La generosidad del sector cultural nos ha permitido mantener la moral alta a lo largo de la pandemia del COVID-19, muy especialmente durante el confinamiento. Además, nos proporcionaron claves para la reflexión y el entendimiento de lo que estaba pasando. Sin embargo, ello no ha evitado que vivan su año más negro, con museos, cines, teatros, e instituciones culturales obligados a cerrar. Algunos, a estas alturas, todavía no han podido reabrir. El último Observatorio del Sector Cultural, de la Fundación Contemporánea, revela que en 2020 el sector perdió un tercio de sus ingresos. La pandemia, además, ha destruido el empleo en el 60% de las organizaciones culturales y apenas el 32% de los encuestados había recuperado su actividad a finales del año pasado.

"El sector cultural ha manfiestado una generosidad plena durante la pandemia"

Pero el impacto de la crisis va más allá de una cuestión económica. La cultura es clave en el desarrollo de la civilización y lo que nos convierte en humanos. “La cultura también hace que decidamos si queremos ser todos iguales o no. Cultura y democracia son dos términos que tendríamos que poner muy próximos”, explica Marifé Santiago Bolaños, escritora, doctora en Filosofía y profesora de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid. Lo hizo en el transcurso de una nueva edición de los desayunos #RetosVoces #RetosVocesSociales, que organiza ElPlural en colaboración con la Fundación la Caixa. Era el primer desayuno que celebrábamos después de un largo paréntesis de ausencia, debido a la emergencia sanitaria. En una ocasión tan especial como esta quisimos rendir homenaje al sector dando las ‘Gracias a la Cultura’.

Además de Marifé Santigo Bolaños participaron Carmen Rubio, miembro del departamento de Musica y Proyectos Digitales de la Fundación “la Caixa” y Beatriz Mérida gestora cultural y productora creativa del proyecto ‘¡Mírame! De nuevo’, que es uno de los seleccionados en la convocatoria ‘Art for Change’ de la Fundación “la Caixa”. El encuentro fue moderado por la periodista de ElPlural Marisu Moreno.

“Gracias a la cultura, oteamos en lo posible, nos transformamos”

¿Gracias a la cultura…? Planteamos a las tres protagonistas del coloquio. Las respuestas parecieron complementarse para formar un puzle. “Gracias a la cultura, podemos experimentar una parte muy importante de lo que somos como seres humanos pensantes, algo que se ha visto mucho en los últimos tiempos. Es mucho más que un pasatiempo, algo que nos saca cosas de dentro que necesitamos sacar”, enfatizó Carmen Rubio. Marifé Santiago puso el acento en que “gracias a la cultura, pase lo que pase, sabemos que somos libres y tenemos la capacidad de cambiar lo que nos ofrece la naturaleza, cultura es un sinónimo absoluto de ser humano, que fomenta la dignidad, el espíritu, el pensamiento, el sueño, lo que nos hace volar”. Por su parte, Beatriz añadió que “gracias a la cultura, oteamos en lo posible, nos transformamos y expandimos a través de la curiosidad. Produce esa cosa maravillosa que es construirnos y deconstruirnos continuamente”.

Marifé Santiago hizo hincapié en que cultura e igualdad van de la mano y crean dignidad. “Hablar de igualdad sin cultura es un absurdo y una contradicción, y hablar de cultura sin igualdad es dejar las palabras a medias”. La escritora está embarcada en la colección de ensayos Palabras Hilanderas (Huso Editorial), que surgió en el contexto de la pandemia, después de que la librería Enclave de Libros (que se encuentra en Madrid) propusiera a una serie de poetas grabar un poema para entender la situación inédita que estábamos viviendo. El poema de Marifé, se convirtió en el primer pilar de la serie de ensayos sobre diferentes personalidades del panorama cultural y que pretende “aportar luz cuando todo parece dominado por la penumbra”.

“Nos encontrábamos sin saber a dónde movernos, y la cultura nos abrió una ventana y una puerta”

Las tres profesionales estuvieron de acuerdo en que la pandemia puso en valor la importancia de la cultura. Fue, a la vez, vía de escape para “enfocar ángulos que habitualmente no miramos”, según Santiago Bolaños, y uno de los sectores más golpeados económicamente. “El sector cultural ha manifestado una generosidad plena”, concluyó. El regreso a la normalidad no puede obviar el aporte de la cultura durante la crisis sanitaria, en la que ha quedado patente que es ella la que “nos hace seres humanos”. Remarcó también que esa vía de escape, esa evasión, no significa apartarse de la realidad: “Nos encontrábamos sin saber a dónde movernos, y la cultura nos abrió una ventana y una puerta”.

