Es bastante complicado tener más cara de pillo. Delgao se sienta en una silla en la sede de la agencia Taste the Floor. Tiene los ojos tumbados y algo de ojeras. La sonrisa con un paleto partido, vertebra su rostro. Gorra, crucifijo cayendo del cuello y melenita rizada. Sus manos, un ramo de anillos plateados. Podría estar recogiendo fichas en unas ferias de los años 90 o de extremo jugón en el Mundial 94, pero es cantante. Con cara de sinvergüenza, Delgao recibe a ElPlural.com para hablar sobre su último disco. El Sinvergüenza.

P: Hay que ser bastante sinvergüenza para llevar en portada un crucifijo sobre el escote de una mujer.

R:
Esa era la idea. Y eso que queríamos hacerlo un poco más canalla.

P: ¿Cómo?

R: ¿Ves el sujetador? Pues sin él. Pero bueno, hemos priorizado el equilibrio entre el descaro y la fe.

P: ¿Cómo es la vida sinvergüenza?

R: Cada vez lo soy menos y cada vez me va mejor. Si te portas bien, el mundo se porta bien contigo. Sin embargo, sin un poco de cara no llegas a ningún lado.

P: ¿A ti te ha servido?

R: Aunque he sido capaz de echarle cara para aprovechar mis recursos al máximo y sobrevivir, en la música he sido tímido a la hora de aproximarme a otros artistas.

P: ¿Lo de no encorsetarte en un género o tendencia es algo generacional o propio?

R: Hay un poco de los dos mundos. Veo a gente de mi generación que se ha aferrado a un estilo concreto, como por ejemplo mi amigo Hens, quien ha ido trazado su camino a lo largo del pop rock. A veces lo pienso y digo: ¿qué habría pasado si me hubiera quedado en un estilo concreto? A lo mejor estaría en otro lado. No elegir un estilo es un riesgo ya que es más difícil crear un público fiel y sostenerlo. Numéricamente me hubiera ido mejor, pero no estaría tan satisfecho con mi música. Me queda mucho recorrido.

P: ¿Podríamos llamarte El Ambicioso?

R: El Soñador, mejor.

P: ¿Qué reflexión haces del proceso Cómo robar un banco, Nana y El Sinvergüenza?

R: Si algo he demostrado es que no me caso con ningún género. En Nana estaba en unos tonos más tiernos y emocionales mientras que ahora he ido por un camino más frío, oscuro y canalla. Un Delgao más enfadado y despechado.

P: En Malagradecida, por ejemplo, hay mucha rabia. Esos “mala, tú no tienes corazón” rozan lo obsesivo.

R: Hechos en tu vida como una ruptura o la muerte de un ser querido causan unos determinados sentimientos. En Nana elegí contar la parte más tierna de esos procesos y ahora estoy contando la parte más victimista, despechada y negativa.

P: En Blindao me gusta la frase “volví a caer a cero, pero volví a remontarlo” por su forma de condensar la dificultad material de un artista joven en la industria de la música.

R: Es algo que me ha pasado varias veces. Las cuentas, no solo de un artista, sino de un joven autónomo, son una montaña rusa.  A veces puedo estar en mi mejor momento de números y tener 10 pavos en la cuenta. La manera de remontarlo es que cosecho mucho desde hace años y he sido capaz de que de un lado u otro, aparezca un fajo que me saque del apuro. Así he ido funcionando hasta ahora. Además, no tengo problema a la hora de invertir todo mi dinero en un proyecto. Podría tener un cochazo o la entrada de un piso, pero he elegido creer en mi y seguir cosechando. Y para hacerlo, tienes que gastarte los billetes. 

Todo quinqui necesita su nana

P: ¿Temes volver a quedarte a cero?

R: Pasará y lo volveré a remontar. 

P: Soy muy fan de las sobradas de rapero: “Los raperos me la chupan, Tupac no puede hacer balada quinqui”, dices.

R: Es una sinvergonzonería que no podía faltar. En realidad, lo que hago es compararme con gente a la que admiro. Me hizo mucha gracia estar con D3llano y María Escarmiento escribiendo esas sobradas en el estudio.  No es más que echarnos unas risas y el gustito de hablar mal de gente tan respetada.

