Hace un año, el 16 de septiembre de 2022, una joven iraní de 22 años llamada Mahsa Amini murió en un hospital de Teherán tras ser detenida y torturada por la policía religiosa islámica por no usar su hiyab correctamente. Su caso conmocionó al mundo y desató una ola de protestas en Irán y en otros países, donde miles de mujeres se quitaron el velo, se cortaron el pelo y exigieron el fin de la discriminación y la violencia contra las mujeres en la República Islámica.

Un año después, ¿qué ha cambiado para las mujeres iraníes? ¿Qué desafíos y esperanzas tienen en su lucha por sus derechos humanos? ¿Qué consecuencias tuvo la muerte de Mahsa Amini para el régimen iraní y para la sociedad civil?

La situación de los derechos de la mujer en Irán puede parecer a primera vista contradictoria; a pesar de los altos niveles de educación y baja natalidad, por ejemplo, la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo o en el parlamento es de las más bajas del mundo. Las mujeres iraníes están sometidas a un sistema legal basado en la Sharia, o ley islámica, que las discrimina en todos los ámbitos de la vida: matrimonio, divorcio, herencia, custodia de los hijos, testimonio, viaje, vestimenta, etc. Según la ley iraní, las mujeres valen la mitad que los hombres.

Las mujeres iraníes también se enfrentan a la represión y la violencia por parte de las autoridades, especialmente de la llamada policía de la moral, que se encarga de vigilar y castigar el cumplimiento de las normas sobre el hiyab y la separación de sexos en el espacio público. Las mujeres que se atreven a desafiar estas normas pueden ser arrestadas, multadas, azotadas o incluso asesinadas, como le ocurrió a Mahsa Amini.

La principal arma contra el sistema es la educación

"Pese a las limitaciones las mujeres iraníes son un ejemplo de resistencia y supervivencia. La principal arma contra el sistema es la educación. El dato está en que más del 60% de los pupitres universitarios los ocupan jóvenes universitarias. Muchos jóvenes terminan saliendo del país. Irán tiene una alta fuga de cerebros. Las mujeres buscan la libertad y la educación es el billete ideal para hacerse respetar. También está la desobediencia civil: acciones como no ponerse el hiyab obligatorio pese a las consecuencias penales demuestran el rechazo al sistema", subraya a ElPlural.com Daniel Bashandeh, analista político especializado en Oriente Medio.

"Las mujeres ciudadanas de segunda en la República Islámica. Durante más de 40 años se ha ido limitando la libertad de la población, especialmente de las generaciones más jóvenes. El mundo es consciente de como gran parte de la población está demandando un cambio político, en especial la generación posrevolucionaria. El régimen no ha integrado a los más jóvenes. No se identifican con los valores revolucionarios del régimen. El régimen tendrá que afrontar la crisis generacional donde la media se sitúa en torno a los 32 años. El mundo está siendo testigo de las ganas de libertad y la realidad del islam político institucionalizado", añade Bashandeh.

La muerte de Mahsa Amini conmovió al mundo

Mahsa Amini era una ciudadana iraní de origen kurdo que vivía en Saqqez, una ciudad del noroeste del país. El 13 de septiembre de 2022, fue detenida junto a su hermano menor por agentes de la policía de la moral cerca de una estación de metro en Teherán, donde había ido a visitar a su familia. Los agentes le acusaron de no llevar el hiyab correctamente y se la llevaron a un centro de detención para recibir una "clase informativa" sobre el islam. Su hermano fue golpeado y rociado con gas pimienta cuando intentó impedirlo.

Según algunos testigos, Mahsa Amini fue golpeada brutalmente dentro de la furgoneta policial y en el centro de detención. Dos horas después de su arresto, fue trasladada en ambulancia al hospital Kasra, donde entró en coma. Dos días después, murió a causa de un paro cardiorrespiratorio y una fractura de cráneo.

La noticia de su muerte se difundió rápidamente por las redes sociales y provocó una gran indignación entre la población iraní, especialmente entre las mujeres jóvenes. Muchas salieron a las calles a protestar contra la violencia policial y el régimen opresor. Algunas se quitaron el velo y lo ondearon como una bandera. Otras se cortaron el pelo como un símbolo de libertad. También hubo manifestaciones solidarias en otros países como Francia, Alemania o Estados Unidos.

Imagen de archivo de una protesta del año pasado en Melbourne (Australia) en contra del régimen iraní.

Las autoridades iraníes intentaron silenciar el caso y negaron cualquier responsabilidad. Afirmaron que Mahsa Amini sufrió un "fallo cardíaco repentino" debido a problemas médicos previos y que no fue maltratada por los agentes. Sin embargo, su familia y sus abogados denunciaron que no les permitieron ver el informe de la autopsia ni las grabaciones de las cámaras corporales de los policías. También acusaron al régimen de amenazarlos y presionarlos para que no hablaran con los medios ni con las organizaciones internacionales.

El caso de Mahsa Amini se convirtió en un símbolo de la resistencia y la dignidad de las mujeres iraníes, que llevan décadas luchando por sus derechos y por una sociedad más justa e igualitaria. A pesar de los riesgos y las dificultades, las mujeres iraníes no se han rendido ni se han callado. Han seguido organizándose, movilizándose, educándose, creando, expresándose y reclamando sus derechos. "Legalmente no ha cambiado nada. Pero sí que hemos visto como el régimen ha tenido que hacer la vista gorda para evitar levantamientos y lavar su imagen internacional. Por ejemplo, hacer la vista gorda con la cuestión del hiyab obligatorio", destaca Bashandeh. "A largo plazo eso no está garantizado y el régimen busca normalizar la situación para volver a imponer medidas drásticas. El régimen hace este tipo de concesiones temporales para reducir la importancia de las protestas y desviar la atención. Así se aseguran de que no se hable de cambio de régimen", advierte.

