El presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, ha celebrado sus primeros 100 días en la Casa Blanca al más puro estilo que caracteriza al presidente, presentándose como un mesías y con burlas al conjunto de sus rivales.

Bajo el lema, entre otros, de “tercer mandato”, los fieles del líder republicano -más de 3.000 según apuntan fuentes oficiales- se dieron cita a las afueras de Detroit (Michigan), ideal en las aspiraciones de Trump para lanzar un mensaje de tranquilidad respecto de la marcha de economía y el futuro en mitad de la guerra comercial de aranceles.

Además de ese autobombo y el tono hiperbólico que caracteriza también al líder del país de las estrellas y barras, el mitin -más propio de campaña- se centró en los insultos a sus contrincantes, especialmente al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. “Sé mucho más sobre tipos de interés”, aseguró.

Trump volvió a erigirse como salvador de la economía después de que sus acciones convirtieran los mercados de valores en una verdadera montaña y sus declaraciones contra el presidente de la Reserva Federal provocaran la caída momentánea del valor del dólar.

De ahí también la importancia para Trump de haber realizado el mitin en Macomb, dado que este sitio acoge plantas de Ford, Stellantis y General Motors, las tres grandes estadounidenses del sector del motor, pulmón económico de Michigan y un sector al que el político pretende asfixiar especialmente con su política arancelaria. De hecho, la Administración republicana había anunciado este martes medidas para evitar la acumulación de tasas sobre los automóviles.

Protestas contra Trump

En el exterior del centro comunitario de estudios Macomb Community College, en el que hablaba Trump, un grupo de simpatizantes demócratas protestaron contra la presencia del republicano y sus políticas: la “crueldad” de sus políticas de deportación masiva, los despidos indiscriminados de funcionarios federales y recortes de gasto público.

Una posición más cercana al escenario en el que se está traduciendo la realidad de EEUU y del presidente en sí mismo en tanto en cuanto la popularidad de éste ha bajado considerablemente, sobre todo entre los votantes independientes debido a la aplicación de aranceles a países y productos extranjeros, el miedo sobre el futuro de la economía y a sus intentos de acumular poder.

Sin embargo, la imagen distaba mucho de la del interior, donde las protagonistas eran las pantallas y las pancartas con títulos como el de “Cien de Grandeza”, “Una Era Dorada” o pidiendo el “tercer mandato”. El propio Trump alardeaba de haber estado al frente de “los cien días de mayor éxito en la historia del país” gracias a su política arancelaria y al despliegue de las fuerzas armadas en la frontera para detener la “invasión” de inmigrantes irregulares.

El líder republicano habló de una popularidad del “60-70%” en las encuestas, bajada sin precedentes de los precios de todos los productos, y especialmente de la gasolina, que llegó a situar debajo de los dos euros, lo cual no es cierto. También presumió de haber puesto fin a la obligación de comprar solo vehículos eléctricos que, según él, había impuesto Joe Biden, contra el que también arremetió calificándole “Joe el soñoliento” y “Joe el corrupto”. Nada más lejos de la realidad.

Contra China o hablando de España

No obstante, el resto del mundo no tenía nada que ver con ese idilio en el que vivían los ciudadanos que pertenecían al país de Trump. El presidente de EEUU aseguró que China era “el país que más puestos de trabajo ha robado a Estados Unidos”, mientras se refería a otras naciones -entre ellas España- que han acudido aquí a intentar alcanzar un acuerdo para reducir los efectos de la política económica de Trump.

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