El fuego declarado el pasado domingo en Uña de Quintana (Zamora) amenaza con batir todos los récords negativos de la historia forestal española. Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), a última hora del miércoles el perímetro del incendio rodeaba unas 38.000 hectáreas, lo que lo situaría por encima del devastador incendio de Minas de Riotinto, que en 2004 arrasó casi 30.000 hectáreas entre Sevilla y Huelva.
Aunque la cifra de EFFIS se refiere al perímetro - que incluye zonas afectadas y otras que han podido salvarse -, la magnitud del desastre es evidente. La comparación con otro gran incendio activo en estos días, el de Chandrexa de Queixa (Ourense), con un perímetro cercano a 20.000 hectáreas, refuerza la idea de que España vive una de sus peores crisis de fuego en décadas.
Una semana negra para los bosques
El impacto de este incendio se suma a una estadística ya desoladora: solo entre el 5 y el 12 de agosto, las llamas han afectado a 34.273 hectáreas en España, sin contar todavía las cifras completas de los fuegos de Zamora y Ourense. Para entender la dimensión, basta recordar que desde el 1 de enero hasta el 5 de agosto se habían quemado 45.209 hectáreas.
La causa principal, según todos los expertos y la propia Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), está en la ola de calor histórica que asfixia al país. Los primeros 20 días de agosto de 2025 serán los más cálidos jamás registrados en ese periodo, un récord que, de acuerdo con la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, tiene la firma del cambio climático. “Estos incendios son un aviso claro de que el cambio climático está ahí”, alertó en declaraciones a la Cadena SER.
Europa, también en alerta
España no es la única que sufre. En toda la Unión Europea, la última semana se han quemado unas 61.000 hectáreas, la segunda cifra más alta del año tras la registrada entre el 22 y el 29 de julio. Portugal, por ejemplo, ha perdido casi 17.000 hectáreas en apenas siete días.
La trampa de la simultaneidad
Uno de los grandes retos en esta crisis es la multiplicación de incendios en un mismo territorio. Entre el 5 y el 12 de agosto, EFFIS contabilizó 30 fuegos de más de 30 hectáreas en España, la cifra más alta del año. Esta simultaneidad obliga a dividir recursos humanos y materiales, reduciendo la capacidad de ataque a cada foco.
Ignacio Pérez Soba, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes de Aragón, advierte que esta situación “estrecha el margen del sistema” y complica la logística: cumplir con los turnos máximos de trabajo y descanso, disponer de directores de extinción en cada incendio o trasladar maquinaria pesada como bulldozers son operaciones que requieren tiempo y personal que no siempre están disponibles.
Prevención y cambio climático, el doble frente
Más allá de la coyuntura meteorológica, el incendio de Zamora expone la fragilidad de las políticas de prevención y la urgencia de adaptarse a un escenario en el que los fenómenos extremos serán más frecuentes. Estudios científicos llevan décadas advirtiendo de que la crisis climática provocada por la actividad humana eleva la intensidad, frecuencia y duración de los incendios forestales.
Con la combinación letal de calor extremo, baja humedad y vientos irregulares, la lucha contra las llamas en Zamora se ha convertido en una carrera contrarreloj. Y, aunque el perímetro pueda incluir zonas no quemadas, los datos ya lo colocan entre los mayores desastres forestales registrados en España.