Cada vez que hacía orden de armarios por cambio de temporada, me daba cuenta que acto seguido empezaba a arreglarme más y a sentir alegría porque sabía donde estaban la cosas. E incluso, ¡ganaba tiempo!
Inconscientemente empecé a hacerlo con otras cosas (maquillaje, medicamentos, libros, etc…) y siempre notaba esa alegría de pensar “yo controlo”. Lo malo era que, al poco tiempo, todo volvía al caos, porque aunque le ponía entusiasmo, no era nada práctica y no tenía rutinas para mantener las cosas en su sitio.
Cuando ordenaba la cocina, tiraba un montón de comida caducada y me enfadaba muchísimo porque pensaba: “hay que ver todo lo que estás tirando y luego te quejas de que siempre comes lo mismo”. Y además sentía que perdía mucho tiempo yendo a la compra, para luego tirar la comida y acabar pidiendo comida a domicilio. ¡ Una auténtica locura!. Vivía totalmente atrapada en el binomio orden/desorden. ¡Estaba agotada y no conseguía encontrarme bien ni adelgazar!
Hoy puedo afirmar después de mucho experimentar, que la buena organización en la despensa y nevera está directamente vinculada con una mejor alimentación, con el ahorro de dinero y sobre todo, de tiempo.
¿Cómo organizar una despensa saludable?
- Pues sé que es de sentido común, pero hay que tenerlo todo a la vista y olvidarse de almacenar. Una buena idea es tenerlo todo en envases transparentes (si son de cristal, mejor) porque así puedes ver qué y cuánto tienes.
- Colocar los alimentos que más consumes en primera línea y también los más saludables a la vista, para que en esos momentos de “me lo comería todo”, tus ojos vean la opción más saludable en primer lugar.
- Colocar los alimentos recién comprados al fondo, y mover los más antiguos hacia delante para evitar que caduquen. Un buena idea es etiquetar los botes con el alimento y la fecha de caducidad.
- Tener una balda a la que te cueste acceder que sea “ la balda de los caprichos”, dónde estén todas esas que sabes que las tienes que comer como excepción.
Los básicos que debemos tener en nuestra despensa son:
- Cereales integrales (mijo, arroz integral, trigo sarraceno, quinoa, etc…)
- Legumbres
- Semillas (si las molemos, hay que guardarlas en la nevera para que no pierdan sus propiedades)
- Frutos secos
- Botes en conserva de verdura para emergencias
- Acetite de oliva virgen extra
¿Cómo organizar frutas y verduras?
• Deben estar visibles y no amontonadas.
• Guardarlas en la zona menos fría de la nevera (en el cajón de abajo)
• Antes de guardarlas, dejarlas limpias eliminando restos de tierra pero sin lavarlas con agua, para evitar que la humedad las estropeen.
• Los vegetales se pueden almacenar en bolsas de algodón ecológico o bolsas con agujeros, para que respiren.
• Una buena idea, es dejar en la nevera fruta y verdura cortada en bolsitas para tomártelo como snack.
• Algunas frutas y verduras debemos tenerlas fuera de la nevera (hasta que la temperatura ambiente lo permita), en el frutero o un carrito como por ejemplo: los plátanos, los kiwis, los tomates porque si no pierden el aroma. Las cebollas y tubérculos se tienen que guardar en lugar bien ventilado y oscuro.
En cuanto a los lácteos, lo mejor es colocarlos en la balda de arriba de la nevera (yogures, kéfir, requesón, etc..) y la leche, una vez abierta hay que guardarla en la nevera pero evitando colocarla en la puerta, ya que al abrir y cerrar la temperatura es más variable y se puede estropear.
No hay que olvidar que, para mantener este orden, es importante LA PLANIFICACIÓN. Es imprescindible encontrar un momento en la semana para diseñar el menú semanal y hacer la lista de la compra. Así, además de ahorrar tiempo, vas a ahorrar dinero y vas a disfrutar de esa alegría que da saber que llevas las riendas de tu vida.
Os dejo el link a un blog ( y a una persona) que a mi me cambió la vida: ORDEN Y LIMPIEZA EN CASA. ¡Echadle un ojo! Su libro “ 21 días para tener tu casa en orden” me enseñó que el orden nos ayuda a vivir en paz y hace que nuestro día a día sea más fácil consiguiendo que alcancemos las metas que nos hayamos propuesto con mayor facilidad.