Pese a las dificultades, en este tiempo se han podido desarrollar proyectos de integración social, un terreno que conoce muy Beatriz Mérida que participa en el proyecto ‘¡Mírame! de nuevo’, en el que personas con discapacidad se integran en un grupo teatral profesional. “Se trata de prestar atención, de conocer a esas personas, para entender que el tener distintas capacidades no nos hace diferentes, en tanto seres humanos”, aclara. El objetivo es dar una nueva oportunidad, una segunda mirada y que, además, sea de ida y vuelta. No sólo evolucionan los beneficiarios de este programa, que ha sido uno de los seleccionados en la convocatoria de Art for Change 2020, también el elenco profesional que participa en la obra.

Reinvención digital

Una de las actividades que se vio obligada a echar el cerrojo durante este tiempo atrás fueron los conciertos participativos de la Fundación “la Caixa”, en los que un coro amateur actúa junto a músicos y cantantes profesionales. Empezó en 1995 conEl Mesías’ de Händel y desde entonces se ha interpretado en más de 20 ciudades diferentes. Este año está previsto que vuelva a representarse en Madrid, pero desde que estalló la pandemia, uno de los objetivos del equipo de Música de la Fundación “la Caixa” buscó una alternativa a esos conciertos que diera esperanza y, sobre todo, alegría. Así surgió el proyecto digital #YoCanto, que se estrenó con el optimista himno de Coldplay ‘Viva la Vida’ y en el que participaron más de 640 cantantes amateurs de entre 14 y 82 años. Después vendría el ‘Aleluya’, la pieza más conocida de ‘El Mesías’ y ‘Bohemian Rhapsody’. En este momento preparan el villancico ‘Joy to the Word’, con el que nos felicitarán las navidades.“Nosotros ya teníamos conciencia de que había un camino a seguir, aparte de todo lo que hacemos en los centros de la Fundación, pero la pandemia aceleró la búsqueda de alternativas”, explicó Carmen Rubio.

Otro de los aspectos que quisieron destacar las tres invitadas fue la importancia del proceso en la cultura, más allá del resultado final. En este sentido, Carmen Rubio destacó cómo las personas que participaron en #YoCanto involucraron también al resto de la familia. Aunque enviaban un vídeo en el que estaban ellos solos cantando y dramatizando según las instrucciones previas que les hubieran dado, esa persona no creaba sola. “Siempre recuerdo un vídeo de una persona que se estaba grabando, que tenía que tener un fondo negro, y llorar, y maquillarse, y se escuchaba de fondo a la hija dándole instrucciones teatrales. Eso forma parte del proceso creativo, que es muy enriquecedor”, comentó.

"No se disfruta de ningún placer que nos da el arte y la cultura si no lo compartimos”

 

"Crecemos todos, tenemos que permitirnos sorprendernos y conocer al otro”, destacó Beatriz Mérida en referencia a todo el trabajo previo que hay antes de estrenar una obra, especialmente en el proyecto '¡Mírame! de nuevo', que involucra a personas con discapacidades diversas. "No tenemos contacto con este tipo de personas en nuestro día a día y cuando les conocimos, descubrimos que teníamos mucho más en común con ellos de lo que pensábamos, entre otras cosas, las ganas de cumplir sueños. Ese '¡Mírame! de nuevo' es escúchame, préstame atención, porque soy como tú y no me podrás amar e incluirme, si no me conoces". El arte, enfatizó, puede dar herramientas para la integración social y laboral a este tipo de personas, aparte de proporcionar a la sociedad una nueva mirada. "Tenemos que permitirnos sorprenderos y conocer al otro y la cultura nos permite ser absolutamente flexibles para explorar otras realidades y cambiar. Nos abre ventanas a otras realidades", añadió.

“Se trata de trabajar delante y detrás de esas pantallas que reflejan las imágenes”, acotó Beatriz Mérida. En su trabajo con las personas con discapacidad intelectual, llegó a plantearse si no les estaban exigiendo mucho. “Al contrario, nos dimos cuenta de que les entusiasmaba y de que en realidad, habíamos estado empujando esas limitaciones. La propia sociedad se las impone: ‘no puedes hacer eso’, ‘no puedes ir solo de vacaciones’, ‘no puedes subirte al metro’… Ese entusiasmo nos hizo entender que había que romper con esos excesos de cuidados de las familias, de la sociedad e incluso de las instituciones que trabajan con ellos. Se trata de compartir. No se disfruta de ningún placer que nos da el arte y la cultura si no lo compartimos”, añadió.

