El todavía dirigente de la máxima entidad del fútbol español, Luis Rubiales, mantuvo diferentes comportamientos machistas durante la celebración del título mundial conseguido por la Selección femenina el pasado domingo y, este viernes, durante la Asamblea General Extraordinaria que se ha derivado de dichos actos, ha protagonizado una infame huida hacia delante en la que, lejos de renunciar al cargo o pedir disculpas, ha justificado sus comportamientos, ha puesto el foco en la víctima y ha señalado al "falso feminismo" como "una lacra", entre otras cosas. El profesor y periodista Antón Losada ha resumido, en un mensaje muy breve pero muy contundente, toda la situación.

"Dice Rubiales que no dimite, que la culpa es nuestra. Que lo estamos matando socialmente", ha arrancado. "Después de haberse inventado unas declaraciones de Jennifer Hermoso diciendo que el beso era consentido, y a pesar del comunicado de la jugadora dejando claro que no lo era, Rubiales insiste. Además de abusador, mentiroso", ha afeado.

"Si el fútbol español y los futbolistas, con algunas excepciones, siguen callados ante esto, es que no merecen que vayas cada domingo al estadio", ha reflexionado también.

 

El discurso de Rubiales, analizado por un experto

José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal, ha elaborado un extenso análisis de los gestos y la oratoria del todavía presidente de la RFEF. Ovejero, en concreto, ha señalado nueve aspectos claves: impaciencia, no tan encantado, un perdón con orgullo aunque también con posterior vergüenza, dos momentos de gran asco facial, la conversación y la secuencia el beso, la contundencia en su no dimisión, firmeza, fuerte impacto emocional y discurso de potente implicación personal.

Punto por punto, Martín Ovejero destripa cada aspecto señalado. En primer lugar, remarca que Rubiales ha estado bastante tranquilo durante todo su discurso y lo identifica con la impaciencia, con que estaba deseando hablar. No obstante, aunque ha remarcado que está “encantado de poder dar explicaciones”, su rostro no ha reflejado satisfacción alguna.

Para pedir perdón ha levantado la cabeza, como sintiéndose orgulloso de tener que hacerlo, tal como señala el experto en comunicación no verbal, añadiendo que posteriormente baja la mirada, con lo que parece ser que son sinceras sus palabras. En el mismo sentido, remarca que cuando parece más estresado al disculparse es cuando se refiere a la reina.

Los momentos de gran asco facial que señala Ovejero son cuando dice que “no hay deseo” en el beso y al señalar que a las falsas feministas “no les importan las personas”. Respecto a la conversación y la secuencia del beso, asegura que con los mensajes que ha lanzado incide en la credibilidad o que él está convencido de lo que narra.

En lo que se refiere a sus palabras sobre su no dimisión, Ovejero remarca la contundencia, no solo por repetirlo hasta en cinco ocasiones, sino también con los gestos y el volumen. Con esto desea que “le quede claro al mundo entero”.

“Mensaje claro y pausado; sin gestos manipuladores, ni miradas de temor, ni distanciamientos corporales propios de inseguridad”, remarca Ovejero sobre el conjunto del discurso de Rubiales, añadiendo que a él le ha añadido un fuerte impacto emocional, sobre todo al apelar en varias ocasiones a sus hijas. “Buen golpe de efecto que hayan estado ellas presentes junto con su propio padre, a quien hemos visto muy emocionado”, comenta el experto en comunicación no verbal.

Subida de sueldo a Vilda en riguroso directo

En su intervención, Rubiales también ha mostrado su apoyo al seleccionador de la selección femenina, Jorge Vilda, al que ha ofrecido un contrato de medio millón de euros en directo, siendo este uno de los múltiples momentos que se pueden rescatar de una de las mañanas más turbulentas que se recuerda en la historia de nuestro deporte.

“Hemos pasado mucho, Jorge. Han querido hacerte a ti lo mismo que ahora me quieren hacer a mí. Hemos tragado mucho, pero hemos estado juntos”, ha estimado refiriéndose, aunque sin mencionarlo directamente, al episodio en el que 15 futbolistas del combinado nacional se rebelaron contra el seleccionador, entre otras cuestiones, por faltar a su intimidad, según ellas mismas denunciaban.

Rubiales se ha dirigido en diversas ocasiones al entrenador de la selección, elegido por él mismo y a quien también él decidió dejar en el puesto evitando atender a las futbolistas y, por qué, no decirlo, haciendo así que corriera suerte diferente a la de Julen Lopetegui, a quien sí destituyó previo mundial de Rusia tras su fichaje por el Real Madrid.

En lo que respecta a Vilda, en un acto al que no han podido acceder los medios de comunicación, el presidente de la RFEF ha explicado que ya ha “activado los mecanismos para que Andreu comience la negociación contigo, en la que te invito a la que te quedes con nosotros cobrando medio millón de euros al año”.