Estamos realizando un recorrido por el sur de la Península, siguiendo el eje de lo que se conoce como La Raya entre España y Portugal y recuperando el placer por los viajes de antaño. Después de pasar dos noches en Zafra como campamento base para nuestras excursiones por la provincia de Badajoz hasta llegar a Huelva —y dejarnos infinidad de paisajes y lugares para otra ocasión— abandonamos con pena esta región para explorar otra no menos interesante y llena de aventuras para un intrépido viajero.

La Orden de Santiago más allá del camino del norte

Cuando oímos hablar de los Caballeros de la Orden de Santiago y de su labor protegiendo el camino, inmediatamente nos acordamos de Compostela y el norte peninsular. Pocos conocen que esta orden, similar a la de los Templarios en mucho pero totalmente autóctona, se fundó en Cáceres, a tiro de lanza de aquí. Lo que sí es ya más conocida es la ruta de la Vía de la Plata para llegar a los pies del apóstol, y es precisamente esa antigua calzada romana la que utilizaremos para descender por el mapa hasta la siguiente etapa: Huelva.

Monasterio de Tentudía ©LeequidMagazine

Pero antes de llegar, haremos una parada en uno de los lugares santiaguistas más llenos de magia y encanto: el Monasterio de Tentudía. Precisamente el nombre le viene dado por la leyenda que afirma que en plena batalla por la Reconquista el líder de las tropas cristianas rogó al Cielo “¡Santa María, detén tu día!” a lo que la Virgen accedió deteniendo unas horas el sol y permitiendo la victoria en la que llevaban ventaja. Leyendas bonitas aparte, el idioma es así y como en aquél lugar se construyera una ermita y después un monasterio en honor a la virgen y la batalla, el uso popular acabó convirtiendo la frase en palabra y hoy el pueblo se llama Monesterio y la comarca, Tentudía. Una comarca en la que verás indicaciones de la Ruta de las Órdenes Militares  y que daría por sí sola otro Road Trip.

Sepulcros de Caballeros de Santiago en Tentudía ©Leequid Magazine

Para disfrutar de un lugar así no hace falta tener fe y tan solo hace falta llevar consigo buena disposición.

Al final de una corta y estrecha carretera se llega al punto más alto de la provincia de Badajoz (1.100 metros) y, cuando el asfalto acaba, aún toca recorrer cien metros de tierra hasta el recoleto monasterio. Y desde allí, las vistas de la sierra gustarán a cualquiera. Si además te gusta el arte y la historia, te preguntarás por qué hay tan pocos visitantes. Esto nos hace dudar de si con artículos como este ayudamos o no, porque no nos gustaría volver y encontrarnos un aparcamiento con cientos de coches, y el pinar convertido en un camping. Pero sigamos, que desde aquí aún tenemos mucho con lo que sorprendernos. Subamos al coche y disfrutemos de una hora de recorrido en el que pondremos en práctica el dicho de que lo importante no es el destino, sino el camino. La carretera está en buen estado pero con curvas y poblaciones, que nos obligarán, y eso es lo bueno, a ir despacio y contemplar el paisaje que en pocos kilómetros nos llevará a Huelva. Los carteles viales nos anuncian que estamos en la Carretera Lisboa - Sevilla (N-433) y nos tienta a seguir de un tirón hasta la ciudad del Tajo, pero antes queremos cumplir con el resto de etapas de esta ruta para recorrer sin prisas. Ya llegaremos.

Una calle de Aracena ©Leequid Magazine

 

Aracena nos espera a una hora de distancia y con los abrazos abiertos. Famosa por su Gruta de las Maravillas, de la que se sienten orgullosos por ser la primera visitable de España (1914), a nosotros nos cautivó más por lo que atesora en su superficie. No queremos llevarle la contraria al ministro que recomendó comer menos carne, pero es que estamos en plena denominación de origen Jabugo, y eso se nota. Aunque la sierra presume también de las setas que recoge y con las que, combinadas, alcanzan cotas gastronómicas celestiales, como el arroz ibérico con cogumelos y secretro que nos obsequiamos en el mesón El Postigo, que no tiene web ni admite tarjetas. Ni falta que le hace.

