Pedro Sánchez será el nuevo presidente de la Internacional Socialista. Lo que era un secreto a voces se ha consumado ante la ausencia de rivales, por lo que el líder del Ejecutivo será proclamado en noviembre en un acto que se celebrará en Madrid. Con el camino libre de obstáculos, Sánchez consuma su perfil institucional y cimenta en su proyección internacional una de las pretendidas bazas electorales que celebran en Moncloa.
La presidencia de la Internacional Socialista, además, convergerá en tiempo con la presidencia interina de la Unión Europea, momento muy cuidado por los asesores de la presidencia y que servirá a Pedro Sánchez para presentarse como una figura de consenso frente a un futuro de incertidumbre a nivel comunitario en pleno calendario electoral. Concretamente, la presidencia de la UE estará en poder de España en el segundo semestre de 2023, coincidiendo así con las elecciones generales, que, siempre que no haya adelantos ni retrasos -la mayoría de edad de la princesa Leonor puede alterar el calendario-, se celebrarían en el mes de noviembre.
Fue el pasado 23 de septiembre, aprovechando su estancia en Nueva York, cuando Sánchez anunció su decisión de postularse a presidir a los socialistas internacionales: “Somos los socialdemócratas quienes hemos apostado siempre por avanzar, por conquistar nuevos derechos y libertades y lo seguiremos haciendo. Juntos, juntas, y con energías renovadas”, indicó entonces.
Ante una ausencia de rivales que convierte a Sánchez en presidente por aclamación, el líder del Ejecutivo español tomará el relevo del griego Yorgos Papandréu, quien ha permanecido al frente durante los últimos 16 años, sustituyendo al portugués António Guterres en 2005. El cónclave de proclamación se celebrará entre los días 24 y 28 de noviembre, con Madrid asumiendo un papel protagonista en la que será la unción de Sánchez como cabeza visible de la Internacional Socialista.
Un paso más
Con esta proclamación, ya definitiva pese al temor que tenían en Moncloa de que finalmente otro candidato presentase sus credenciales, Sánchez sigue creciendo y tomando poder entre los socialdemócratas. El presidente español, junto al canciller alemán, Olaf Scholz, y el primer ministro portugués, Antonio Costa, ha dirigido y encabezado un triunvirato muy provechoso para los intereses comunes en las duras negociaciones que se han producido en la Unión Europea en las últimas fechas.
De la pandemia salieron los fondos europeos; de la guerra la excepción ibérica y un plan de contingencia con clara marca España. El último de los triunfos comunitarios de Sánchez se produjo hace apenas unos días, con un acuerdo sellado con Macron y Costa que permitirá la interconexión entre Barcelona y Marsella para la exportación de gas. El conocido como BarMar acabó con las tiranteces del pretendido Midcat al que se opuso el Elíseo pese a las constantes presiones del Ejecutivo español y alemán.
Con este contexto como telón de fondo, y el Ejecutivo español visiblemente satisfecho por impulsar la marca España en estas importantes negociaciones, aún queda que de las cumbres por la energía que se están celebrando estos meses en Bruselas, en clara apuesta por robustecer el mercado energético frentre a las amenazas y cortes de Putin, salga la decisión de los Veintisiete por adoptar la excepción ibérica. Un desacoplamiento del gas que este mismo martes Teresa Ribera defiende en Bruselas ante la negativa de países como Alemania, que cada vez se encuentra más sola frente a una colectividad que apuesta -con von der Leyen a la cabeza- por hacer del modelo español y portugués una realidad comunitaria.