Este domingo la Unión Europea cerraba un acuerdo con Estados Unidos con el fin de frenar la guerra comercial y arancelaria que se inició el pasado mes de marzo con el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, en el bautizado como ‘Día de la Liberación’. Con la firma de este acuerdo, sellado en un campo de golf en Escocia propiedad del magnate de la Casa Blanca, el Ejecutivo europeo se aleja del 30% de aranceles que deslizó Trump, pero ha debido aceptar el 15% para todas las exportaciones de productos europeos a Estados Unidos.

Tras el acuerdo, lo cierto es que, pese a librarse de ese 30%, algunos países de la Unión Europea sufrirán en mayor medida este golpe debido a su mayor dependencia comercial con Estados Unidos. Sin embargo, países como España saldrán más airosos y experimentarán una afectación muy concentrada sectorialmente. Además, el país ya cuenta con un plan que se aprobó el pasado mes de abril, basado en la protección de empresas y empleo y en la reorientación productiva, para auxiliar a los sectores que pudiesen verse más perjudicados por la política proteccionista del presidente del presidente de los Estados Unidos.

No obstante, todo ello no ha sido suficiente para la valoración que ha ofrecido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el acuerdo. “Lo respaldo, pero sin ningún entusiasmo”, ha declarado el presidente en una rueda de prensa en La Moncloa. Sánchez ha rechazado criticar abiertamente el pacto y ha querido reconocer “el esfuerzo” de la dirigente alemana y su actitud “constructiva y negociadora”. Pese a ello, lo cierto es que el jefe del Ejecutivo español ha asegurado que Europa no puede quedarse quieta. “Hay que diversificar las relaciones comerciales”, ha insistido, mencionando acuerdos como el de Mercosur o las negociaciones en marcha con India y China. “Los europeos nos tenemos que poner las pilas en todos los ámbitos, tanto en autonomía estratégica como en las relaciones con otros países”, ha recalcado.

Los compromisos de ambas partes

Según han destacado fuentes del Ejecutivo comunitario, con este acuerdo se restablece la estabilidad y la previsibilidad para los ciudadanos y las empresas a ambos lados del Atlántico. Asimismo, el acuerdo garantiza un acceso continuo de las exportaciones de la UE al mercado estadounidense, preservando cadenas de valor profundamente integradas y salvaguardando los puestos de trabajo. También proporciona la base para la colaboración continua entre la UE y los Estados Unidos. 

Al hilo de todo lo anterior, en la reunión celebrada este domingo entre Trump y la presidenta de la Comisión Europea se dejaron también pactados los compromisos clave y cada uno de los puntos que incluye el acuerdo.

Por una parte, abogan por establecer un límite arancelario único e inclusivo del 15% para las mercancías de la Unión Europea. Será a partir del 1 de agosto, cuando Estados Unidos aplique este arancel máximo a la gran mayoría de las exportaciones europeas. En el gravamen se representa un límite máximo, incluido el arancel de la nación más favorecida (NMF) de Estados Unidos que anteriormente se aplicaba además de los aranceles adicionales que Estados Unidos introdujo. 

Por lo que hace al límite máximo del 15%, este se aplica a casi todas las exportaciones de la UE actualmente sujetas a aranceles recíprocos (excepto cuando el arancel NMF de Estados Unidos supera el 15%, en cuyo caso solo se aplica el arancel NMF sin aranceles adicionales). Asimismo, se aplica también a los automóviles y sus piezas, actualmente sujetos a un tipo arancelario de hasta el 25% con un arancel NMF adicional del 2,5%, lo que proporciona una reducción arancelaria inmediata. También se aplicará a cualquier posible arancel futuro sobre productos farmacéuticos y semiconductores, incluidos los basados en la sección 232. Hasta que Estados Unidos decida si impone aranceles adicionales a estos productos de conformidad con la Sección 232, seguirán sujetos únicamente a los aranceles NMF de Estados Unidos.

Otro de los compromisos clave gira en torno a proporcionar un tratamiento especial para productos estratégicos. A partir del 1 de agosto de 2025, los aranceles estadounidenses sobre aeronaves y partes de aeronaves de la UE, determinados productos químicos, determinados medicamentos genéricos o recursos naturales volverán a los niveles anteriores a enero. Con esto se prevé un alivio arancelario inmediato para las industrias clave de la UE, mientras que la UE y EE.UU. acordaron seguir trabajando para agregar más productos a esta lista.

Por otra parte, también se busca aunar fuerzas para proteger los sectores del acero, el aluminio y el cobre de la competencia desleal y falseadora. Sostienen que el exceso de capacidad mundial amenaza por igual a la industria de la UE y de Estados Unidos, por lo que ambas partes establecerán contingentes arancelarios para las exportaciones de la UE a niveles históricos, reduciendo los aranceles actuales del 50%, al tiempo que garantizan conjuntamente una competencia mundial leal.

En el mismo orden de cosas, con este acuerdo se pretende liberalizar el comercio de interés mutuo de EE.UU. a la UE. De esta forma, los importadores y consumidores de la UE ahorrarán unos 5.000 millones de euros en derechos cada año, mientras que las principales sensibilidades industriales y agrícolas de la UE seguirán estando protegidas. Además, con esta medida se busca la eliminación de los bajos derechos sobre bienes industriales, mejorar el acceso al mercado de la UE para cantidades limitadas de productos pesqueros estadounidenses y mejorar el acceso al mercado para determinadas exportaciones agrícolas estadounidenses no sensibles por valor de 7.500 millones de euros.

Otro de los aspectos claves que se persigue a través del acuerdo arancelario es el de reducir las barreras no arancelarias, en particular mediante la cooperación en materia de normas aplicables a los automóviles y medidas sanitarias y fitosanitarias, y facilitando también el reconocimiento mutuo de las evaluaciones de la conformidad en otros sectores industriales. También, un refuerzo de la cooperación en materia de seguridad económica mejorando la resiliencia de la cadena de suministro y abordando políticas no relacionadas con el mercado.

Por último, se persigue el objetivo de garantizar un acceso fiable a la energía crítica y a los suministros orientados al futuro. En este sentido, la UE tiene la intención de adquirir gas natural licuado, petróleo y productos de energía nuclear de los EE.UU. con una compra prevista valorada en 750.000 millones de dólares (alrededor de 700.000 millones de euros) en los próximos tres años. Esto contribuirá a sustituir el gas y el petróleo rusos en el mercado de la UE. Además, la UE también tiene la intención de comprar chips de IA por valor de 40.000 millones de euros, esenciales para mantener la ventaja tecnológica de la UE. De igual manera, se promoverá y facilitarán las inversiones mutuas a ambos lados del Atlántico. Las empresas de la UE han expresado su interés en invertir al menos 600.000 millones de dólares (unos 550.000 millones de euros) en diversos sectores de Estados Unidos de aquí a 2029, impulsando aún más los ya significativos 2,4 billones de euros en inversiones existentes.

Con todo ello, desde el Ejecutivo comunitario sostienen que el acuerdo alcanzado por ambas partes sirve a los intereses económicos fundamentales de la UE en unas relaciones comerciales y de inversión estables y previsibles entre la UE y los Estados Unidos. Al mismo tiempo, señalan, respeta plenamente la soberanía reguladora de la UE y protege ámbitos sensibles de la agricultura de la UE, como la carne de vacuno o las aves de corral.

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