La investidura de Salvador Illa es una realidad. La confirmación del voto afirmativo de la diputada de las juventudes de Esquerra Republicana de Catalunya garantiza la unción del candidato del PSC. Los socialistas sortearon así el penúltimo escollo, mientras lidian con la enésima amenaza proveniente desde Junts, que este martes han avisado de sus planes para boicotear el pleno que previsiblemente se celebrará este jueves y viernes en el Parlament. Los neoconvergentes admiten públicamente que pedirán que el debate no se celebre si Carles Puigdemont es arrestado de camino a la Cámara catalana.
A medida que avanza la ronda de consultas las incógnitas van despejándose. Toda vez salvado el match ball del sector juvenil republicano, queda aún por afrontar el cacareado regreso del expresident de la Generalitat, que salió de España en 2017 para evitar su desfile por los tribunales y posterior condena, como el resto de los encausados por el procés. Sobre Carles Puigdemont pesa una orden de detención y es este el último as que se guarda el líder de Junts bajo la manga para torpedear -o al menos intentarlo- la investidura de Salvador Illa. Su objetivo es forzar su detención y dibujar la imagen de mártir ante el independentismo para, en paralelo, arrojarlo contra sus antiguos socios por llegar a un acuerdo con el PSC, que lo identifican como una extensión del Estado español en Cataluña.
La estrategia de Junts
Puigdemont quiere vivir en primera persona el debate de investidura de Salvador Illa. Ansía retomar la vitola de protagonista directo y hacerlo, además, desde Cataluña. Un deseo empañado, pues esperaba que su regreso supusiera también su restitución como president de la Generalitat, pero lo cierto es que ahora asume el papel de líder de la oposición al más que previsible Gobierno de tintes socialistas, que a su vez pone fin a prácticamente una vida de deriva soberanista en el Ejecutivo autonómico.
Así lo ha expuesto el secretario general de Junts, Jordi Turull, coincidiendo con el arranque de la ronda de consultas que capitanea su compañero de filas Josep Rull, presidente de la Cámara autonomía. El dirigente neoconvergente no ha escondido sus cartas. Todo lo contrario. Con luz y taquígrafos ha desgajado la estrategia de su formación para un pleno de investidura que se prevé al rojo vivo con el regreso del expresident de la Generalitat. Puigdemont se expone a la detención, pero eso es lo de menos para sus intereses, dado que abriría la Caja de Pandora y desataría la tormenta perfecta que busca para empañar la coronación del candidato socialista, con el apoyo de una Esquerra que desde Junts ya dibujan como sumisa a un Estado personificado en la figura de Salvador Illa.
“Él quiere asistir al pleno, es un compromiso que tiene”, ha manifestado este martes Turull, en declaraciones ofrecidas a TV3, donde también ha garantizado que el expresident no tiene un pacto secreto con los Mossos d’Esquadra sobre su regreso a Cataluña. Asimismo, ha resaltado el peso específico que tendría la fotografía de Puigdemont sentado en su escaño, elevándolo a la categoría de triunfo histórico para el secesionismo catalán. No obstante, la amenaza del arresto es más que tangible, por lo que ya han advertido ante las cámaras de que calentarán el debate de investidura si el que fuera Molt Honorable hasta el 2017 fuera detenido por las autoridades.
“Junts pedirá que el pleno no se celebre”, ha deslizado el secretario general de Junts, quien remarcaba que si este aplazamiento no obtiene respuesta o ésta fuera negativa, los neoconvergentes activarían el plan B y abandonarían el Hemiciclo. “Los que seguro no van a estar allí van a ser los diputados de JxCat”, ha deslizado. Una estrategia muy manida en la política catalana y elevada a la categoría de arte por parte de los grupos de Ciudadanos y Partido Popular a modo de protesta ante asuntos vinculados con el proceso separatista.
¿Y si se paraliza el Pleno?
Sin embargo, desde Junts niegan la mayor: “Puigdemont no viene a Cataluña para dejarse detener, sino a ejercer sus derechos como diputado”. Turull subraya que el suyo es un “regreso político” que se producirá en un contexto de “anormalidad democrática” porque “unos jueces que han decidido prevaricar y no aplicar la ley de amnistía”. Por eso, la estrategia de Junts pasa por el boicot a la investidura de Illa si se registra una detención sobre Puigdemont. Un impacto que probablemente quede en agua de borrajas, más allá de la ausencia del grupo neoconvergente en el pleno.
No obstante, la vía del aplazamiento no parece una quimera. La diputada y líder de los Comunes, Jéssica Albiach, también se ha mostrado predispuesta a posponer el pleno si Puigdemont no se puede sentar en su escaño. “No viene de un día, de dos ni de una semana”, señala la dirigente morada. El problema aquí es el calendario, pues el 26 de agosto finaliza el plazo estipulado por la ley para que el Parlament elija al president de la Generalitat. En el supuesto de que se llegue a la fecha límite, Cataluña seguiría en periodo de sede vacante, pero estaría obligada a la repetición electoral automáticamente para el 13 de octubre.
ERC apuesta por el aplazamiento
Ante las cámaras de TV3, la secretaria general adjunta y portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Marta Vilalta, se ha abierto al aplazamiento del debate de investidura si detienen al expresident. “Seguramente será necesario”, ha destacado la dirigente soberanista ante el reiterado anuncio del regreso de Puigdemont para el pleno. No obstante, ha advertido de que la maniobra del líder de Junts no variará el sentido del voto de su grupo.
Vilalta, tras la reunión mantenida con el presidente de la Cámara catalana en el marco de la ronde de consultas, ha garantizado el apoyo de los republicanos al candidato socialista independientemente de lo que suceda con Puigdemont, aunque en caso de arresto asegura que la opción que “coge mucho peso” es la de suspender o aplazar el pleno. La republicana ha remarcado que las instituciones catalanas no pueden estar “sujetas” a los tiempos que establezca el Tribunal Supremo.
La portavoz republicana ha catalogado de grave una posible detención del expresident catalán, por lo que la decisión óptima sería la suspensión provisional del debate de investidura para reemprenderla lo antes posible. Aun así, ha llamado a Junts a no alimentar la crispación en Cataluña, urgiendo al independentismo a reconstruir puentes para recuperar la confianza en los ciudadanos y la mayoría política en el Parlament en el medio plazo.