Arroz ibérico de Mesón El Postigo en Aracena (Huelva)

Esta gastronomía contundente es una de las características propias de una zona serrana, como lo es que la temperatura sea unos grados inferior al resto de la provincia y alrededores, especialmente por la noche, cuando en pleno verano necesitarás la chaquetita de turno. A pesar de eso, la mayoría de turistas vienen a pasar el día, visitar las cuevas y si acaso el Museo del Jamón (obviamente, nada que ver con los bares del mismo nombre de Madrid). Esa falta de pernoctación es lo que suele tratar de corregir un Parador Nacional —como ya dijimos en nuestra visita a Zafra— y lo que busca aquí el hotel de una conocida cadena que se ha instalado en lo alto de la loma y desde cuya piscina deja contemplar el caserío encalado, el castillo y todo su encanto. Sin duda, una opción muy recomendable para relajarse al menos un día, leer, comer bien y continuar nuestra ruta hacia el Sur.

Hotel en Aracena (Huelva) ©Leequid Magazine

Relajarse es fácil en Aracena. Sus calles y sus gentes invitan a ello. Si te quieres parar a hacer una foto a su confitería más famosa, con más de cien años elaborando dulces sin prisa, te puede pasar como a nosotros, que los coches se paren para no pasar por delante y estropearte la toma. Un oasis.

Confitería Centenaria en Aracena ©Leequid Magazine

Y si te gusta el monte, aquí lo compartirás con especies como el Buitre Negro, el Águila Real, La Cigüeña Negra, zorros, garduñas, jabalíes entre castaños, encinas y quejigos.  Para visitar la Gruta, que es lo que todo el mundo te va a preguntar cuando cuentes que has estado aquí, hace falta reservar las entradas en su web. Pero si no quieres entrar, ya hemos dicho que la superficie también es una maravilla.

Unancabina de teléfonos en Aracena (Huelva) ©Leequid Magazine

Anclada en el tiempo, puedes encontrar una de las últimas cabinas de teléfonos que quedan, un seiscientos impecable, o seguir viajando en el tiempo tomando café y leyendo la prensa local en el salón de su Casino modernista Arias Montano . Fue construído en 1910 y es obra del mismo arquitecto de la Plaza de España en Sevilla ( Aníbal González de Aracena). Esto nos lo contó nada más entrar, orgulloso como no podía ser menos, uno de los socios de este club privado, que permite a cualquiera sentarse tras su cristalera a ver la plaza y vivir despacio.

Casino Arias Montano en Aracena (Huelva) Leequid Magazine

 

Sentados aquí, y pagando un euro por el café en taza de loza, resulta increíblemente absurdo pensar en cómo nos hemos dejado engañar por esa costumbre guiri de tomar el café aguado en vaso de papel por la calle. ¿En serio no puedes parar ni cinco minutos? ¡Me bajo en la próxima!

Bienvenidos al Reino de Niebla

Y la próxima parada es un lugar como salido de Las Mil y Una Noches. Si retrocediéramos a la dominación árabe de estas tierras, habríamos entrado en la Taifa de Niebla a la que perteneció un territorio que hoy se divide entre España y Portugal y que, tras ser conquistado primero por el Reino (musulmán) de Sevilla y después por Castilla, se dividió y convirtió en Condado de mismo nombre. Hoy de aquél onírico reino solo queda la población de Niebla a la que llegaremos en algo más de una hora desde Aracena. Bueno, eso si te quieres perder una nueva sorpresa en el camino y no te detienes. ¿Acaso hay prisa? Un Road Trip no es una carrera.

