Todo en orden en Majadahonda. El mercadillo del municipio, uno de los más concurridos de la Comunidad de Madrid, abre cada sábado sus puertas a miles de vecinos y curiosos que buscan ropa barata, frutas y verduras, bisutería o artesanía. Según ha publicado La Marea, entre los puestos habituales, sin embargo, se ha instalado desde hace tiempo otro con un género mucho más llamativo: llaveros con la cara de Franco, banderas con el águila franquista, bufandas repletas de escudos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, cruces de Borgoña, calcetines de Vox y, como novedad, retratos enmarcados de Isabel Díaz Ayuso.


La estampa sorprende por lo explícito de la mercancía y por la naturalidad con la que se exhibe. No hay cortinas ni pedidos discretos, como sucedía hace años en las tiendas de ultraderecha de barrio, donde el comprador debía pedir casi en susurros “ese género” que no se mostraba en escaparate. Ahora todo se ofrece a plena vista, en un tenderete instalado en un espacio público, con permiso municipal y bajo la mirada de las fuerzas de seguridad. La policía local y la Guardia Civil, presentes en la zona para garantizar la seguridad del mercadillo, pasean con normalidad ante el puesto. Nada fuera de lugar, aparentemente.

De la clandestinidad al escaparate

La venta de símbolos fascistas no es nueva en España. Durante décadas, tiendas especializadas o pequeños grupos ultras se dedicaban a comercializar banderas, camisetas o discos relacionados con la ideología franquista y neonazi. La diferencia es que entonces se trataba de un negocio semiclandestino, con discreción y cierto pudor por lo que se exhibía. En la actualidad, el auge de la extrema derecha y la normalización de sus discursos han trasladado esa mercancía a espacios públicos y visibles, como este mercadillo de Majadahonda.

El puesto combina símbolos históricos de la dictadura con elementos de partidos actuales como Vox, que encuentra en este tipo de parafernalia un nicho de negocio. Pero lo más llamativo es la convivencia de estos iconos con la figura de la presidenta madrileña. Entre el rostro de José Antonio Primo de Rivera y el de Francisco Franco aparece enmarcada la imagen de Isabel Díaz Ayuso, compartiendo protagonismo en la misma estantería. Lo novedoso, en este caso, es la presencia de Ayuso en el mismo escaparate simbólico que Franco y Primo de Rivera. Ningún otro dirigente popular aparece en esos marcos junto a la parafernalia fascista. La presidenta madrileña, en cambio, sí ocupa su hueco.

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