Alejandro Godino y Oscar Molina son investigadores del Centre d’Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT). Acaban de publicar los resultados de su investigación sobre el impacto de las reformas laborales en Portugal y España, para comparar ambas y extraer conclusiones de qué medidas han sido más eficaces.
Su trabajo acaba de ser publicado en el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, con el título: ¿Las reformas laborales han reducido la temporalidad de los trabajadores jóvenes?
Hemos hablado con Godino, para que nos cuente en primera persona los principales hallazgos de la investigación y de otros que han surgido al profundizar en los datos de la Encuesta de Población Activa [EPA].
Hay una reducción evidente de la temporalidad contractual de los jóvenes
Resultados positivos
¿Cómo han sido los resultados de las reformas laborales?
Queríamos analizar si la reforma laboral en España había tenido efecto positivo o negativo en la temporalidad de la fuerza laboral joven, en comparación con lo que se había hecho en Portugal recientemente. Allí se aprobó una reforma laboral a principios de 2022.
En el caso de España, los resultados son positivos. Hay una reducción evidente de la temporalidad contractual de los jóvenes. Eso da mucha estabilidad y protección social a los trabajadores. El efecto en Portugal ha sido menor.
¿Por qué esa diferencia?
Porque allí las medidas eran más suaves y se centraban en incentivar a las empresas para utilizar el contrato estable. En España, lo que se ha hecho es limitar legalmente el uso de la contratación temporal. Se ha prohibido el uso del contrato por obra y servicio, se ha limitado hasta 12 meses el resto de contratos temporales, fomentar la conversión de temporales en fijos discontinuos. Todo eso, parece que a nivel contractual ha tenido mucho efecto.
Parece que la contratación a tiempo parcial está creciendo también en determinados perfiles
¿Ha afectado a todos por igual?
Cuando se habla de jóvenes en el mercado de trabajo, se suele incluir a todos. Pero tienen diferentes circunstancias: ciertas medidas no pueden tener el mismo impacto sobre los que trabajan en el sector turístico, que sobre quienes están en una consultora, por ejemplo; las mujeres jóvenes tienen particularidades específicas; también los que son migrantes o proceden de familias migrantes.
Lo que hemos visto cuando hemos mirado, no los datos en bruto de la EPA, sino los microdatos, es que efectivamente esa temporalidad contractual se ha reducido en algunos de los perfiles más vulnerables del mercado de trabajo en el segmento de jóvenes, como pueden ser quienes tienen estudios primarios o quienes habitan en regiones con alta tasa de desempleo -como Andalucía o Canarias-.
Por otro lado -y aquí viene lo interesante-, al mismo tiempo que se reduce la temporalidad para esos colectivos en ocupaciones más elementales y regiones con mayor desempleo, parece que la contratación a tiempo parcial está creciendo también en determinados perfiles.
Entre ellos, los más jóvenes -de 16 a 24 años-, las personas con estudios primarios y las que trabajan en ocupaciones elementales y sectores como el turístico.
Es decir, no ha sido plenamente positivo para toda la población joven
En términos generales, es mayor el beneficio de la reforma laboral, pero hay una contraparte que habría que tener en cuenta por parte del legislador a la hora de fiscalizar sus efectos.
Eso no significa que sea mala. Sino que, simplemente, toda política pública tiene que ser fiscalizada para entender todas las partes y contrapartes que está teniendo. En ese sentido, sería interesante tenerlo en cuenta para reformas posteriores.
¿Hay algún cambio significativo más?
Estamos encontrando que había ciertos perfiles que estaban en una posición vulnerable y esa situación se expresaba a través de la temporalidad; parece que esa vulnerabilidad está empezando a expresarse también, o en mayor medida, en lo que se refiere al tiempo parcial.
Medidas estructurales
¿Qué medidas son las que mejor funcionan?
Lo que nos muestra la comparación entre el caso de España y el de Portugal es que son solo las medidas estructurales las que funcionan. Cuando son medidas de incentivación o desincentivación de ciertas prácticas empresariales, no funcionan.
Confiar en la buena voluntad de los empresarios para que se adhieran a ciertos incentivos de la administración pública, en general no va a ningún lado. Particularmente en lo que se refiere a la limitación de la temporalidad.
¿Hay alguna en concreto que destaque?
En lo que se refiere a la última reforma laboral, lo que parece que ha funcionado bastante es la eliminación del contrato por obra o servicio. Ese contrato era la principal fuente de fraude en el uso de la temporalidad en el mercado de trabajo español.
Se utilizaba prácticamente para cualquier cosa. Y, sobre todo, se usaba para puestos de trabajo que tienen un carácter estructural en la empresa, que son requeridos durante todo el año.
Cuando llegaban a los tres años, que era la limitación para legalmente tener que hacerlos indefinidos, los despedían y volvían a contratar a otros.
En principio -porque, a largo plazo, tendremos que ver cómo se está reestructurando la duración de los contratos-, estamos viendo que en el primer año y medio de la implantación de la reforma laboral, ese tipo de prácticas fraudulentas han desaparecido.
Ahora habrá que ver cómo se está funcionando con los contratos indefinidos. Por lo que he estado leyendo, lo que está pasando ahora es un cierto uso fraudulento de los contratos de formación y los períodos de prueba. Pero no es lo mismo que estar dos años de tu vida haciendo una inversión en una empresa concreta para ver si te hacen indefinido y que luego te peguen una patada, a hacerlo durante un par de meses, porque tu nivel de implicación y de inversión no es el mismo.