Este lunes 30 de septiembre era el día D, las 10:00 de la mañana la hora H, pues la Sección 23 de la Audiencia Provincial de Madrid se reunía para la deliberación y fallo de los recursos interpuestos por el abogado de Begoña Sánchez, mujer del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, y de la Fiscalía. Pero como todo en este caso se ha ido por el sumidero, pues sus señorías no tenían el recurso de Begoña Gómez, por lo que han tenido que suspender el cónclave togado hasta nueva orden. ¿Un error del letrado de la administración de justicia? ¿Un error del juez Peinado? ¿O una demostración de ‘vagancia’ extrema por parte de sus señorías que ni siquiera habían mirado el sumario que pidieron a Peinado pese a tenerlo en su poder desde hace 18 días? Preguntas sin respuesta que abren demasiadas ventanas por las que entra de todo, menos aire fresco.
Este retraso traerá graves consecuencias para las defensas, pero antes de llegar a las consecuencias tratemos de hacer memoria para encontrarle sentido a este sinsentido jurídico. Viajemos en el tiempo, concretamente a principios de noviembre de 2023 cuando el expresidente del Gobierno del Partido Popular, José María Aznar, tachó a Pedro Sánchez de “peligro para la democracia”, y pronunció las frases “no es tiempo para la inhibición” y “el que pueda hacer, que haga, el que pueda aportar, que aporte, el que se pueda mover, que se mueva”. Y como suele suceder…de aquellos polvos, estos lodos.
El incendiario discurso de Aznar fue una piedra más en el camino de la Justicia que se sumó la sentencia del Supremo en la que se absolvió de los delitos por los que se había encausado a Manos Limpias, el pseudo sindicato que fue la mano ejecutora de la primera denuncia, interpuesta solo un par de meses después del discurso del expresidente, por tráfico de influencias contra Begoña Gómez. Una denuncia hecha solo con recortes de prensa, algunos de ellos falsos, que Peinado no dudó en admitir. Una denuncia a la que se sumaron otros tentáculos de la extrema derecha como Vox o HazteOír entre otros. Pero como diría Aznar: “El que pueda hacer, que haga".
Y ahora, tras meses de una instrucción más que cuestionable, hay que recordar que se han interpuesto tres querellas contra Peinado por prevaricación y revelación de secretos, los ilustres togados de la Audiencia Provincial ni se habían mirado uno de los recursos más importantes que ha recaído en la judicatura madrileña en los últimos años. Como los alumnos malos de primaria, sus señorías se habían dejado los deberes para el último día. El principal documento sobre el que debían debatir no estaba, el recurso que pone en duda la instrucción realizada por Peinado ¿casualidad? Juzguen ustedes.
Este error, ‘para nada malintencionado del juez de instrucción o de su LAJ’, va a provocar dos cosas. Uno, que se tenga que retrasar la deliberación sobre los recursos sine die. Y dos, un retraso que deja a Peinado semanas por delante, un campo absolutamente libre, para poder seguir haciendo lo que le venga en gana con este procedimiento. Un hecho, lo de hacer lo que le plazca incluso en contra del criterio de la Audiencia, que por otro lado tampoco es nada nuevo para las defensas y la Fiscalía.
Pero como todo en esta vida, la jugada se podría tornar en contra del magistrado. Si en el tiempo que tarde la Audiencia en poder volver a poner fecha para la deliberación y fallo de los recursos llegara el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Peinado está obligado a entregarlo en la Audiencia junto con el resto del sumario. Así pues, si la UCO sigue en la misma línea que en los dos informes anteriores donde aseveraba que no había delito y que los contratos eran legales, la posibilidad de archivo se incrementaría exponencialmente mal que le pese a Peinado, quien hasta ahora se ha pasado por el forro de la toga todo lo que le han dicho desde la propia Audiencia Provincial.