A poco más de 48 horas de que Yolanda Díaz lance la última bala de la izquierda alternativa al PSOE, Sumar, ha cambiado el mood. Consciente de todo lo que se juega el espacio morado, entendiendo como tal ya no solo Unidas Podemos sino todos los partidos, asociaciones y organizaciones progresistas, la ministra de Trabajo ha abandonado el perfil conciliador que ha mantenido hasta la fecha. Era el pegamento que mantenía unida la coalición. Una suerte de árbitro entre ambos partidos que apaciguaba las aguas cuando se agitaban y mantenía la placidez en Moncloa recurriendo a su mano izquierda. Arrancaba importantes compromisos al PSOE mientras, en ocasiones, rebajaba las expectativas y se desmarcaba de Podemos. Un verso libre que ha mutado. Aquella equilibrista ha mudado de piel y se ha ataviado de killer. Desde este viernes 8 de julio, cuando lance su plataforma, dejará de ser mediadora entre dos partidos para ser la líder de un nuevo proyecto, por lo que ha elegido bando. El incremento del gasto militar supone un punto de inflexión. La propia Díaz ha censurado tanto las formas como el fondo, llegando a solicitar una reunión de urgencia de la comisión de seguimiento del pacto de la coalición. Utilizará la inversión en Defensa para forzar a Pedro Sánchez a una mayor inversión social en los Presupuestos 2023. Una maniobra aplaudida por dirigentes morados que, ahora sí, se colocan detrás de ella. Esta versión les gusta mucho más.

Desde que el exvicepresidente segundo y exsecretario general de Podemos, Pablo Iglesias, anunciara que abandonaba la primera línea de la política y cedía el testigo a Yolanda Díaz, esta ha cargado la responsabilidad de la acción de gobierno sobre sus hombros y, en consecuencia, mantenía el concierto entre PSOE y Podemos. Ambos chocaban, pero si todo mantenía el rumbo fijado era por la labor de Díaz. Sánchez anunciaba el envío de armas a Ucrania, Podemos lo censuraba y Díaz templaba. Estalló el caso Pegasus y las ministras Margarita Robles e Ione Belarra entraron en combustión, pero Díaz abogó por la “prudencia”. Una faena que comportó la proliferación de voces críticas de su propio espacio. Sectores que ya tenían sus reservas sobre diluir la marca de Podemos en una amalgama de siglas.

Fuentes de Podemos consultadas por ElPlural.com admitían que les gustaría que la ministra de Trabajo fuera mucho más crítica con el PSOE. “A veces parece su ministra”, decían. Pero todo ha cambiado a raíz de dos importantes eventos: los compromisos adquiridos por España en la celebración de la cumbre de la OTAN de Madrid y el lanzamiento de Sumar.

El proceso de escucha de Yolanda Díaz echa a andar

El proceso de escucha que tanto tiempo lleva urdiendo Díaz (se esperaban sus primeros pasos para primavera y lo dilató hasta después de las elecciones andaluzas) echará a andar este viernes, coincidiendo con la celebración del Orgullo. Por el momento son pocos los detalles que han trascendido, más allá del color escogido (un rosa magenta a caballo entre el rojo PSOE y el morado Podemos), que el protagonismo será de la sociedad civil ya que los partidos no participarán en el acto y que ella será la líder.

En una entrevista en 20Minutos, Belarra admite que la ministra de Trabajo les solicitó que no participaran en el acto: “Es lo que se nos ha pedido y nosotros lo respetamos”. Preguntada sobre su opinión acerca de Sumar, acepta que “es ella quien debe dar a los detalles los detalles sobre el proceso de escucha y los pasos que va dando. Y, por supuesto, es ella quien está tomando las decisiones. Nosotros las estamos respetando y acompañando”. Unas palabras con ligero hedor a claudicación que aparcan las reservas que pudieran tener. Una nueva etapa propiciada, también, por el cambio de Díaz.

Batalla e ilusión

Díaz acostumbraba a fluir entre las dos vertientes del Gobierno hasta la aprobación del crédito de 1.000 millones extraídos del fondo de contingencia para incrementar el gasto militar sin pasar por el Congreso. No le ha gustado y ha sido la primera en enseñar los dientes exigiendo una reunión de la comisión de seguimiento de la coalición. La ministra de Trabajo no solo no comparte aumentar la inversión en Defensa, sino que censura que Moncloa diga que estaba debidamente informada, pues ella garantiza que no tenía constancia.

“Les va a salir caro”, avanzan fuentes moradas a este periódico. Y es que Díaz pilotará las negociaciones por los Presupuestos 2023 y pondrá un alto precio por el sapo que se tendrán que tragar. Unidas Podemos presionará para implementar la mayor inversión social de la historia, logro que Díaz exhibirá para impulsar Sumar. La maniobra está avalada por el aparato morado, que aplaude el nuevo rumbo de Díaz. Arranca, así, su nuevo e ilusionante proyecto seduciendo a los suyos. Un importante paso ante la maratón que se avecina.