Cada vez que llegan unos comicios, los partidos se empeñan en utilizar el argot popular de ‘hasta el rabo, todo es toro’. Y ese es un clavo ardiendo al que se agarran los Conservadores en una noche electoral que se prevé nefasta para el partido 'Tory', la formación que más años ha gobernado el Reino Unido. Unos comicios que podrían suponer el final de una era de 14 años de gobierno conservador en el que se han sucedido nada más y nada menos que cinco primeros ministros, cada cual más particular.

Y lo cierto es que, tras 14 años de hegemonía conservadora, nadie diría que la inestabilidad y los escándalos han sido el panorama reinante en los diferentes mandatos. Una situación insostenible que ha derivado en un adelanto electoral por parte del actual ‘premier’, Rishi Sunak, que se ha visto obligado a intentar manejar una nave que ya iba sin control.

Unos comicios que se prevén terroríficos para los conservadores y especialmente placenteros para los laboristas de Keir Starmer, que, tras varios años de vagar por el desierto, tras una ‘intentona’ izquierdista de la mano de Jeremy Corbyn, que derivó en malos resultados, este jueves, el centro izquierda británico podría alcanzar la mayoría absoluta. Quizá, la mayoría absoluta más abultada desde finales del siglo XIX.

Las causas de la debacle 'Tory'

Lo cierto es que del histórico partido Conservador de Wiston Churchill y Margaret Thatcher, ya no queda prácticamente nada. El actual líder, y también primer ministro, Rishi Sunak no supone a penas rivalidad para Starmer. El actual gobierno ‘Tory’ posee el récord de impopularidad en general y en particular sobre los asuntos que preocupan a los ciudadanos, como es el coste de la vida, la sanidad pública, la vivienda y la inmigración. De hecho, el 73% de los adultos tienen una opinión negativa sobre el actual gobierno, según la última encuesta realizada por YouGov, de hace unos días.

Una era que comenzó en 2010 con la llegada al poder de David Cameron y cuyo inicio de mandato estuvo marcado por los recortes de servicios públicos tras la crisis financiera que azotó especialmente las islas británicas. Cameron también tuvo que hacer frente a una división profunda de su partido entre partidarios y detractores del Brexit. La solución de Cameron para calmar las aguas en su formación fue convocar en 2016 un referéndum sobre la permanencia del país en la Unión Europea. Un referéndum que certificó la salida del país de la UE. El conocido Brexit se llevó por delante al propio Cameron y supuso el primer cisma en la cumbre del partido Conservador. La vertiente más radical y antieuropea se impuso y supuso la llegada al número 10 de Dowing Street de Theresa May con un lema claro y conciso: “Brexit means Brexit”, Brexit significa Brexit, en español.

Una primera ministra que no pudo evitar la división, el caos y el conflicto de intereses que provocó esta decisión del pueblo británico. Su incapacidad de negociación con las instituciones europeas le supuso a May que su partido le diese la espalda, pese a haber conseguido un buen resultado en los comicios de 2017. Fue en 2019 cuando los conservadores pondrían el foco en el excéntrico ex alcalde de Londres, Boris Johnson, quien logró en los comicios de 2019 la mejor victoria conservadora desde Thatcher. Bajo su mandato parece que las aguas se calmaron y se llegó al acuerdo final del Brexit con la UE. Un estilo populista más cercano a Donald Trump que a los líderes europeos, parecía que se había instalado en el poder… Pero llegó la pandemia, y con ella los escándalos de su gestión y su Gobierno. Mientras miles de personas morían, él y su gabinete organizaban numerosas fiestas en la propia residencia del primer ministro. Un escándalo por el que Johnson se disculpó. Unas disculpas que no fueron suficientes. Su partido le obligó a dimitir y llegó al poder una nueva primera ministra: Lizz Truss.

Un perfil que dio esperanza a un partido Conservador, ya muy dividido. Truss llegó a Dowing Street el 6 de septiembre de 2022, la reina Isabel II falleció dos días después, y una vez superado el duelo por la muerte de la monarca más longeva del mundo, Truss entró en competición con una lechuga por ver quien duraba más. Su propuesta de rebaja masiva de impuestos amenazaba con llevar al país a la bancarrota y finalmente la lechuga duró más que Truss. Mes y medio después de llegar al poder se vio obligada a dimitir por su propio partido. Su sucesor es el actual primer ministro, Rishi Sunak, quien ha intentado no hundir del todo un barco que ya estaba varios metros bajo la superficie.

Sunak ha intentado sobrevivir durante un mandato que se ha enfrentado a una inflación al alza, políticas de austeridad que le han valido varias huelgas. Un gabinete salpicado por varios casos como el del presidente de los Conservadores, Nadhim Zahawi, quien no declaró sus ingresos, Gavin Williamson, ministro sin cartera que se vio obligado a dimitir tras ser acusado de acoso, mismo motivo por el que el ministro de Justicia Dominic Raab está siendo investigado. Todo ello sumado a una política migratoria propia de la extrema derecha y varias ideas absurdas como la vuelta del servicio militar están poniendo en bandeja a los Laboristas estar al frente del Gobierno desde este próximo viernes.

Los sondeos no dejan lugar a dudas

Las encuestas llevan meses indicando una debacle ‘Tory’ y un resultado histórico para los Laboristas de Keir Starmer. Si se hiciese una media de los sondeos, se podría destacar que los Conservadores obtendrían unos 108 escaños, en contraste con los más de 400 escaños que reunirían los laboristas. En ese sentido cabe recordar que podría superarse el resultado que obtuvo el laborista Tony Blair en 1997, alcanzando los 425 escaños. Algunas encuestas como la de ‘The Daily Telegraph’ señala que los laboristas podrían irse hasta los 516 escaños para los laboristas, mientras que ‘More in Common’ reduce la victoria hasta los 406. Sea como fuere, en cualquier caso, se espera que se superen los 326 escaños que marcan la mayoría absoluta. Los liberaldemócratas alcanzarían los 67 escaños. En el peor de los escenarios hay casos en los que se ha especulado con un hipotético ‘sorpasso’ de la derecha radical al partido de Sunak, siendo Reform UK, el antiguo partido del Brexit liderado por Nigel Farage, quien podría relegar a los conservadores a la tercera posición.

El sistema electoral británico beneficia al primero

El sistema electoral británico premia especialmente al ganador en la distribución de escaños en el Parlamento. Es un sistema mayoritario uninominal, conocido en inglés como ‘first-past-the-post’ por el que en cada circunscripción de las 650 en las que está dividido el país se puede votar sólo a un candidato y sólo hay un escaño: el que gana, sea por un voto o sea por más.

Cada circunscripción tiene una población cercana a los 73.000 habitantes. Este sistema hace que en las elecciones generales los partidos más pequeños lo tengan más difícil para llegar al Parlamento a no ser que sus votos estén muy agrupados en un lugar concreto. Por ejemplo, este año hay votantes laboristas haciendo campaña por los liberaldemócratas en escaños de zonas con votantes más a la derecha y donde los centristas tienen más posibilidades de ganar a los conservadores.

Es por ello que, pese a un porcentaje moderado, sobre el 35%, los laboristas pueden sacar más de 250 escaños de ventaja sobre los Conservadores, en unas elecciones que, a ojos de todo el mundo, parecen abrir una nueva era en el Reino Unido.

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