¿Qué papel tiene la Cultura en la etapa postpandemia? ¿Hemos aprendido algo?

A lo largo del coloquio, las tres invitadas coincidieron en que la cultura nos había abierto puertas a la esperanza con una absoluta generosidad. "Esto ha sido un momento para que pensemos en muchas cosas y enfocar a aquellos ángulos a los que normalmente no miramos. Hay personas que pueden pensar que esto era un momento de transición, que la cultura nos acompañó y que ahora volvemos a la normalidad. No, la normalidad debería pasar por esos filtros, que lo que hemos vivido es histórico en el peor de los sentidos global, también en el peor de los sentidos, y que nos debería hacer pensar en dónde situar el fenómeno cultural como lo que nos hace ser seres humanos. Esa es la gran reflexión de este momento", enfatizó Marifé Santiago. En su opinión la cultura es vanguardia, tiene que ir siempre por delante frente a una realidad que se impone y, necesariamente, de la mano de la educación.

"La cultura está por todas partes, aunque no lo sepamos"

Para Carmen Rubio, "la cultura está por todas partes, aunque no lo sepamos y la pandemia lo ha puesto de manifiesto". Por su parte, Beatriz Mérida, cree que la pandemia nos ha revelado que la incertidumbre es una constante, aunque pensáramos que la ciencia podía con todo. "La cultura en este tiempo nos ha aportado mucho para saber lidiar con esa incertidumbre que está ahí siempre, aunque pensamos que todo está controlado y perfecto".

La pandemia ha dado un empujón a la digitalización del sector aunque Marifé Santiago quiso enfatizar en la importancia de ver la tecnología como lo que es, una herramienta. “Muchos no estábamos acostumbrados a utilizarla, porque no es otra cosa más que una herramienta. Las herramientas nunca son malas por sí mismas. Muchas veces, los estudiantes están sin parar con las redes sociales, suponiendo que la realidad es esa ficción, y yo les digo que esa es solo una herramienta. Imaginad que tuviera un martillo y estuviera todo el día dando golpes. ‘¿Por qué lo estás haciendo ahora, si no lo necesitas?’, me dirían. Tuvimos que aprender rapidísimamente a usar esas herramientas y mis únicas metas, durante ese tiempo, eran que se nos olvidara que había una pantalla que nos separaba y que tuviéramos la conciencia de que estábamos vivos, y que gracias a la cultura podíamos demostrarlo”.

“La tecnología tiene que ser un derecho en la sociedad occidental, como lo son la luz o el agua”

Justamente, hablando de la digitalización, se podría decir que esta se ha impuesto por fuerza y se ha convertido en una aliada de la cultura, la cual, según la opinión de Carmen Rubio, estaba alejada de aquella. La pandemia es la que ha forzado el encuentro. Hemos aprendido que hay que aprovechar esos medios, es decir, que de algo negativo, hemos podido tomar lo positivo. Sin olvidar, como bien refirió Marifé, que esto también ha puesto en evidencia muchas desigualdades: mejores, peores o nulas conexiones a internet, o un número de ordenadores muy dispar entre las diferentes familias son algunos de los ejemplos puestos encima de la mesa. “La tecnología tiene que ser un derecho en la sociedad occidental, como lo son la luz o el agua”, afirmó.

¿Es cultura ‘El juego del calamar’?

No podía faltar la referencia a algo que se ha convertido en un verdadero fenómeno social, la serie coreana El juego del calamar. ¿Es cultura o no es cultura? Es evidente que lo es, si nos ceñimos a la definición general de cultura, y en esto otra vez coincidieron las tres. Para lo bueno y para lo malo. "Lo preocupante es esa necesidad extrema de ver experiencias radicales de sufrimiento ajeno, opinó Marifé. “Estamos perdiendo los modelos ciudadanos que necesitamos como referentes”, añadió.

Para concluir, Marisu Moreno propuso un juego, una suerte de carta a los Reyes Magos: “¿Qué pediríais a un mecenas imaginario?”, preguntó. Una vez más, las respuestas fueron complementarias. Carmen Rubio pidió una cultura más asequible; Beatriz Mérida, que cada persona adoptara un artista; y Marifé Santiago Bolaños, que nadie sienta la cultura como ajena.