Triunfo socialista histórico en Cataluña. Por primera vez en democracia el PSC gana las elecciones en votos y en escaños. Un éxito que ha sido posible gracias a una política valiente de acuerdo, reencuentro y diálogo de Pedro Sánchez y a un candidato: serio, responsable e inteligente como Salvador Illa, que ha sido capaz de realizar una campaña en positivo. Ha vencido la moderación y la sensatez. Se abre un nuevo tiempo de ilusión y de esperanza, porque Cataluña ha votado reencuentro. Se abre un nuevo tiempo con menos demagogia y más realidades. Un nuevo tiempo centrado en los problemas reales de catalanes y catalanas.

Unas elecciones donde Puigdemont y Feijóo han fracasado. Los catalanes con su voto han dejado muy claro que están cansados de la confrontación permanente y de las palabras gruesas. Están cansados del permanente ruido para que no se hable de lo importante, y lo importante es el empleo, la sanidad, la educación o cómo buscar soluciones a los problemas de la sequía. El apocalipsis pronosticado por la derecha se ha dado de bruces con la realidad. Fue una mala noche para los que deseaban que España se rompiera, ¿verdad, Sr. Feijóo?

El presidente Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a acertar. Siempre ha apostado por una política de diálogo y de reconciliación en Cataluña y nada le ha hecho cambiar su rumbo, a pesar de que no ha sido fácil. El discurso de odio exacerbado de Feijóo, la división a la que el PP ha querido llevar a nuestro país con “el España se rompe”, los duros ataques, incluso a su familia. Todo les ha valido a la derecha para tratar de destrozar al presidente de Gobierno, pero han vuelto a equivocarse porque ahí están los resultados: El independentismo ha perdido.

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Salvador Illa ha arrasado estas elecciones. Ha sido capaz de atraer 80.000 votos independentistas. Ha realizado una gran campaña en positivo que ha convencido a la ciudadanía. Es un hombre, que esté donde esté, siempre lo hace bien. Siempre desde la serenidad y la moderación, sin decir barbaridades, sin tuits virales, sin faltar a nadie, sin insultar y respetando a sus adversarios. Y ha hecho algo trascendental en estos tiempos que corren, ha ganado unas elecciones sin palabras gruesas y sin estridencias. Si hubiese más políticos como él nos iría mucho mejor a todos y todas.

El discurso de Illa de la noche electoral ha sido brillante: “Esta nueva etapa será para todos y todas las catalanas. Piensen lo que piensen, hablen la lengua que hablen, vivan donde vivan y vengan de donde vengan. Ningún catalán quedará fuera de esta nueva etapa que hoy abrimos”.

Pero en estas elecciones también ha habido perdedores, comenzando por el independentismo. Por primera vez desde 1980 los independentistas no consiguen sumar mayoría, obtienen apenas el 43% de los votos. Y pierde Puigdemont, que afirmó en campaña electoral que abandonaría la política si no era elegido president de la Generalitat, pues ya puede ir pensando a cumplir con este compromiso. Adiós Puigdemont, hola al diálogo.

A Feijóo tampoco le ha ido bien y lo sabe. Por mucho que los medios de derechas hayan salido en tromba a decir que están muy contentos, se les nota que no lo están; basta ver el odio que destilan algunos tuit de los líderes del PP en la noche electoral. Suben en votos, es verdad, son los votos de Ciudadanos que regresan al lugar del que salieron, pero el PP sigue siendo irrelevante en Cataluña y está muy claro que aquí al partido de Feijóo lo quieren poco.

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A Feijóo no le ha ido bien. La ciudadanía ha comprobado que la estrategia del presidente Pedro Sánchez de diálogo, indultos y amnistía ha dado sus frutos, frente a las mentiras del líder del PP de “España se rompe”.  No le ha ido bien porque se ha comprobado que el independentismo solo crece cuando gobierna el PP y baja cuando lo hace el PSOE: Con Rajoy en 2017 los independentistas: Junts, ERC y la CUP obtuvieron 2,1 millones de votos; pero tras cinco años de gobierno de Pedro Sánchez, ayer obtuvieron 1,2 millones. La mitad. ¡No es lo mismo!

Feijóo nos miente una y otra vez. Solo habla de ETA fuera del País Vasco y de amnistía fuera de Cataluña. Solo hace referencia a estos temas en el resto de España para obtener votos, no porque en realidad le importe nada de esto. Su prioridad es parecerse cada día más a Vox, como ha hecho en estas elecciones catalanas, donde ha copiado literalmente los discursos de Abascal. A este ritmo pronto acabarán fusionándose ambos partidos.

Solo dos curiosidades más. ¿Cuál fue la única encuesta que ha clavado los resultados de las elecciones catalanas? La del CIS. ¡Toma nota Feijóo! Y la segunda curiosidad es que Telemadrid, más conocida como “teleAyuso”, la noche electoral dentro de las posibilidades de gobierno en Cataluña, planteaba a PSC, PP y Vox como opción. Sra. Ayuso no mienta, el único que pacta con la ultraderecha en España es el PP, es más, hoy el PP es pura ultraderecha.

Tras una década perdida en Cataluña, se ha vuelto a poner el contador a cero. Se arriesgó. Se hizo política. Se propuso pasar página. Todo esto se cuestionó. Pero la sociedad catalana ha votado y ha decidido empezar una nueva etapa. Nadie dice que será fácil, pero Cataluña merece una etapa de estabilidad, convivencia, prosperidad, progreso y futuro, que sólo será posible con Salvador Illa como president de la Generalitat.

Esperemos que también haya un cambio de ciclo en el PP. Feijóo está a tiempo de optar entre continuar con su política de odio, división y enfrentamiento o hacer propuestas que mejoren la vida de la gente. Está a tiempo de elegir si va a seguir copiando los postulados de la ultraderecha o va a moderarse. Está a tiempo de decidir si va a seguir hablando de ETA y de independentismo o si lo hará de empleo y economía. No sabemos qué hará. Pero la realidad es que ya lleva dos elecciones donde ha sido irrelevante, en Euskadi y en Cataluña, y dentro de poco están las europeas y hay quien dice que no hay dos sin tres.

Miguel Ángel Heredia Díaz