El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha anunciado un paquete de 10 millones de euros a través del Fondo de Naciones Unidas al Desarrollo para el gobierno libanés. El ministro de exteriores se ha reunido este miércoles con el recién elegido presidente del Líbano, Joseph Aoun, y le ha “trasladado el apoyo de España a sus prioridades de estabilidad política, reconstrucción y seguridad”.

El dinero estará destinado principalmente al ejército libanés e incluye la financiación de los complementos salariales de los soldados del ejército libanés; placas solares; y, financiación al programa de aspectos logísticos de las Fuerzas Armadas libanesa. Otros países de la comunidad internacional también están enviando ayudas al ejército libanés para debilitar el poder de Hezbolá en la región.

Hezbolá empieza a perder poder

Por primera vez en más de dos años, el Líbano ha elegido un presidente y un primer ministro para liderar el país. Aoun fue nombrado presidente la semana pasada y cuenta con el apoyo de Estados Unidos. El dirigente ha liderado el ejército libanés desde 2017, pero no estuvo involucrado en el conflicto entre Hezbolá e Israel.  

Aoun no cuenta con el apoyo de Hezbolá, pero el partido chií fue el voto decisivo en las elecciones a presidente del gobierno. En la primera votación, el presidente libanés no llegó al umbral de 86 votos necesarios para ganar, pero, en la segunda vuelta, consiguió 99 votos. Los legisladores pertenecientes a Hezbolá no votaron en la primera ronda porque querían, según uno de sus legisladores Mohammed Raad, que “mandaba un mensaje claro” de que son “los guardianes del consenso nacional”, de acuerdo con Reuters.

Pese a la preferencia de Hezbolá de otro candidato -Suleiman Frangieh-, fuentes cercanas a las cortes reales de Arabia Saudí recogidas por Reuters contaron que tanto Francia, Estados Unidos y Arabia Saudí habían ejercido presión sobre el portavoz del parlamento libanes, Nabih Berri, aliado del partido chií libanés, para que Hezbolá apoyase a Aoun. Si no manifestaban su apoyo al candidato, perderían apoyo financiero.

Además, el presidente de la Corte Penal Internacional, Nawaf Salam, fue elegido por el parlamento como primer ministro del Líbano este lunes. La elección es una señal para la comunidad internacional de esperanza, especialmente tomando en cuenta que evidencia otro agravio al poder de Hezbolá en el país. Raad manifestó: “Es nuestro derecho demandar un gobierno que sea representativo de todos, al contrario, no tendrá legitimidad”, según Al Jazeera.

La elección de Salam ha provocado su dimisión de la corte Penal Internacional, efectuado este martes. Esto ocurre dentro de un contexto de un Hezbolá debilitado por la guerra en el sur del país y por el derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad, un aliado cercano al grupo. Sin embargo, no se puede dejar de lado su presencia y poder en Yemen, donde los hutíes tienen una relación de apoyo mutuo con el grupo.

Un alto el fuego frágil en el sur del Líbano

A finales del año pasado, Israel y Hezbolá firmaron un alto al fuego en el sur del Líbano. Se han registrado una serie de violaciones del acuerdo desde ambos lados, donde los dos actores han acusado al otro de la retirada parcial de soldados o del lanzamiento de ataques desde o hacia la zona.

Tanto la ayuda española como la concedida por Francia, Italia, Reino Unido y Alemania, tienen el objetivo de reforzar el ejército libanés para suprimir el brazo militar de Hezbolá y permitir que se convierta en la única fuerza armada en el sur del país.

La guerra en la zona provocó la muerte de casi 4.000 muertos y 15.700 heridos; entre ellos estaban dirigentes de Hezbolá, lo que debilitó al grupo en el conflicto. Por ello, el presidente de Israel, Benjamín Netanyahu, comentó que Hezbolá “ya no es el mismo” y es parte de la razón por la que se consiguió llegar a un alto al fuego. Aún así, el acuerdo no se ha respetado.  

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