No tienen una fórmula, y si la tuvieran, la romperían. Ultralágrima no busca gustar a todos, pero ha conseguido conmover a muchos. Con un primer álbum que desafía géneros y directos que funcionan como laboratorios sonoros, el dúo valenciano está marcando un camino inesperado en el pop experimental. ¿Por qué todos los que los escuchan sienten que están presenciando algo único?

Valencia ya no es solo cuna de electrónica: llega el pop emocional post-industrial

Valencia ha sido históricamente un hervidero de sonidos: desde la mítica Ruta del Bakalao hasta la actual efervescencia del techno de autor. Pero Ultralágrima representa algo distinto. Una ruptura. Una reformulación del pop desde las ruinas del post-punk, el autotune y el ruido digital. El grupo, formado por Nacho López y Marco Silvy-Leligois, ha dejado de ser una promesa local para convertirse en uno de los nombres clave del nuevo pop español más radical.

Su música se siente como un collage emocional: lo mismo aparece un piano limpio y cristalino que una base industrial o un beat sacado de una pesadilla de club. Lejos de ocultar sus referencias, las exhiben como parte del juego. Citan a Crystal Castles, Clams Casino, Tainy y Kanye West, pero también a artistas de corte más íntimo y rupturista como el primer James Blake o FKA Twigs. ¿Qué tienen en común todos ellos? Que ninguno suena a nadie más. Como Ultralágrima.

Un debut que abre heridas sonoras

Su primer álbum, publicado en 2024, es una declaración de principios: no hay etiquetas, no hay estructuras tradicionales, y sobre todo, no hay miedo. A lo largo de sus cortes se cruzan baladas electrónicas, pasajes ambientales, momentos de distorsión extrema y fragmentos líricos que parecen más confesiones que letras. El autotune es aquí una herramienta expresiva, no un efecto. El ruido, un gesto estético, no una casualidad.

El disco incluye elementos acústicos —pianos y guitarras— que contrastan con sus primeras producciones electrónicas, generando una tensión constante entre lo humano y lo digital. No es música fácil, pero es profundamente emocional. Y eso explica por qué conecta.

Colectivos, clubs y comunidad

Ultralágrima no crece en soledad. Han colaborado con artistas del colectivo Rally, un grupo que promueve la música de club experimental y que ha organizado eventos y showcases en instituciones como el IVAM. También han compartido cartel con figuras clave de la vanguardia sonora nacional en festivales como MIRA, Bicefal o WARM UP Estrella de Levante, donde actuaron junto a artistas como M.I.A., Crystal Fighters o Sen Senra.

Lejos de encerrarse en una estética única, están siempre en búsqueda. “Cada proyecto es una excusa para explorar otro lenguaje. Lo que nos interesa es no repetirnos, ni en el estudio ni en el escenario”, comentan. Su ética es la del laboratorio artístico, pero con un pie firme en la sensibilidad pop. No rehuyen lo melódico, pero tampoco lo facilitan.

Un futuro sin mapa

¿Qué sigue para Ultralágrima? Ellos mismos lo desconocen, y eso es parte del atractivo. Su próximo concierto confirmado en la Sala Moon de Valencia el 27 de junio, promete ser, una vez más, un nuevo experimento. No hay gira cerrada ni estrategia de promoción clásica. Solo una certeza: seguirán haciendo lo que quieren, como quieren, cuando quieran.

En un panorama saturado de fórmulas, algoritmos y estrategias de marketing, Ultralágrima es un gesto de  una anomalía necesaria. No vienen a salvar el pop, vienen a transformarlo desde dentro.

¿Quieres entender por qué tantos empiezan a hablar de Ultralágrima como la nueva frontera del pop español? Escúchalos. Pero prepárate: lo que oigas no va a dejarte indiferente.

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