El Faro es el vehículo con el que Carlos Díaz ha canalizado su evolución artística y personal desde Tenerife hasta Madrid. Tras años de pausas y silencios, su regreso con Esperancero supone un salto definitivo en su carrera, con un indie-pop evocador que conecta con la emoción más pura. En esta entrevista, el artista nos habla del significado de su nuevo single, la importancia de la esperanza en sus composiciones y cómo ha cambiado su manera de hacer música a lo largo de los años.
Pregunta: ¿Qué han significado los faros en tu vida y por qué elegiste ese nombre para el proyecto?
Respuesta: El nombre del grupo surgió porque el primer ensayo que hicimos fue debajo de un faro, concretamente el de Punta del Hidalgo, en Tenerife. Nunca había sentido especial fascinación por ellos, pero después de eso empecé a fijarme más. Lo que más me llama la atención es la figura del farero. Me parece un oficio muy interesante y tengo que investigarlo más.
P: Hay un brillo habla del flechazo y la promesa de algo mejor. ¿Cuál fue la chispa inicial que inspiró esta canción?
R: Para ser sincero, la chispa inicial fue una rueda de acordes. Estaba tocando la guitarra en un pequeño estudio/sala de ensayo que teníamos y de repente llegué a ella. Fue uno de esos momentos en los que dices “aquí hay algo”. No sabía qué historia acabaría conteniendo, pero sí que tenía ganas de contarla.
P: En tus propias palabras, mencionas que "el brillo no es la otra persona, sino la promesa". ¿Cómo llegaste a esta interpretación y qué querías transmitir con ella?
R: Hay un brillo no habla de nadie en particular, sino de un sentimiento. Con "brillo" me refiero a esa electricidad que sientes cuando acabas de conocer a alguien y que te da el impulso para lanzarte al vacío.
P: Esperancero parece un proyecto muy personal. ¿Qué significa este título para ti y cómo define el álbum?
R: Hasta hace poco solo había conocido el amor como una esperanza, como algo a lo que tienes fe y que esperas que ocurra. Esperancero es mi forma de encapsular todos los sentimientos previos a una relación, todas esas expectativas.
El nombre viene del gentilicio de La Esperanza, un pueblo de Tenerife donde viví antes de mudarme a Madrid. Es una palabra que siempre me ha resonado mucho. Al fin y al cabo, un "esperancero" es quien vive en La Esperanza, y precisamente de eso va este disco.
P: Este disco cuenta con la producción de Lisandro Montes (Dorian). ¿Cómo fue trabajar con él y qué crees que aportó a tu música?
R: Esta es la segunda vez que trabajo con Lisandro y es un privilegio estar en el estudio con él. Es un productor muy exigente y muy implicado en lo que hace. El proceso fue una combinación de trabajo en remoto y sesiones de grabación en su estudio de Barcelona, Sonic Art Studio. Fue una experiencia increíble.
P: Desde tu primera maqueta en 2011 hasta este LP, ¿cómo sientes que ha evolucionado tu forma de hacer música?
R: El sonido de El Faro ha ido evolucionando conmigo. Cuando grabé mi primera maqueta en 2011 tenía 16 años y ahora tengo 30. Lo que ha pasado en medio ha sido un progreso gradual: escuchar mucha música, aprender a tocar y a producir, con rachas de más o menos intensidad. A día de hoy sigo teniendo muchísimo que aprender, así que espero que el sonido siga cambiando a la vez que lo hago yo.
P: Después de largos silencios y pausas, te reactivaste en 2019. ¿Qué te motivó a volver a la música y cómo ha sido este renacimiento artístico?
R: La motivación de hacer música siempre ha estado ahí, pero, por suerte, nunca he sentido esa presión de tener que lanzar algo constantemente. Aunque El Faro existe desde 2011, mi primer disco verá la luz ahora, casi 15 años después. Es cierto que cuando cumplí la mayoría de edad me tocó atender otros asuntos: la universidad, mi primer trabajo, vivir fuera de casa... Esa ha sido la etapa más "silenciosa". Lo que reactivó realmente la chispa fue una llamada casual en 2018 de Jesús de Acuarela, uno de mis sellos, preguntándome si tenía algo que quisiera sacar. Ver esa mano tendida me hizo sentir que era el momento de volver.
P: Tras mudarte a Madrid en 2024, ¿cómo ha influido esta nueva etapa en tu sonido y tu visión como artista?
R: Cuando me mudé a Madrid el disco ya estaba compuesto en un 80%. Sin embargo, sí que he notado la impronta de la ciudad en mi forma de concebir el proyecto e incluso en las últimas canciones que se incorporaron al disco. Ha sido un cambio de visión a mejor, sobre todo a raíz de conocer a gente que me ha inspirado y de afrontar los retos que supone cambiar de ciudad.
P: Tu música busca conectar emocionalmente con la Generación Z. ¿Cómo consigues hablarle a esta generación sin perder tu autenticidad?
R: Aunque nunca sabes con quién puede acabar conectando tu música, sí siento que los temas que trato en el disco son consecuencia directa de una forma de relacionarnos que es "nueva", sobre todo para mi generación (algunos la consideran Z, otros millennial). Me refiero a una forma de relacionarnos más imprevisible y sin narrativas claras, en la que el individualismo entra en conflicto con el deseo de no estar solos. En cualquier caso, mi música no tiene un fin en particular más allá de la conexión emocional en sí misma. No depende tanto de la generación a la que pertenezcas, sino de la sensibilidad con la que habitas este mundo.
P: ¿Hay algún tema o concepto que aún no hayas explorado en tu música y que te gustaría abordar en el futuro?
R: Muchísimos. De hecho, ya tengo lo siguiente bastante enfocado, aunque por ahora me he impuesto una tregua de composición. Siento que es el momento de darle cariño a las canciones de Esperancero, que son el resultado de años de trabajo y quiero disfrutar plenamente de su salida al mundo. Así que lo nuevo tendrá que esperar. Me gusta echar de menos hacer música. Siempre he pensado que es buena señal.
P: ¿Qué le dirías al Carlos Díaz que lanzó su primera maqueta hace más de una década?
R: Le diría que no hay nada malo en su forma de sentir y que siempre tendrá un refugio en la música.
P: ¿Cuáles son tus planes después del lanzamiento de Esperancero?
R: Por el momento, disfrutar del lanzamiento y del papel que ocupe en la vida de las personas que lo escuchen, sean muchas o pocas. Eso es lo que más ilusión me hace. El resto se irá viendo.