España es uno, si no el mayor, de los beneficiados por los fondos europeos de recuperación como parte del camino para dejar atrás el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus. El Estado español ha recibido ya 70.316 millones de euros, a fecha 30 de junio, procedentes de los fondos Next Generation EU, a la espera de continuar recibiendo pagos de Bruselas en los próximos meses para completar los 164.653 millones de euros prometidos por la Unión Europea. Más allá de las quejas de algunos sobre el ritmo de reparto de los fondos europeos, hay un punto común compartido en la Administración Pública -a todos los niveles, desde los ayuntamientos más pequeños hasta Bruselas- para aprovechar el dinero que llega de Europa para avanzar en recuperación: la sostenibilidad.

El último Observatorio NextGen de la Unidad Next Generation EU de Llorente y Cuenca revela una ralentización de la gestión de estos fondos europeos en los últimos meses, especialmente frente al fuerte impulso en el reparto a las diferentes comunidades autónomas en 2021 y 2022. Una caída en el ritmo que los expertos de Llorente y Cuenca explican por “los cambios organizativos en ministerios clave para los PERTE”, como puede ser el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, responsable del PERTE Chip entre otros. La cartera de Industria ha sufrido un cambio total por la presentación de la exministra, Reyes Maroto, como candidata a la alcaldía de Madrid en las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo, sustituida en el cargo por Héctor Gómez.

Precisamente la cartera responsable de Industria y Turismo es el ministerio con mayor protagonismo en el despliegue del Plan de Recuperación, según el informe de Llorente y Cuenca, por el desarrollo de los PERTE centrados en la industria, pero también en el ámbito turístico de pequeñas entidades locales. Asimismo, la cartera, ahora en manos de Gómez, es la que mayor cantidad de fondos gestiona de forma directa, así como uno de los que menos cantidad transfiere a las comunidades. Es decir, la que más se gestiona a nivel nacional.

El 35% de los fondos europeos ya se ha destinado a sostenibilidad

Además de los cambios puramente organizativos, la presentación al detalle de la adenda al Plan de Recuperación español ha ralentizado otros aspectos relacionados con los fondos Next Generation, como ha sido el propio reparto. No obstante, las cifras del informe presentado públicamente por Llorente y Cuenca a unos días de las elecciones revelan que el Gobierno ya ha gestionado y repartido 56.687 millones de euros, el 80,6% del total de la cantidad recibida hasta ahora de Bruselas. Con la mayoría del dinero repartido entre las comunidades autónomas y los ayuntamientos, faltaría por comprometer un 19,38% del total, correspondiente a 13.629 millones de euros.

Los más de 160.000 millones de euros que España va a recibir de Bruselas para avanzar en la recuperación postpandemia tienen que cumplir unos requisitos. Uno de ellos es clave: tener como objetivo la sostenibilidad, cumpliendo con uno de los cuatro pilares diseñados por el Gobierno para el correcto aprovechamiento de los fondos de recuperación Next Generation: la transición energética. Es por eso que el dinero enviado por Bruselas a España tiene como destinos principales proyectos como el PERTE Chip -que pretende colocar a España como potencia tecnológica a nivel mundial-, el PERTE VEC -con una fuerte apuesta por el vehículo eléctrico en las plantas de producción nacionales- o el PERTE del Hidrógeno Verde, la alternativa energética limpia con la que España pretende convertirse en referente e exportador principal de energía.

Con los datos actualizados hasta el cierre del mes de junio, LLYC ratifica que los sectores económicos relacionados con la sostenibilidad son, efectivamente, los mayores receptores de fondos. En cifras, estos sectores reciben de forma directa alrededor del 35% de la dotación total de los fondos procedentes de Bruselas, correspondiente a 19.721 millones de euros. Una cifra a la que habría que sumar lo repartido en otros sectores claves como la industria o el turismo. Alrededor de 20.000 millones que se verán complementados con una mayor dotación tras la presentación de la adenda del plan a Bruselas.

El propio diseño de los fondos Next Generation EU implica que la dotación recibida por cada Estado miembro tiene que cumplir con unas pautas mínimas en cuanto al destino de los fondos: al menos el 30% tienen que asignarse a iniciativas relacionadas con la sostenibilidad. Un porcentaje que España incluso supera, elevando el porcentaje hasta el 40% de las inversiones dirigidas al impulso de la sostenibilidad.

La adenda al plan de recuperación flexibilizará las condiciones

La adenda al Plan de Recuperación remitida por el Gobierno a Bruselas, según los expertos de Llorente y Cuenca, lleva consigo variaciones relevantes y, en el mejor de los sentidos, un mayor impacto de los fondos europeos de recuperación en la economía de la Unión Europea y en España en particular. La adenda no solo ampliará el importe y los plazos a la hora de repartir los fondos europeos entre las 27 comunidades autónomas españolas, sino que también flexibilizará las condiciones para conceder las ayudas de los fondos europeos, especialmente aquellas que tienen que ver con la sostenibilidad. La flexibilización de las condiciones y de los aspectos burocráticos podría tener un impacto clave en la gestión y en el papel que podría jugar España en la economía comunitaria, con una mayor importancia estratégica a nivel mundial.

La transición energética es una de las cuatro patas clave del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia remitido por el Gobierno a Bruselas tras la crisis del coronavirus. Una transición que, además de proteger al medio ambiente, puede colocar a España como líder mundial en una situación de competencia con otras grandes potencias exportadoras tradicionales de energía. Por sus condiciones territoriales y climáticas, España tiene una posición privilegiada en el desarrollo de energía limpia. Y lo sabe. Por ello, ya son varias de las grandes energéticas las que se han puesto manos a la obra para impulsar y desplegar el hidrógeno verde como alternativa limpia al carbón que, además, ayuda a Europa a avanzar en autonomía estratégica y limitar la dependencia de terceros para cubrir las necesidades energéticas. Una realidad más que necesaria tras la invasión rusa de territorio ucraniano y los posteriores cortes de gas de Vladimir Putin al resto de Europa como respuesta a la guerra.