 

 

Tomando la N-435, carretera de gran belleza paisajística que invita a seguir nuestro viaje reposado ya en la provincia de Huelva, y antes de llegar a Valverde del Camino —que es famosa por sus artesanos de marroquinería y sus botos camperos— no nos queda más remedio que pasar por las Minas de Riotinto. Merece la pena detenerse unos minutos en el mirador a pie de obra desde el que puedes observar el ir y venir de sus gigantescos camiones, que, por las descomunales proporciones de la mina a cielo abierto, incluso parecen de juguete. Es uno de esos lugares que has visto infinidad de veces en foto o televisión, pero que hasta que no lo ves por ti mismo, no te das cuenta de lo que es.

Minas de Riotinto ©Leequid Magazine

Y es otro ejemplo de historia viva. Desde la Edad del Cobre hasta nuestros días, pasando por tartessos, fenicios o romanos hasta hoy están en explotación, formando una excavación tan profunda y extensa que se diría el ombligo de la tierra. Aún quedan motivos para sorprenderse, pues en el pueblo podemos visitar las casas de estilo inglés de sus directivos, que si no fuera por el sol y el calor, podríamos pensar que hemos llegado a Manchester. Y la razón es precisamente que el gran desarrollo de la mina se debe a la llegada de la británica Rio Tinto Company Limited en el siglo XIX.

Si te gusta el turismo y la arqueología industrial, aquí puedes pasar el día entero entre visitar su museo y hacer el recorrido de su tren histórico, en ocasiones con máquina de vapor, que te recomendamos como experiencia.

Nosotros nos conformamos con dar una vuelta y continuar poco menos de una hora más para llegar a lo que queda de Niebla.

Murallas del Condado de Niebla (Huelva) ©Leequid Magazine

Taifa, Reino y Condado de Niebla

La muralla actual data de la dominación almohade, cuando desde aquí se reinaba gran parte de la provincia de Huelva y el Argarve portugués. Hoy, alberga en verano un festival de teatro clásico que deseamos cuaje y refuerce la oferta de turismo de interior, tan necesario para transformar el caduco modelo de sol y playa y revertir la despoblación rural. De su dilatada historia, el hecho más destacable sin duda fue haber sido escenario de la primera batalla occidental en la que se empleó la pólvora. Alfonso X conquistó la ciudad con sus lombardas, aunque pese a esa superioridad bélica, el monarca permitió a la población musulmana seguir viviendo allí. Y si no fuera por el terremoto de Lisboa, la Invasión Francesa o el cierre del Ferrocarril de Rio Tinto, a buen seguro que la población sería mayor, musulmana o no.

Nuestro siguiente destino es la Aldea del Rocío, pero antes nos han dicho que la Virgen está aún, por cosas de la pandemia, en Almonte y allí pararemos para comer y visitarla. 

Dijimos en el primer capítulo que lo mejor para encontrar restaurante era dejarse aconsejar por los usuarios de Google, TripAdvisor, El Tenedor y otras webs. Pero en este caso haremos una excepción y os contaremos nuestra experiencia, que descubrimos precisamente así. Dentro de una antigua Bodega de altos techos, en Almonte elegimos El Tamborilero por las reseñas de su comida local, pero sobre todo por lo llamativo de su sistema. En lugar de carta para el menú, y aunque en estos tiempos de profilaxis en todos los sitios te piden que la descargues de un QR con tu móvil, aquí el camarero te lleva (con mascarilla y distancia) hasta el interior de la cocina y el cocinero te enseña lo que está preparando. Una maravillosa variedad de pucheros abiertos en los fogones, o bandejas recién sacadas del horno, para que elijas con los ojos. Lo quisimos ver por curiosidad, pero con dudas de si no sería una especie de buffet o tenía truco. Pero el único truco es la autenticidad y la simpatía. Ya en la mesa y esperando los platos, descubrimos el vino de la tierra que nos iba a acompañar en las próximas comidas y cenas. Huelva no destaca por sus tintos, pero lo compensa con una variedad de blanco, semi dulce y afrutado, que bien frío entra como si fueras Baco al despertar de la siesta. Condado de Huelva es la D.O. y aún no entiendo cómo no la había probado antes.