P: Tres años de Balada Quinqui, por cierto.

R: Se valorara o no en su momento, sigo muy orgulloso de aquel trabajo. Su cabeza en mi pecho sigue siendo una de las canciones más escuchadas de todo mi repertorio. Fue un trabajo que marcó ciertos cimientos en el panorama de los artistas medianos como yo. Se eligieron sonidos y se cuidó la ingeniería de una manera que no te encuentras en cualquier EP.

P: El concepto también es muy interesante.

R: Todo quinqui necesita su nana. Al final sigo con el mismo cuento, pero narrándolo de diferentes maneras.

P: También rompe la supuesta masculinidad que se le presupone a lo quinqui.

R: Romper estereotipos es uno de mis caprichos a la hora de hacer música.

P: El disco termina con Fe. Después de haber expresado pensamientos tan tóxicos, optas por finalizar con una reflexión positiva.

R: Esta hecho completamente a propósito. El Sinvergüenza describe una mala racha y se despide con la fe suficiente como para dejarla atrás. También es una bienvenida al próximo proyecto que ya estoy preparando. 

P: En este tema también contrapones dos sensaciones. La soledad rodeado de gente: “Salgo pa’ la Street, me siento solo” y, por otro lado, el orgullo de pertenecer a una familia elegida: “Debo hacerlo por mi Gang”.

R: Hay una frase que reaparece a lo largo del álbum y es que estoy solo en el camino. La soledad ha sido la protagonista en este trabajo y en Fe me lo pregunto si de verdad me siento así o acompañado, ya que estoy diciendo las dos cosas. Empiezo en la posición de soledad y acabao reconociendo que me siento acompañado y apoyado por mi gente.

P: A lo largo del álbum hay mucha iconografía religiosa.

R: Aunque no solo, la religión juega un papel estético muy importante. Al igual que me hace gracia reírme de Tupac, también me lo hace hacerlo de la religión. Siento cierto morbo por esa institución tan poderosa y me da gusto apropiarme de su simbología. 

P: ¿Haberte criado en Segovia ha tenido algo que ver?

R: Eso ha hecho que esté tan acostumbrado a la estética religiosa. Lo ves en todos lados. Criarte entre Segovia y Salamanca hace que te empapes de cruces, virgencitas, catedrales y todo tipo de arte religioso.

Los cabeza de cartel son los que pueden cambiar las cosas en festivales

P: El otro día te leí quejarte en Twitter sobre la poca presencia femenina en festivales.

R: Solo hay que ver números y estadísticas. Existen las mujeres en la vida real y la música. Además, están haciendo cosas muy guapas, igual que los hombres. Si no me equivoco, representan tan solo el 18% en los carteles. Es algo que se están perdiendo los promotores y quizás haya algún tipo de interés para no interesarse por ello. 

P: Vas a formar parte de varios festivales este verano. ¿Lo harías en alguno que participen fondos proisraelíes?

R: Me cuesta mucho decir que no cuando se trata de ganarse el pan; sin embargo, por una causa así, elegiría antes mis valores que mi pan. Por no hablar de si fuera alguien que a lo que va es a amasar dinero. Si voy a un festival, lo que estoy haciendo es ganarme el pan. Otros estan consiguiendo 25.000 euros más para su bolsillo y son ellos los que se deberían plantarse ante hechos así. Los cabeza de cartel son los que pueden cambiar las cosas, no los artistas que vamos, con suerte, a un festival. Está en su mano, o no, plantarse ante que un fondo proisraelí mueva los hilos del festival. 

P: Es otro tipo de festival, pero Melody ha participado en Eurovisión.

R: Ni lo he visto. Su la música está hecha de mundos, ese no es el mío.

P: Antes de terminar, ¿cuál es la historia detrás del diente partido? Da un toque perfecto al concepto de Sinvergüenza.

R: Fue un accidente de tráfico. También me dice ahí esta cicatriz que tengo debajo del labio, en plan Harrison Ford. A la hora de decidir si me reconstruía el diente o no, elegía hacérmelo en otro momento porque llevaba todo el día en el hospital. Y no volví nunca. 

P: ¿Tienes pensado hacerlo?

R: No. 

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