Cuando la vivienda se ha convertido en un lujo, el sueldo no da para llegar a fin de mes sin hacer mil y una cuentas y las excusas para seguir conviviendo con las desigualdades laborales radican en que eres joven, nos alarmamos de que el suicidio sea la primera causa de muerte entre los jóvenes y que los problemas de salud mental sigan creciendo alarmante y exponencialmente. Con la mirada puesta en el nuevo año, 2025, los retos deben centrarse en abordar los problemas que tiene la juventud en España, que por primera vez será la generación que viva peor que sus padres.

Los trabajos precarios, los precios en la vivienda que impiden su emancipación, las redes sociales que generan una distorsión entre el mundo real y el virtual y la salud mental cada vez más deteriorada por todas estas variables son el caldo de cultivo en el que viven los jóvenes en la actualidad. El Gobierno ya ha empezado a tomar medidas en relación al trabajo, con una reforma laboral que ha puesto coto en cierta medida a la temporalidad pero que no ha sido suficiente, y ha avanzado que la vivienda será el principal problema para abordar en los próximos años de legislatura, pero ¿cómo hacemos para revertir que los problemas de salud mental en niños y jóvenes hayan aumentado un 643% en los últimos 30 años -según el último estudio de la Fundación ANAR?

Sin calidad de vida no hay salud mental, y para tener esta calidad de vida hace falta un trabajo y una vivienda dignas, principalmente, que son las bases para poder construir un futuro. En ello han hecho hincapié las fuentes consultadas por ElPlural.com para este reportaje, desde políticos hasta psicólogos. Es Rita Maestre desde Más Madrid, líder de la oposición en el Ayuntamiento de Madrid, la que resume claramente la cuestión: “Aunque se avance mucho en empleo, si no se cambian las políticas de vivienda, todas las mejoras se van por el sumidero”.

Se puede seguir avanzando mucho en salarios y hacia un modelo económico que genere mejores empleos

Una idea en la que insisten tanto Víctor Camino, líder de Juventudes Socialistas, como Ada Santana, una de las diputadas más jóvenes del Congreso de los Diputados. Ambos ponen en relieve las apuestas del Gobierno en becas para estudiantes, en derechos para la gente joven que se incorpora al mercado laboral y en el reto de la vivienda.

Por su parte, los psicólogos inciden en la importancia de la autonomía personal y la posibilidad de establecer un plan de vida para que exista una buena salud mental, y cómo esta se ve mermada por las barreras económicas de la llamada ‘generación de cristal’ -nombre que se le ha puesto por una supuesta fragilidad y debilidad a la hora de enfrentarse a los problemas de la vida adulta-.

Empleo y vivienda, los principales problemas

“2025 ha de ser el año en el que se aceleren todas las políticas que aumenten el poder adquisitivo de los jóvenes, es el gran reto de nuestro tiempo”, señala Víctor Camino desde Juventudes Socialistas, remarcando que en vivienda “lo primero que hay que hacer es ser honestos y explicar el catálogo de medidas que los gobiernos pueden adoptar y señalar a quienes no las estén adoptando”; mientras que en lo que respecta a las políticas de trabajo “hay que democratizar los nuevos empleos digitales, uno de los grandes ejemplos de precariedad”.

Ada Santana, en el grupo parlamentario del PSOE en la Cámara Baja, señala que este nuevo año será importante para “continuar impulsando políticas públicas dirigidas a la juventud”, como el impulso de nuevas ayudas para opositores o la creación de una empresa pública de vivienda. Lo primero que hay que hacer según Santana es hacer “cumplir la Ley de Vivienda”: “En Cataluña ya está dando sus frutos y los alquileres han empezado a bajar. En otras comunidades se incumple de forma sistemática con esta ley”. Pero a esto añade otras medidas, como son la construcción de vivienda pública, acabar con el problema de las viviendas vacías mediante políticas fiscales y regular la vivienda vacacional.

Con Ayuso y Almeida estamos a la cola de Europa en inversión en vivienda

En materia laboral, y en aras de terminar con la alta tasa de desempleo juvenil y el abuso de los contratos de becarios y en prácticas, así como los temporales y las bajas retribuciones, la diputada socialista ensalza el efecto positivo que ha tenido la reforma laboral que el Gobierno de coalición sacó adelante la pasada legislatura, pero indica que “no es suficiente y es necesario que mejoren los salarios y la estabilidad”. “Para el 2025 me conformaría con que pudiéramos aprobar en el Congreso de los Diputados el tan deseado Estatuto del Becario”, remarca Santana.

