La posición a la hora de dormir es algo que se suele obviar, pese a que es un factor clave a la hora de medir la calidad y la cantidad del sueño. La postura puede mejorar el sueño e incluso la salud. Por ejemplo, el lado izquierdo facilita la irrigación sanguínea y el paso de flujos gástricos, mientras que dormir boca arriba es idóneo para la espalda. Por el contrario, posicionarte boca abajo ofrece más inconvenientes que ventajas para la salud.

Según los expertos de la Cátedra de Investigación del Sueño de la URG-Grupo Lo Monaco hay personas más vulnerables, es decir, aquellas en que mayor medida les puede afectar la postura a la hora de dormir. Éstas son las personas que sufren insomnio, embarazadas y personas con apnea del sueño, y para ellas existen posturas en concreto que benefician o perjudican la calidad del sueño. 

Para el insomnio producido por ansiedad, los expertos recomiendan posturas que no dificulten la entrada de aire como es dormir boca abajo, que puedan agravar la sensación de ahogo, y aumentar más la desazón. 

Posturas del sueño

En el caso de mujeres embarazadas, hay una gran cantidad de evidencia científica sobre la influencia de la postura. Así pues, se observa que la mejor postura sería dormir de lado, sobre el lado izquierdo más concretamente. Esta postura facilita la irrigación sanguínea y el paso de flujos gástricos sin presión. En el último trimestre se recomienda la postura supina, ya que facilita una correcta postura del útero. Tras el nacimiento se recomienda la postura supina, en aquellos casos en los que va a haber colecho. 

Según Alejandro Guillén Riquelme, uno de los expertos de la Cátedra, otro de los grupos en los que la postura para dormir se ha visto vinculada con un aumento de la calidad del sueño es de  los pacientes con apnea obstructiva del sueño. Este trastorno supone el bloqueo de la vía respiratoria durante el sueño lo que provoca ahogos con lo que el paciente despierta asfixiado. Por ello, la calidad del sueño decae, dificultando alcanzar las fases más profundas del sueño. 

Una de las principales fuentes de este problema es la obesidad de los pacientes, pues la grasa pectoral y del cuello presiona los músculos del cuello, produciendo las apneas. Así pues, la postura adoptada puede facilitar que el peso no recaiga directamente sobre la garganta. En este caso hay programas de tratamiento e intervenciones centradas en educar a los pacientes en dormir siempre de lado, con lo que el número de paradas respiratorias durante la noche puede disminuir. 

Ventajas e inconvenientes de dormir boca arriba

Las ventajas se explican en tanto en cuanto el estómago queda por debajo del esófago, evitándose así la acidez y el reflujo. La columna descansará relajada y en posición natural, siempre y cuando dispongas de un colchón de firmeza media que se adapte a las curvas de tu cuerpo. Al no realizar ninguna presión sobre la cara, no hay riesgo de arrugas por el apoyo contra la almohada. Idónea para personas que padecen de acidez estomacal y pesadez durante la noche.

Por contra, esta postura propicia el ronquido ya que dificulta el paso del aire. Una almohada especial puede ayudarte en caso de que seas roncador. 

Dormir de lado: ¿nos beneficia? 

Si adoptamos una postura fetal mientras dormimos, aliviamos la tensión en la zona lumbar. Según varios expertos en descanso, ésta es la mejor postura para dormir bien, independientemente si nos acostamos del lado izquierdo o derecho. 

Sin embargo, en las mujeres no es muy recomendable ya que esta postura puede provocar y/o agravar la flaccidez en el pecho. La alineación de la espalda no siempre es la correcta: la posición natural de la columna vertebral durante el sueño, idónea para un descanso de calidad, se consigue con una firmeza media de la superficie sobre la que dormimos. Dormir de lado puede ser más cómodo, si colocamos una almohada entre las piernas. 

Dormir boca abajo 

Los expertos coinciden en que esta postura no es la más recomendada para dormir, principalmente por estas razones: La cara queda aprisionada contra la almohada, agravando las arrugas faciales. La torsión a la que sometemos al cuello en esta postura, hace que no sea muy recomendable ya que modificamos la curva cervical, además de correr el riego de despertarnos con un dolor focalizado en esta zona. Otro inconveniente de esta postura es que dormimos sobre el estómago y el pecho, impidiendo así una respiración fluida mientras dormimos.