Tener un alto coeficiente intelectual no garantiza el éxito. Sin embargo, si sabes controlar tus emociones, si además eres empático y comprendes el mundo emocional de los demás, tienes muchas papeletas para triunfar y, desde luego, para mejorar las relaciones con los demás. Todas estas habilidades configuran la inteligencia emocional, un concepto relativamente reciente y que constituye una de las grandes asignaturas pendientes de la enseñanza en particular y la sociedad en general.

“La inteligencia emocional no es una moda, ha llegado la neurociencia, que desde hace 20 años nos está dando aportaciones importantísimas de cómo los procesos cerebrales de las personas pueden cambiar funcionalmente y estructuralmente si desarrollan una buena educación emocional”, apuntó la psicóloga y escritora Begoña Ibarrola, pionera en nuestro país en el estudio de las emociones durante su participación en el último desayuno #RetosVocesSociales de ElPlural.com, una iniciativa que desarrollamos en colaboración con la Fundación “la Caixa”, dedicado a hablar de este apasionante asunto.

Además de Ibarrola, participaron Alejandro Fernández de las Peñas, responsable de acción comercial y educativa de la Fundación Bancaria “la Caixa” en Madrid; Marisa Hortelano, coordinadora del proyecto ‘Aulas Felices’ en el centro de Educación Infantil y Primaria Carmen Hernández Guarch de Tres Cantos (Madrid); Sandra Alguacil Morgádez, maestra en el CEIP Averroes de Arroyomolinos (Madrid) y finalista del Premio Abanca al Mejor Docente de Educación Infantil 2018; y Montse Tomé, segunda entrenadora de la selección de España de Fútbol Femenino.

Todos ellos coincidieron en la importancia de implantar en la educación programas que ayuden a fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional desde las etapas más tempranas del aprendizaje.

"Es necesario desmontar las aulas tradicionales y hacer que todo sea educación emocional"

Sandra Alguacil, que este año da clase a los niños de tres años, ve imprescindible “trabajar la inteligencia emocional desmontando las aulas tradicionales y haciendo que todo sea educación emocional, con metodologías que respeten esa forma de trabajar, de forma globalizada y en un proyecto común. Si la metodología del aula no es la adecuada, choca y llega la frustración”.

Aunque la inteligencia emocional no forma parte del currículo, sí se han dado pasos hacia delante y existen centros que han puesto en el epicentro de su sistema de ensañanza el desarrollo de las competencias emocionales de los alumnos. Es el caso del CEIP Carmen Hernández Guarch de Tres Cantos, que cuenta con un proyecto llamado 'Aulas Felices' y que coordina Marisa Hortelano. Para ponerlo en marcha tuvieron previamente dos años de formación del profesorado. “El mejor proyecto de competencia emocional es una buena competencia emocional de maestros y maestras, si trabajamos nuestra propia inteligencia emocional estamos ya implantando casi sin hacer nada un buen proyecto de competencia emocional con los alumnos”.

Begoña Ibarrola se dedica, entre otras cosas, a dar cursos de formación a profesores y percibe que hay ganas de trabajar en este asunto, pese a que la administración todavía no incluya en los planes de Magisterio esta materia. “Solo en la Universidad de la Laguna, en Tenerife, se contempla”, lamenta.

El programa Emociona de "la Caixa" proporciona guías y recursos a los profesores para desarrollar las competencias emocionales en las escuelas

La Fundación Bancaria “la Caixa” cuenta con un programa específico de apoyo a los profesores para desarrollar las competencias socioemocionales en sus centros. El programa ofrece dos programaciones didácticas, una para la etapa infantil y otra para la de primaria. “El objetivo es el autoconocimiento, saber gestionar las propias emociones, desarrollar habilidades sociales y estrategias par potenciar el bienestar personal. El programa se llama Emociona y cuenta con una serie de guías y recursos para el profesorado que se puede descargar on line”, explicó Alejandro Fernández de las Peñas, responsable de acción comercial y educativa de la Fundación Bancaria “la Caixa” en Madrid.