Madrid es uno de los principales focos problemáticos del país en el reto de la vivienda, donde el precio de los alquileres ha aumentado un 18% en el último año y donde el Gobierno regional de Isabel Díaz Ayuso y el municipal de José Luis Martínez-Almeida no quieren aplicar la Ley de Vivienda estatal, como sí se ha hecho en Cataluña y ha empezado a poner coto a los precios del alquiler. Es por eso que Rita Maestre, portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid, subraya que “aunque se avance mucho en empleo, si no se cambian las políticas de vivienda, todas las mejoras se van por el sumidero”, y pone el ejemplo concreto de la capital y su comunidad: “Con Ayuso y Almeida estamos a la cola de Europa en inversión en vivienda y a la cabeza en jóvenes con más de treinta años sin emancipar. En sus Presupuestos de 2025, Almeida recorta un 37% la inversión en vivienda pública”.

Cambiar la política de vivienda es clave y también lo es mejorar la situación de la FP y de la universidad en nuestra región. Hacen falta plazas suficientes, gratuitas y con posibilidad de hacer prácticas para que cada joven madrileño pueda encontrar su formación y su lugar”, añade Maestre. Así, señala que en políticas laborales se ha avanzado, aunque “se puede seguir avanzando mucho en salarios y hacia un modelo económico que genere mejores empleos”, pero que en materia de vivienda “está todo por hacer”. “Para empezar, limitar las subidas de los alquileres, acabar con las viviendas turísticas ilegales, construir vivienda pública, quitar las ventajas fiscales a SOCIMIS y especuladores”, explica en lo relativo a la vivienda.

Para mejorar la salud mental hace falta que la gente no viva con miedo, que pueda tener confianza en el futuro

“No puede ser que el salario de nuestros jóvenes vaya entero a pagar el alquiler, a hacer más ricos a los que ya son muy ricos”, zanja al respecto, porque, además, esto lleva a los jóvenes a una frustración, a un pensamiento negativo y, por ende, a un deterioro de su salud mental. Recordemos que la salud mental es uno de los principales problemas en la juventud, donde los problemas psicológicos afectan a cuatro de cada diez personas de entre 15 y 29 años y la ansiedad es el trastorno más generalizado.

“Para mejorar la salud mental en general hace falta que la gente no viva con miedo y angustia, que pueda tener confianza en el futuro, que sepa que si se trabaja se puede conseguir construir un proyecto de vida autónomo, formar una familia, hacer lo que cada una quiera hacer en la vida”, resume Maestre, algo en lo que coincide Ada Santana, que añade a esta “situación socioeconómica que genera gran frustración y problemas de salud mental en los jóvenes” la “enorme invisibilización y la falta de medios para hacer frente a los problemas”.

En este sentido, Ada Santana remarca que en el Congreso se ha conformado una subcomisión para elaborar un Pacto de Estado por la Salud Mental, con el que “diseñar las mejores medidas encaminadas para mejorar la salud mental de toda la ciudadanía”. “Para mí la meta debe ser la universalización de la salud mental, porque su prevención y atención no pueden ser un privilegio. Para ello, habrá que dotar progresivamente de recursos humanos y económicos los servicios”, zanja.

La vivienda es un elemento crucial en el desarrollo de la autonomía personal

Desde la perspectiva psicológica, los profesionales subrayan la importancia de trabajar en estos dos principales problemas que hay en la sociedad, porque si no hay vivienda y trabajo dignos no hay visión nítida de futuro. Para ayudar en este camino, Beatriz González, psicóloga y neuropsicóloga en Somos Psicólogos, indica que “se necesita aumentar los recursos públicos y fomentar una educación digital crítica”. “La vivienda es un elemento crucial en el desarrollo de la autonomía personal, y en última instancia, de la posibilidad de establecer un plan de vida; y en cuanto al empleo, este es un factor imprescindible para la sensación de autorrealización de una persona, además de facilitarle medios económicos”, subraya González.

Luciana Moretti, también psicóloga, comenta que el problema de la salud mental de muchos jóvenes “empieza mucho antes de que lleguen a la edad adulta”: “Aunque se viene pensando en la juventud actual como una ‘generación de cristal’, lo que veo en mis pacientes son jóvenes muchas veces inteligentes y con pensamiento crítico que están encogidos y asustados, con una experiencia acumulada de agresividad que experimentan del entorno, a veces incluso desde casa”.

Además, para definir la situación actual, Moretti señala que tal vez “hay una combinación dañina de acceso amplio a recursos que no había antes con una experiencia precaria de conexión interpersonal marcada por la sobrecarga, las prisas, las exigencias…”. También la psicología Saray Falcón insiste en que hay que “desarrollar y fortalecer programas de prevención, educación emocional y accesibilidad a la psicoterapia”.

Por todo ello, Beatriz González subraya que “es esencial aumentar los recursos en salud pública, como la incorporación de más psicólogos en centros de salud y educativos, así como las escuelas deben incluir programas de educación emocional para enseñar a los jóvenes a gestionar el estrés y reconocer señales de alerta”.

