Si todos los voluntarios del mundo se unieran formando un país, se convertirían en la novena potencia del mundo pero el reto está en ser la primera. Es una de las conclusiones que plantearon los expertos reunidos en el segundo desayuno #RetosVocesSociales de ElPlural.com en colaboración con Obra social "la Caixa" dedicado al #voluntariado. Nos acompañaron en esta cita Concepción (Concha) Fernández Álvarez, que dirige el Departamento del Voluntariado del Ayuntamiento de Madrid, Justo Aragoneses, del Banco de Alimentos de Madrid, Mónica Batán, cofundadora de la ong Wanawake y Marta Gil, responsable de voluntariado de la Fundación Bancaria "la Caixa"Todos ellos coincidieron en que es un importante instrumento de participación ciudadana que nos convierte en una sociedad mejor. 

Discusión hubo poca, por no decir ninguna. Se nota que a todos ellos les mueve un mismo proyecto común que es el voluntariado y se limitaron a intercambiar sus experiencias más enriquecedoras.

Ciudadanía activa y responsable

El Ayuntamiento de Madrid cuenta con un singular modelo de voluntariado que se inició hace 13 años al que se han incorporado más de 12.500 voluntarios. “Nuestra oferta a la ciudadanía es puedes participar cuando quieras y como quieras en aquello que más te guste”, comenta Concha Fernández. Su objetivo es ir más allá del voluntariado asistencial y ofertan un amplio menú para todos los gustos. “El reto es fomentar que la ciudadanía se sienta responsable de su entorno. Los ciudadanos no son solo objeto de recursos sino sujeto de respuestas”, enfatiza.

Todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de evolucionar y romper con el voluntariado exclusivamente asistencialista para llegar al concepto anglosajón que va mucho más allá de la caridad. Para Mónica Batán, que antes de estar vinculada profesionalmente a Wanawake fue voluntaria en otras ong’s, lo importante es “fomentar que el voluntariado no sea algo excepcional y se incorpore a nuestra rutina diaria”. Aunque reconoce que se ha avanzado mucho pero estamos todavía lejos de algunos países europeos.

Justo Aragoneses, representante del Banco de Alimentos, subraya que el voluntario, venga de donde venga, se involucra más en los problemas sociales. “Es una manera de salir de nuestra burbuja”, asevera, al tiempo que reclama que se pueda llegar cada vez a más gente. “Madrid es una comunidad muy volcada con el voluntariado y si sumamos los datos de todos, fácil salen 50.000 o 60.000 personas, lo que demuestra que en España hay un serio compromiso de ayudar”, concluye.

“Nuestro objetivo como Ayuntamiento es llegar a esa población que nunca se han planteado hacer voluntariado”, añade Concha, consciente de que los intereses de cada uno son distintos. “El voluntariado es positivo, alegre, divertido e ilimitado. Y evita la depresión”, asegura.

Responsabilidad Social Corporativa (RSC)

En los últimos tiempos los programas de voluntariado se han incorporado al mundo empresarial. “Hace 20 años hablar de responsabilidad social o voluntariado en las empresas no estaba en la agenda. La Caixa es un caso distinto desde el nacimiento porque ya nació como una entidad social y se le ha quedado en el ADN”, defiende Marta Gil. El programa de voluntarios “la Caixa” cuenta con más de 10.000 voluntarios en toda España y su objetivo es fomentar valores esenciales como la solidaridad, la cooperación, el respeto o el compromiso. Está integrado por trabajadores, familiares, amigos o clientes que participan en diversas actividades solidarias en colaboración con ong’s.

Además de trabajar en programas para combatir la pobreza infantil o la exclusión social, potencian aquellos sectores en los que son más fuertes y pueden aportar un valor añadido. Según explica Marta, uno de los proyectos en los que están trabajando es en prestar educación financiera a sectores vulnerables para que puedan tomar mejores decisiones o en temas de empleabilidad ayudando a personas desempleadas a encontrar un trabajo.

“Las entidades sociales son los expertos que conocen la realidad y las empresas estamos para apoyaros y para dar respuesta a proyectos que ya se están trabajando, como por ejemplo la campaña de la gran recogida de leche que hacemos en colaboración con el Banco de Alimentos. Aportamos una estructura organizada, formación, instalaciones…”, comenta.

Entre los puntos negros para el voluntariado están las necesidades de formación. En este sentido, Justo Aragoneses lamenta que los dos ministerios implicados en esto, el de Educación y el de Trabajo no tienen en cuenta en sus cursos de formación a las ong’s. “Somos organizaciones sin ánimo de lucro y no tenemos fácil acceso a los mismos”, critica esperanzado en que en un futuro no muy lejano se pueda superar ese reto.

Voluntariado en centros escolares

De cara a la normalización del voluntariado, tanto el ayuntamiento de Madrid como las dos ong’s que participaron en el desayuno estuvieron de acuerdo en la necesidad de potenciar el voluntariado en los colegios e institutos para lograr un cambio de mentalidad desde abajo. En el caso del Banco de Alimentos al principio se resistieron ya que les preocupaba mucho la seguridad en el almacén: “Ahora lo estamos empezando y salen encantados, al final estos niños animan después a sus padres a participar”.

La experiencia del Ayuntamiento de Madrid ha sido también muy positiva y contemplaba el voluntariado como un premio para los escolares. “No creo en el éxito de campanas tipo hazte voluntario. La gente se motiva por campañas concretas. Hemos puesto en marcha un proyecto 'Cuerpo de Voluntariado Junior' con el que hemos trabajado el tema del bullying el año pasado y éste el de la violencia de género. No damos charlas y se invita a los menores a formar un grupo de voluntariado para diseñar, planificar y hacer una campaña de sensibilización en el colegio”. Al final, los niños reciben como premio el carné de voluntario.

Wanawake también cuenta con programas similares en centros de primaria y secundaria en los que trabajan temas de mujer como la igualdad, la violencia de género o mutilación genital femenina. Su metodología involucra también a los menores y lo hacen a través de voluntarios que siempre van acompañados de un profesional. “Un grupo de voluntarios no puede intervenir en un instituto sin una referencia de un profesional”, asevera. Y es que un voluntario no puede suplir nunca un trabajo remunerado.