El salario medio español está situado en los 1.751 euros mensuales, según los datos de Adecco de 2021. Esto lo distancia un 20,2% del sueldo medio ordinario bruto de la Unión Europea (UE), que está establecido en los 2.194 euros mensuales. Concretamente, la diferencia entre el salario español y la media de los Veintisiete es de 443 euros mensuales, lo que suma 5.316 euros anuales.

No obstante, Adecco apunta en su informe que la brecha entre el salario medio español y el de la UE se ha reducido medio punto porcentual en los últimos tres años. La diferencia de España con la media salarial comunitaria la sitúa en una situación intermedia ya que existen 11 países con una remuneración media superior y 15 con una inferior, de los 27 totales.

El salario más bajo en Bulgaria y el más alto en Luxemburgo

Existen tres grupos salariales diferenciados dentro de la UE. Por un lado, por debajo de los salarios medios de 1.100 euros se encuentran los países de Europa del Este. La retribución más baja se localiza en Bulgaria, de 562 euros, seguida de los 718 euros de Rumanía y los 798 euros de salario medio en Hungría. Otro ejemplo de países dentro de esta franja es República Checa (1.078 euros), aunque Adecco destaca que existen "diferencias apreciables" entre esos 562 euros de Bulgaria y los 1.078 euros de salario medio en República Checa.

Otros siete países de la Unión Europea se sitúan en la horquilla de más de 1.100 euros, pero de menos de 2.500. España es uno de los países que conforman este grupo, en el que también se encuentran Portugal (1.106 euros), Chipre (1.309 euros), Malta (1.329 euros), Eslovenia (1.417 euros), Italia (2.074 euros) y Francia (2.446 euros). No obstante, esta es una horquilla muy amplia y se pueden apreciar grandes diferencias entre los salarios de Francia y Portugal, separados por más de 1.300 euros.

El tercer grupo incluye a los nueve países con remuneraciones promedio de más de 2.500 euros al mes. Son los casos de Finlandia (2.603 euros), Suecia (2.623 euros), Austria (2.788 euros), Bélgica (2.830 euros), Holanda (2.883 euros), Irlanda (2.920 euros), Alemania (3.003 euros), Dinamarca (3.458 euros) y Luxemburgo (3.502 euros). En consecuencia, la diferencia dentro de la UE entre el país con mayor salario medio, Luxemburgo, y el de menor salario medio, Bulgaria, es de 3.000 euros.

España aventaja a Europa del Este pero pierde con las potencias

Adecco destaca en su informe que, en el caso español, existe una "clara ventaja en comparación con los países del Este de Europa, pero resulta desfavorable respecto de los países más avanzados de la UE". De esta forma, la brecha salarial entre España y Alemania alcanzó los 1.252 euros en 2021, y en el año ascendió a 15.012 euros anuales. Por tanto, la remuneración española resulta, con los últimos datos anuales, un 41,7% más baja que la alemana.

Con esta diferencia de salarios, un empleado medio español necesita trabajar 20 meses y medio para tener un ingreso similar al que obtiene un asalariado medio alemán en un año. No obstante, este no es el único caso, puesto que España tiene un sueldo mensual 695 euros inferior al de Francia (-28,4%), 323 euros inferior al de Italia y más de 1.000 euros por debajo del de Bélgica y Holanda.

Los salarios se devalúan por la subida de la inflación

Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, reflejados en la Estadística de Convenios Colectivos de Trabajo, se ha alcanzado un nuevo máximo diferencial entre la subida de los salarios y la del IPC. Los datos muestran que en julio los sueldos recogidos en los convenios colectivos aumentaron un 2,56%, mientras que la inflación lo hizo un 10,8%, más de un 8% por encima.

Esta situación está propiciando una devaluación de los salarios, ya que, a pesar de crecer, al aumentar el coste de la vida el poder adquisitivo de las familias desciende. En consecuencia, los datos de julio suponen un nuevo récord de diferencia entre subida de salario y de IPC. Es por ello que los sindicatos solicitan que los salarios se indexen a la inflación, para evitar grandes pérdidas de poder adquisitivo en las familias y el debilitamiento del consumo interno, según señalan.