Nuestra Señora de la Asunción en Almonte ©Leequid Magazine

Así que si no has ido antes de comer, ya tienes un motivo para ir a darle las gracias a la Blanca Paloma, que luce impresionante en el altar mayor de la Parroqioa Nuestra Señora de la Asunción, y a la que llegarás por calles blancas de inconfundible sabor andaluz. Es muy curioso cómo se parecen entre sí el sur de Extremadura, Andalucía, y sus homónimas Algarve y Alentejo y cómo al mismo tiempo, los siglos los han matizado a cada uno con su personalidad, como si esa raya, vertical y horizontal, realmente fuera física. Volveremos sobre el asunto en los siguientes días.

Ha llegado el momento de hacer Check In en algún alojamiento y nosotros decidimos hacerlo en la Aldea del Rocío. Qué momentazo. La marisma estaba seca y nos privó de la vista de postal que buscábamos, pero aún así, la visita es impactante. Y si no has estado nunca, no lo puedes imaginar.

Aldea del Rocío   Huelva ©Leequid Magazine

Enviando unas fotos a conocidos el comentario más repetido es que parece un pueblo de Oeste. Y así es, o mejor dicho, los pueblos de México o la Baja California, con sus ventas, conventos y arquitectura colonial, son el reflejo de quienes los llevaron allí.

Que la aldea no tenga asfalto en sus calles, solo arena del tipo “albero” y todas las casas y edificios tengan en la puerta los típicos maderos redondos para atar el caballo, hacen el resto.

 

No es un parque temático, es mejor. Por calles y plazas se circula a caballo o en carreta. Y al caer la tarde puedes ver los rayos de sol atravesar su polvareda, entre caballos andaluces gustándose en su doma marcando el paso. ¡Cómo expresarlo! Eso sí, nos cuesta imaginarla en plena romería, con hasta un millón de romeros levantando el polvo... los caballos y mulas descargando por todas partes… y la fe desbordada a flor de piel. Quien sabe si algún día lo veremos. Por hoy, nos conformamos con un buen plato de tomate aliñado, unas gambitas y otro poco de ibérico, que aún es zona y hay que aprovechar. ¡Y más vino del Condado!

Gastronomía en Huelva ©Leequid Magazine

Hemos llegado al ecuador de nuestro Road Trip y aún nos queda dar el salto al otro lado de La Raya y comprobar cómo somos tan diferentes y al mismo tiempo tan iguales gracias al pasado compartido que se vuelve presente.

Si te has perdido las dos etapas anteriores, ahora puedes leerlas.

Leer la serie completa:

  1. Road Trip por el sur de España y Portugal: dos semanas de historia, gastronomía, naturaleza y paisajes compartidos (I)
  2. Road Trip por el Sur de España y Portugal (II): secretos de arte, historia, gastronomía y paisaje en una ruta circular por descubrir
  3. Road Trip por España y Portugal (III): De la Sierra de Aracena a las arenas del Rocío
  4. Road Trip por España y Portugal (IV): Por los Algarves de aquí y de allá tras las huellas de Al Mutadid.
  5. Road Trip por España y Portugal (V): Por la N2 hasta Lisboa, pasando por el Alentejo
  6. Road Trip por España y Portugal (y VI): Un final a lo grande con Dólmenes, Templarios y Juderías

 

Nota aclaratoria: Esta serie de artículos no tiene ningún contenido de marca o patrocinado. Cualquier establecimiento, punto turístico, hotel, restaurante, etc que sea citado será a partir de la experiencia del equipo de redacción que ha realizado la ruta, con su criterio personal y con fines informativos objetivos.