En medio del ruido de la burbuja festivalera —Mad Cool en Madrid, BBK en Bilbao este mismo fin de semana—, AC/DC ha ofrecido este sábado el primero de sus conciertos en el Riyadh Air Metropolitano (el próximo será el próximo 16 de julio) dentro de su gira Power Up. Durante más de dos horas, la banda británica-australiana y los 60.000 asistentes han firmado un pacto bajo la premisa de entender la música en directo de una forma más primitiva, auténtica y brutal. Miles de cuernos rojos iluminaron una noche estrellada mienta el diablo hacía acto de presencia y dirigía la orquesta en el estadio del Atlético de Madrid

La banda, formada en 1973 por Malcolm Young, Angus Young y el vocalista Dave Evans, ha sobrevivido a tragedias, cambios de formación y la erosión implacable del tiempo. Incluida la muerte de Malcom Young en 2017. Pero el tiempo, en este caso, parece haberse rendido. Con todo, AC/DC se ha erigido como una de las bandas más importantes de la historia de la música. Y sus líderes actuán como leyendas vivientes e inmortales. Desde If you Want Blood (You´ve Got It) hasta la última nota de la noche. 

Brian Johnson (77años) y Angus young (70 años) son dos fuerzas de la naturaleza. Es imposible realizar tal desempeño físico si no lo eres. El guitarrista es punto y a parte. Septuagenario, sigue siendo un patriarca eléctrico, una reliquia viva del rock and roll que se niega a oxidarse. Ataviado con su clásico uniforme escolar —esta vez en rojo carmesí, camisa blanca, corbata verde con detalles naranjas y negros, gorra amarillaunas— y besando el escenario con unas Reebok negras, Young sigue siendo un guitarrista excelso, de una vitalidad envidiable y fiel a sus clásicos pasos prohibidos. Antes de la recta final del concierto, Young dedicó un discurso a través de las cuerdas de su guitarra durante 20 minutos. La dejó chillar sola sobre un atril suspendido, en un solo eterno, hasta acabar tirado en el suelo, sin gorra, sin chaqueta, sin corbata, con la camisa abierta y el torso al aire. Rodeado de confeti. La imagen de un sacerdote poseído por la electricidad y el ruido. Un tipo absolutmanete histórico. 

A su lado, Brian Johnson, 77 años, boina negra y voz de acero inoxidable, ha ido entonando cada tema con su característica voz. Desde Back in Black y Stiff Upper Lip hasta Highway to Hell y Thunderstruck. Verdaderos himnos de la música que nunca sonarán caducos. Y más mérito tiene el hecho de recuperarse tras estar a punto de quedarse sordo, teniendo en cuenta que sus graves problemas auditivos no fueron provocados por el sonido de los altavoces sino por su afición a asistir a carreras de coches sin protección para los oídos. Leyenda.

En un momento donde nuestra sociedad margina a sus mayores, AC/DC planta cara al edadismo con una lección de resistencia escénica y vida. Cada gira es un regalo y una demostración de que la tercera edad es absolutmente valiosa y necesaria en nuestro mundo. Al final, con el público entregado, la banda ha cerrado la noche con T.N.T y For Those About to Rock. El próximo miércoles, por Madrid volverá a pasar la autopista al infierno.