Es importante que la comunidad internacional no compre el discurso del régimen. Los derechos humanos no se negocian

"La comunidad internacional no debe comprar el relato del régimen. El régimen juega con el miedo al caos, la ausencia de una oposición alternativa y con las dinámicas regionales. Irán es un país estratégico, por los recursos naturales y por el interés de potencias como China y Rusia. Es importante que la comunidad internacional no compre el discurso del régimen. Los derechos humanos no se negocian. Las sanciones son un arma política que está afectando a la población y no al régimen, que tiene mecanismos para reorganizar su poder. Es importante que las sanciones no afecten al desarrollo de una sociedad civil, que es fundamental para el desarrollo individual frente al Estado. La comunidad internacional debe tomar medidas diplomáticas. Se han tomado con otros Estados. lo estamos viendo en la guerra de ucrania donde la UE ha tomado acciones diplomáticas contra Rusia. Sin embargo, con Irán, Occidente prioriza negociar un acuerdo nuclear que beneficie la estabilidad regional. Occidente no debe dar la espalda al pueblo de Irán", exigen el experto.

Las mujeres iraníes han protagonizado algunos de los movimientos sociales más importantes del país, como la Revolución Verde de 2009, el Movimiento de las Madres de Luto o la Campaña por la Igualdad. También han participado activamente en otras causas como la defensa del medio ambiente, los derechos de las minorías o la abolición de la pena de muerte. Han creado redes, plataformas y organizaciones para apoyarse mutuamente y para denunciar las violaciones de derechos humanos que sufren. Han usado las redes sociales y las nuevas tecnologías para difundir sus mensajes y para conectar con otras mujeres del mundo.

Las mujeres iraníes también han demostrado su talento y su capacidad en diversos campos como la ciencia, la literatura, el arte, el deporte o el periodismo. Han obtenido reconocimientos internacionales como el Premio Nobel de la Paz, el Premio Príncipe de Asturias o el Premio Olof Palme. Han representado a Irán en competiciones olímpicas, mundiales o regionales. Han creado obras que han trascendido las fronteras y que han mostrado la riqueza y la diversidad de la cultura iraní.

Ebrahim Raisi y su persecución de las mujeres

Sin embargo, a pesar de todos estos logros y avances, las mujeres iraníes siguen enfrentándose a enormes obstáculos y desigualdades. "Es debido a la instrumentalización del islam político. La República Islámica ha ido limitando los derechos y libertades de la población, en especial el de la mujer. Desafortunadamente, en Irán existe una discriminación legal que limita la libertad de la mujer", lamenta Bashandeh. "El sistema político ha imposibilitado cualquier tipo de reforma. La reforma tendría que ser profunda y eso afectaría directamente al sistema político. La élite clerical ha construido una red clientela, tanto de recursos como de poder, y cualquier apertura atentaría contra el equilibrio de poder. Reformar el sistema significaría romper con el islam político, el pilar fundamental del régimen revolucionario", razona el experto.

De hecho, el régimen iraní no ha hecho más que endurecer su represión y su control sobre las mujeres, especialmente desde la llegada al poder del presidente Ebrahim Raisi en agosto de 2021. Raisi es un clérigo ultraconservador que ha sido acusado de crímenes contra la humanidad por su participación en las masacres de miles de presos políticos en 1988. Su gobierno ha nombrado solo a un ministro mujer entre los 19 que lo componen. También ha anunciado su intención de revisar el acuerdo nuclear con las potencias occidentales y de reforzar los vínculos con China y Rusia.

Bajo el mandato de Raisi, se ha intensificado la persecución y el hostigamiento contra las activistas y defensoras de los derechos humanos, muchas de las cuales han sido detenidas arbitrariamente, torturadas o condenadas a largas penas de prisión. Algunos ejemplos son Nasrin Sotoudeh, una abogada que ha defendido a numerosas víctimas de violaciones de derechos humanos; Narges Mohammadi, una periodista y portavoz del Centro para los Defensores de los Derechos Humanos; Saba Kordafshari, una estudiante y miembro del movimiento Miércoles Blancos contra el hiyab obligatorio; o Shaparak Shajarizadeh, una activista que fue encarcelada por quitarse el velo en público.

Además, se ha incrementado la censura y la propaganda contra las mujeres que se atreven a expresar sus opiniones o a mostrar su creatividad. Se han prohibido libros, películas, canciones o exposiciones que abordan temas relacionados con los derechos de las mujeres o que cuestionan el orden establecido. Se han cerrado revistas, periódicos o páginas web que informan sobre la situación de las mujeres o que ofrecen espacios para el debate y la crítica. Se han bloqueado aplicaciones, redes sociales o plataformas digitales que permiten a las mujeres comunicarse entre ellas o con el exterior.

Asimismo, se ha incrementado la violencia y el acoso contra las mujeres en el espacio público y privado. Se han registrado casos de agresiones físicas, verbales o sexuales contra mujeres que no cumplen con el código de vestimenta o que participan en actividades consideradas inmorales o ilegales. Se han denunciado casos de asesinatos por honor, matrimonios forzados o mutilación genital femenina contra niñas y adolescentes. Se han reportado casos de violencia doméstica, violación conyugal o negación del acceso a la salud reproductiva contra mujeres casadas.