Las próximas semanas serán determinantes para el devenir de la izquierda a la izquierda del PSOE. El próximo viernes 8 de julio la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lanzará su particular proceso de escucha Sumar, plataforma con la que pretende reencontrarse con un electorado que ha mostrado importantes índices de abstención y desafección. La dirigente morada quiere trascender Unidas Podemos, ensanchar el espacio y recuperar la ilusión de la izquierda alternativa. Lo hará en un contexto convulso, no ya por la coyuntura económica y social o las reservas de voces de Podemos, sino por cuestiones mucho más tangibles e inmediatas: la subida del gasto militar.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió durante la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid a incrementar el gasto militar hasta llegar al 2% del PIB, como tarde, en 2029. Hay margen, pero de sus palabras se desliza que los Presupuestos Generales del Estado 2023 ya reflejarán sus intenciones. De hecho, pidió una reflexión a toda la izquierda, esgrimiendo que Rusia está aumentando su influencia en África y Europa requiere de mayor protección y seguridad en el flanco sur.

“No habrá problema. Estoy convencido de que lo vamos a sacar”, insistió convencido el líder del Ejecutivo, consciente de que en esta materia su sintonía con el Partido Popular es inequívoca. Sin embargo, este eventual flirteo puede servirle para aprobar el acuerdo alcanzado con Joe Biden para permitir el despliegue de dos nuevos buques destructores estadounidenses en la base de Rota (Cádiz), no así para elevar el gasto en Defensa.

Habrá de hacerse vía Presupuestos y Alberto Núñez Feijóo no aprueba la receta económica socialista. En consecuencia, Sánchez está abocado a convencer a sus socios de coalición, tarea harto complicada.

Perfil propio

Los morados, pese a que han mantenido un perfil bajo durante la celebración de la cumbre de la Alianza Atlántica para proyectar buena imagen en el marco internacional y no boicotearla, han vertido poderosas críticas, entre las cuales se encuentra la censura del incremento del gasto en Defensa. La secretaria general y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra; Pablo Echenique, portavoz parlamentario; Jaume Asens, presidente del grupo parlamentario… En definitiva, cualquier dirigente al que le pusieran un micrófono delante cargaba contra esta decisión.

El argumentario es innegociable y la imagen publicada por Echenique en su cuenta oficial de Twitter es el mejor resumen: “Es muy sencillo de entender. Lo que se gasta en esto (un tanque) no se gasta en esto (un hospital)”. Esa es su apuesta. No obstante, son perfectamente conscientes de que afrontarán una dura negociación con la parte socialista del Gobierno, no por si aumentar o no el gasto, sino en cuánto.

En declaraciones a los medios, Díaz ha remarcado este lunes que su opinión sobre el aumento del gasto militar es “clarísima” y de sobra conocida. En marzo ya dijo no estar a favor. Con todo, pide “serenidad” y “calma” para afrontar el debate presupuestario con la “tranquilidad necesaria”.

"Creemos que lo prioritario es justamente incrementar los presupuestos de investigación, educación, sanidad y otras materias que son de especial interés en una crisis que sufrimos como consecuencia de la guerra", explicó entonces.

Unidas Podemos sabe -y respeta, por así se acordó en el pacto de investidura- que el compás la política Exterior la marca el PSOE. Aquí también se incluye el gasto en Defensa. Las posturas están más que claras. La pregunta a resolver es: ¿Quién llevará la batuta en este nuevo vals entre socialistas y morados?

El 8 de julio, Díaz tomará las riendas del espacio, pero Podemos está decidido a mantener un perfil propio en su cruzada antimilitarista. Además, existe cierto descontento con la ministra de Trabajo porque no quiere que ningún primer espada de los partidos que conforman el grupo confederal esté presente en su acto.

Dará todo el protagonismo a las organizaciones sociales y a la sociedad civil hasta el punto de que la presencia de los partidos se reducirá al mínimo. Desde el equipo de Díaz se trabaja en una pulida lista de invitados en la que predominarán los cargos rasos y los militantes con el objetivo de visibilizar que Sumar es un proyecto articulado por y para la ciudadanía.