"Con la obsesión por los conocimientos estamos pervirtiendo la palabra aprendizaje"

La presión del currículo es uno de los mayores obstáculos con que se encuentran los profesores a la hora de implementar proyectos de inteligencia emocional. Con esta obsesión por los conocimientos, apuntó Begoña, “estamos pervirtiendo la palabra aprendizaje”. “Es como si nos estuvieran dando de comer todo el día, sin esperar a la digestión. Y faltan momento de reflexión, de calma, de digestión, disfrute, de asentar cosas que debemos aprender… La neurociencia lo confirma y solo falta incorporarlo en las aulas”, argumentó defendiendo la necesidad del juego y los momentos de ocio para que digieran los conocimientos aprendidos.

Si quieres que una planta crezca, lo último que tienes que hacer es agarrarla hacia arriba para que lo haga. Lo mismo en la educación”

Para Sandra Alguacil ha llegado el momento de reflexionar sobre cómo estamos educando a generaciones futuras y empezar a romper barreras para avanzar en la buena dirección. Todos los participantes en el desayuno coincidieron en que lo importante es practicar la educación lenta, adecuada al tiempo de aprendizaje de cada uno. “Un currículo sobrecargado es absurdo, en el mejor de los casos se producen aprendizajes superficiales y en el peor, genera frustración, mata la creatividad e impide que se disfrute aprendiendo. Si quieres que una planta crezca, lo último que tienes que hacer es agarrarla hacia arriba para que lo haga. Lo mismo en la educación”, apuntó Marisa Hortelano.

Inteligencia emocional en el deporte

El mundo de las emociones confluye muy especialmente en el deporte, un escenario ideal para transmitir valores y, también, aprender a controlar nuestras emociones. El incombustible Rafa Nadal nunca habría llegado donde está si no hubiera aprendido a respetar al rival, sobrellevar la presión y, sobre todo, controlar su mente. “Mi cabeza me ha permitido jugar de la manera que yo creía que tenía que jugar. Mi cabeza no me ha impedido hacer lo que yo creía que tenía que hacer: eso es lo que pasa cuando tienes nervios, cuando te supera la situación", explicaba en una entrevista.

"El deporte educa en valores y te enseña a canalizar y gestionar las emociones"

Montse Tomé, exjugadora de fútbol profesional y en la actualidad segunda entrenadora de la Selección Femenina de Fútbol de España, sabe de primera mano la presión que viven los deportistas y reivindicó en el desayuno el deporte como escenario ideal para educar en valores y aprender a canalizar las emociones: “Yo me he educado a través del deporte. Me he conocido gracias al deporte y, en situaciones de gran estrés, salgo a correr o practicar otro deporte porque me ayuda a conectarme conmigo misma y gestionar todas esas emociones y pensamientos”. En este sentido recuerda cómo era una niña muy tímida y gracias al fútbol consiguió encontrar su propia voz y relacionarse con los demás.

En relación al fútbol base, destacó la importancia de que los padres no creen expectativas demasiado altas en sus hijos: “Los niños y niñas salen al campo a jugar y disfrutar, pero si desde casa los presionamos, al final llegará el día en que se bloqueen y no quieran hacerlo”.

Del autoaprendizaje a la educación emocional

La inteligencia emocional es importante en todos los ámbitos y relaciones. Sin embargo, todavía no hay una cultura que lo fomente. “El entorno no acompaña y, aunque se está trabajando en muchos ámbitos, no encontramos el entorno adecuado. No hay un periódico digamos emocional, una televisión emocional o unos políticos emocionales”, argumentó Alejandro. En cualquier caso, aunque hemos llegado tarde a esto, consideró Begoña Ibarrola, vamos dando pasos hacia delante. “Deberíamos remar todos en la misma dirección, no solo la familia y la escuela, también la sociedad, que se pusieran en marcha referentes. Si lo conseguimos, las siguientes generaciones lo agradecerán”, añadió.

