento con personas con coronavirus. Sin embargo, esto hospitales no pueden con más carga, por lo que han dejado de recibir pacientes.

Asimismo, el Ramón y Cajal tiene 37 ingresados en UCI. Normalmente, y antes de la pandemia, el hospital contaba con 14 camas de cuidados intensivos, que se han visto enormemente superadas. Además, tienen otras 20 camas para aquellas personas que no tienen coronavirus, pero sí otras patologías. El problema de esta situación es que únicamente tienen 8 camas libres para el primer caso y 4 para otras patologías ajenas a la pandemia. En el mes de abril, llegaron a sumar 103 camas.

“Los hospitales del Sistema Madrileño de Salud disponían antes de que comenzara la pandemia de algo menos de 400 camas UCI estructurales. Si se tuviera en cuenta esas cifras, a día de hoy la sanidad pública ya estaría al 98% de su capacidad”, recoge El Español de Mariano Martín-Montero, secretario sindical de Sanidad en Comisiones Obreras de Madrid. Y añade que “el sistema ya estaría colapsado si no se dedicaran a pacientes con Covid el resto de camas de cuidados críticos, quirúrgicos y traumatológicos”.

Esta situación está provocando que los sanitarios estén con niveles de estrés muy altos y con cargas de trabajo insostenibles: “Los profesionales están extenuados, desbordados… y falta personal. Aunque la flexibilidad de algunos servicios permitan la atención a un mayor número de pacientes críticos, las plantillas no están preparadas ni ajustadas en esta sobrecarga asistencial en las Unidades de Cuidados Intensivos”, añade Martín-Montero.

Nuevas alternativas

La situación en la Comunidad de Madrid es tan alarmante que la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha tenido que pedir ayuda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez para frenar esta propagación. Ambos se reunieron este lunes en la Puerta del Sol y acordaron crear un grupo de trabajo unido para paliar esta situación.

Otro caso llamativo es el del Hospital 12 de Octubre, que reúne 36 pacientes en cuidados intensivos. Normalmente, cuenta con 25 camas, pero han tenido que habilitar otras zonas del centro para cuidar a los pacientes coronarios. Por otro lado, el Hospital Gregorio Marañón tiene 24 ingresados frente a las 22 camas habituales.

Esta situación también se ve reflejada en los hospitales de menor tamaño como el Hospital Severo Ochoa, que tiene 17 ingresados en UCI para 10 camas. Como alternativa, han tenido que ampliar otras 8, por lo que estarían a punto de dejar de atender a pacientes o bien derivarlos a la zona REA, el posoperatorio dedicado normalmente a despertar de la anestesia. Aunque esto supondría suspender todas las operaciones.

En la misma línea, el Hospital Universitario de Móstoles cuenta con 19 pacientes en UCI, 5 de ellos positivos y 14 posibles casos de serlo. Por ello, están echando mano a 17 camas REA, que tendrían que estar dedicadas a otras patologías. El Hospital central de Defensa Gómez Ulla, también ha completado sus 8 camas de cuidados intensivos, por lo que ha tenido que habilitar otras zonas del centro.

Según aseguran varios expertos, esta situación tiene una reacción más rápida en caso de colapso. En la primera ola de contagios se pudo apreciar cómo muchos hospitales usaron máscaras de buceo del Decathlon para convertirlos en respiradores, puesto que era imposible comprarlos en el mercado. Asimismo, se mostraban pacientes tirados en el suelo, camas de hospitales en medio de los pasillos, hospitales como el de Ifema creados a toda velocidad y casi improvisados, así como salas coronarias ubicadas en el parking de los centros sanitarios, como en el caso del Hospital 12 de octubre.

Dificultad para obtener datos

Los datos a los que ha podido acceder El Español han sido facilitados por sindicatos como Comisiones Obreras y la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, puesto que la Comunidad de Madrid no ofrece datos desgranados por centros hospitalarios, sino de un conjunto, por lo que es difícil descubrir la incidencia real del coronavirus.

Los propios sindicatos ofrecen los datos a través de los afiliados en los hospitales, que recogen día tras día los datos más recientes. Varios hospitales de la región no han querido declarar a este diario las cifras hospitalarias y han enviado al agrupado de la Comunidad.

De igual modo, no son públicos los números de camas UCI que hay en cada centro. Las últimas cifras son de 2017. La Comunidad de Madrid cuando habla de camas de cuidados intensivos, hace una suma total teniendo en cuenta no solo las habituales, sino también añadiendo las REA o las de urgencia. De esta manera, dicha información puede dar una sensación de que hay más camas de las reales.

“El problema con esto es que el que está en una cama posquirúrgica está atendido por un anestesista, los de las zonas coronarias son cardiólogos. Y el manejo de los enfermos no es igual, aunque en momentos de crisis pueda ser utilizado”, recoge El Español de un portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. Y añade que “Para hacer cualquier evaluación del sistema sanitario chocamos con una información fundamental que está secuestrada, porque la Consejería la tiene al minuto. Es intolerable… pero cuanta menos información haya, menor capacidad de detectar lo que se está haciendo mal”, concluye el portavoz.