Las conversaciones de las conocidas “cloacas” del Estado dan una nueva entrega de apodos en el nuevo audio en que ElPlural.com ha publicado este martes en exclusiva entre el excomisario José Manuel Villarejo y María Dolores de Cospedal.
La llamada producida el 6 de septiembre de 2013 deja tras de sí un reguero de nombres y conexiones de personas implicadas en el juego sucio, vertebrado por el Gobierno de Mariano Rajoy, que fue de 2012 a 2018, y centralizado en el Ministerio del Interior de Jorge Fernández Díaz.
En la llamada, además de dejar patente que Villarejo contaba con información sensible de Juan Ignacio Cosidó suficiente para dinamitar al Ejecutivo de Rajoy, como las instrucciones para seguir a Manuel Morocho y al resto de inspectores que investigaban la Gürtel, se demuestra que existía una red de comunicación para que El Asturiano -sobrenombre con el que se hablaba del expresidente Rajoy- estuviese al corriente de todo el trabajo sucio que estaba realizando el excomisario, encarcelado años más tarde por su corrupción sistemática y sus grabaciones ilegales, entre otras cuestiones.
Esta es la larga lista de motes que Villarejo utilizaba para hablar en clave de los políticos en sus “papelillos” y “grabaciones”.
- Mariano Rajoy: “El Barbas” o, en su defecto, “El Asturiano”.
- Soraya Sáenz de Santamaría: “La Pequeñita”.
- María Dolores de Cospedal: “La Cospe”.
- Ignacio López del Hierro (marido de Cospedal): “El Polla” o, para mayor detalle, “El Polla de Hierro”.
- Bárcenas: “El Cabrón”.
- Álvaro Pérez: “El Bigotes”.
- Arturo González Paredo (exalcalde de Boadilla del Monte condenado a 36 años y 11 meses de cárcel): “El Albondiguilla”.
En estos calificativos y descriptivos audios, Villarejo, con su metafórica oratoria, presumía de controlar con medios de comunicación la desinformación. Asegura que “tenía personas infiltradas” en los partidos independentistas catalanes que “fundamentalmente controlo yo”, reiteraba Villarejo. Incluso, llegaba a decir de ir con furgonetas con antenas para espiar al más puro estilo de “Mortadelo y Filemón”.
De esta forma, se tejió como nunca la red de ‘cloacas’ que puso a funcionar toda una maquinaria para desprestigiar a contrincantes políticos o voces incómodas en la lucha contra la corrupción, como el inspector de la Policía que lideró la investigación contra la trama Gürtel, Manuel Morocho.
Cloaqueros
Los artífices de lanzar al debate la calaña política y ser cómplices de detonar el panorama mandatario son denominados, por Javier Aroca, como “cloaqueros de los medios de comunicación”. Pero la cuestión viene de si, en siete años de gobierno progresista, se han limpiado todas esas cloacas. Unas cloacas del Estado que, en su punto álgido durante el mandato de Mariano Rajoy, tenían como pilar fundamental destruir al adversario político. Atosigarlo y difamarlo, consolidándolo como una práctica habitual, por el mero de hecho de compartir y defender sus ideas, compatibles estas con la Constitución y con la legalidad. Este modus operandi sirvió para destrozar partidos como Podemos o distintos independentistas catalanes.
Es entonces la realidad que vivimos la de una democracia imperfecta o, como decía Aroca, “una democracia inmadura”, cuando lo peor, las cloacas, se hicieron desde el poder y utilizando aparatos estatales sin tener en cuenta las instituciones.
Fernando Garea, desde el programa de La 2 “Malas Lenguas” asegura que “no”, todavía no se han limpiado todas esas cloacas y “eso nos lleva a que, efectivamente, la democracia tiene muchas imperfecciones”.