Falcón, por su parte, señala otro de los problemas que afecta a la salud mental de cada vez más personas, que son las redes sociales por sus malos usos: “Muchos jóvenes se enfrentan a la presión de un contexto de precariedad laboral, dificultades para acceder a una vivienda digna y la presión que reciben de las redes sociales, lo que genera estrés, ansiedad y problemas de autoestima”.

Las redes sociales, un escenario peligroso

Aunque las redes sociales son una herramienta de enorme potencial, que pueden ayudar a establecer o mantener relaciones sociales, aprender cosas nuevas o acceder a contenidos o información de interés, su uso inapropiado tiene importantes riesgos y efectos negativos. El uso excesivo de las redes puede distorsionar la realidad, generar ansiedad, dependencia, autopercepción negativa y bajar la autoestima, especialmente por las comparaciones constantes que se producen con la sobreexposición de los jóvenes, según detallan las tres profesionales de la psicología consultadas por ElPlural.com.

“Es fundamental educar a los jóvenes en un uso consciente y crítico, ayudándoles a identificar contenido irreal y equilibrar su identidad virtual y real”, indica Saray Falcón sobre lo que hay que hacer ante los efectos negativos de las redes sociales, añadiendo que también es importante “una mayor responsabilidad por parte de las plataformas, limitando funciones adictivas como el ‘scroll infinito’ y las notificaciones, que afectan al sistema de recompensa cerebral”.

La democracia debe entrar en las redes para evitar la desinformación y la desestabilización

Beatriz González subraya que “el fomento del pensamiento crítico, así como establecer pautas de consumo adecuado, son posiblemente las dos herramientas más importantes que se pueden emplear” para abordar los problemas con las redes: “Las redes sociales deberían ser reguladas para minimizar la exposición a contenido dañino, como estándares de belleza inalcanzables o dinámicas de comparación excesiva, y fomentar herramientas para limitar el tiempo de uso”.

Las redes sociales también son una fuente de la que se sirven los difusores de bulos y noticias falsas, de ahí la importancia en atajar este lado problemático. “La democracia debe entrar en las redes para evitar la desinformación y la desestabilización que es caldo de cultivo para la extrema derecha”, remata Víctor Camino, mientras Rita Maestre sostiene que “hay que tomar medidas en todo lo que tiene que ver con la adicción y la ansiedad” y poner coto a los difusores de bulos: “Hay que proteger a los menores. Hay que proteger nuestra democracia de la enorme capacidad de manipulación que tiene un grupo de millonarios reaccionarios -en referencia a Elon Musk- sobre nuestro proceso democrático”.

Por su parte, Ada Santana, mencionando que estamos hablando de una generación “que prácticamente ha aprendido a sociabilizar a través de las redes sociales”, señala la importancia de “enfocar las políticas desde la formación para su uso adecuado”. “Se espera que en 2025 se apruebe el Proyecto de Ley de democratización de las redes sociales: más transparencia en los medios, rectificación obligatoria de noticias falsas o la existencia de herramientas con garantías para poder denunciar”, avanza y celebra.

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Pero resulta paradójico que sabiendo la importancia que tiene la psicología para abordar los problemas de gran parte de la población, España cuente con seis psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18-20 de países europeos como Alemania, según un informe de la OCU en 2023. Y ante y pese a ello, Luciana Moretti quiere salir en defensa de los jóvenes, esa generación conocida como ‘de cristal’: “Creo que se juzga muy duramente a los jóvenes. Olvidamos que todavía no han rodado todos los kilómetros que los adultos ya rodaron. Queremos que sean sabios sin acompañarlos en el proceso de aprendizaje”.

Un panorama desolador para la juventud

Los jóvenes españoles ganan hoy menos que hace una década, según el informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil de 2024 de OIT. O lo que es lo mismo, los trabajadores jóvenes de entre 16 y 29 años perciben salarios un 35% inferiores a la media, y su crecimiento salarial a lo largo de la vida laboral es más lento que el de las generaciones anteriores.

Según la EPA de cierre de 2023, el mercado laboral español ha ganado 4.488.700 trabajadores en una década, pero estos ocupados no han percibido un crecimiento en sus salarios. Si tenemos en cuenta los sueldos reales ajustados por la inflación, el poder adquisitivo de los jóvenes es en el mejor de los casos igual, pero en muchos peor que hace diez años.

El paro juvenil de España es el más alto de la Unión Europa y muchos de los que han llegado a un contrato indefinido lo han hecho después de agotar al máximo el periodo de becario y de contrato en prácticas (hasta no hace mucho tiempo de dos años, que con la reforma laboral se ha quedado en uno).

Por otra parte, los indicadores de riesgo de pobreza y exclusión social también son alarmantes. En 2023, el 31,2% de los jóvenes entre 16 y 29 años se encontraba en riesgo de pobreza, y el 11,5% enfrentaba carencia material y social severa.

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