La presencia de programas parar el desarrollo de las habilidades emocionales en los colegios ha contribuido a prevenir muchos problemas de estrés, ansiedad, depresión, suicidios, consumo de drogas y, en general, la violencia. “Hay estudios de la Universidad de Málaga que demuestran a mayor nivel inteligencia emocional del alumnado, mayores notas, menos conflictos, cero bullying, menos depresión y prevención de suicidio. Cuando se implanta un  programa de inteligencia emocional en un centro rápidamente se ven rápidamente los efectos, por ejemplo, controlar el nivel de estrés ante un examen, algo que va a traducirse en un mejor resultado”, subraya Begoña Ibarrola al hablar de los beneficios de este tipo de programas.

Por ejemplo, el programa 'Aulas Felices', que coordina Marisa Hortelano, proporciona a los alumnos herramientas para resolver sus conflictos, unas herramientas que funcionan prácticamente desde el principio, incluso entre los más pequeños. “Se aborda de diferentes maneras adaptadas a las etapas. En el ciclo infantil tenemos sillas oreja y boca para escuchar y hablar. En los patios tenemos la figura del alumno ayudante para mediar cuando hay un conflicto. También hay espacios para la relajación. Me sorprendió un alumno de solo cuatro años que había llegado tarde y muy enfadado al que acompañé al aula. Él directamente pidió ir a un espacio que tiene para relajarse. Sabía que estaba enfadado y necesitaba tiempo para calmarse”.

"Una persona hábil emocionalmente no crece como las setas de repente en otoño. Se hace incorporando hábitos a tu vida"

Al hilo de este caso, Ibarrola destacó la importancia de dar tiempo al sentir y permitir que salga la emoción. “Si no lo hacemos así, estamos reprimiendo las emociones. Si les damos estrategias, éstas funcionan y al final se perpetúan, creándose habilidades emocionales muy fuertes. Una persona hábil emocionalmente no crece como las setas de repente en otoño. Se hace incorporando hábitos a tu vida. Es como cepillarse los dientes”.

Prevención del acoso escolar

Los cuentos constituyen una herramienta muy útil a la hora de desarrollar estos hábitos emocionales. Por ejemplo, centros escolares de Castilla-La Mancha utilizan el cuento 'El Club de los Valientes', de Begoña Ibarrola, para prevenir el bullying. Cuenta la historia de un niño más alto y fuerte que sus compañeros que pensaba que todo se solucionaba por la fuerza. Pero no todos le tenían miedo y otro niño consiguió plantarle cara en defensa del débil. "Los niños aprenden a que ser valiente no es avasallar, sino saber defenderte sin violencia, apoyar al débil y, al mismo tiempo, invalidar al agresivo", explica la autora añadiendo que en los centros de CLM se ha conseguido rebajar en un 80% los problemas de conducta.

Consejos para los políticos

Aunque la educación de los más pequeños centró el desarrollo del debate, quisimos acabar pidiéndoles a estos expertos un consejo para los políticos que saldrán elegidos tras la celebración de las próximas elecciones generales. ¿Qué recomendación les haríais para que se pusieran de acuerdo y lograran formar un gobierno?

Alejandro Fernández de las Peñas rompió el hielo y pidió “generosidad, flexibilidad e imaginación” a los partidos y políticos para que el sentimiento de decepción desaparezca.

Marisa Hortelano trasladó la patata caliente a los medios de comunicación para captar los  mensajes engañosos y ayudar a los ciudadanos a ejercer correctamente sus funciones.

Sandra Alguacil les reclamó “empatía” y se pusieran en el lugar de los ciudadanos.

Si Begoña Ibarrola fuera couch en el Congreso de los Diputados les recomendaría que buscaran puntos de en común entre todos los partidos y recordaran que su función es la de servir a los ciudadanos. “Con una actitud de servicio, miras el bien común, pasando por encima de tu ego si es necesario”, recomendó al tiempo que les instó a leerse el libro de Rafael Bisquerra, ‘Política y emoción'.

Por último Montse Tomé les pidió que atendieran a la diversidad,  escucharan a las personas y les puso como ejemplo el fútbol femenino, que está consiguiendo en España algo que hace no mucho tiempo era inimaginable.