Las sucesivas olas de calor que han azotado España desde el inicio del verano han agravado la situación de sequía que sufre el país. Las altas temperaturas y la ausencia de precipitaciones han hecho que las reservas hídricas caigan hasta niveles mínimos no vistos desde 1955. Esta ausencia de agua en los pantanos españoles está tensando aún más la crisis energética que vive la península, según los datos aportados por Red Eléctrica, durante los meses de junio y julio la producción hidroeléctrica se ha hundido un 50% con respecto al nivel del mismo periodo un año antes, obligando a usar el gas para paliar la falta de producción hidroeléctrica.

En lo que va de agosto la situación no tiene visos de mejorar, el nivel medio de las reservas hídricas de los pantanos se sitúa ya por debajo del 40%, mientras que la media de la última década se colocaría en casi un 60%. Esta sequía llega sin duda en el peor momento para el país, la generación de electricidad que no cubre esta tecnología ha de ser sustituida con plantas de ciclo combinado a partir de gas natural, cuyo precio se sitúa en niveles récord a causa del encarecimiento de la energía derivada de la guerra de Ucrania.

En este contexto, la demanda de gas para la producción eléctrica se ha disparado un 83,2% entre enero y julio de 2022, según datos de Enagás. En cuanto a la producción eléctrica, las plantas que la generaron con gas representaron en julio un 31% del total, cuando un año antes suponían el 14%. Es decir, que aumentó la producción de 3,1 TWh a 7,8 TWh en el mes.

Por el contrario, la energía hidráulica ha pasado de cubrir el 11% de la demanda de julio de 2021 a quedarse en un nimio 4% apenas un año después. En lo que va de 2022, las plantas hidráulicas, han producido 11.420 GWh. De alargarse la situación de sequía, las plantas hidroeléctricas van camino de cerrar su peor año en toda la serie histórica.

La luz cada vez más cara y contaminante

La imposibilidad de disponer de energía hidroeléctrica provoca a causa del mínimo nivel de reservas hídricas provoca, que el precio de la luz alcance cada vez precios superiores en el mercado mayorista, ya que, aunque se haya establecido un tope al gas, se debe pagar una mayor compensación a las plantas que producen con este hidrocarburo.

De esta forma, la luz continúa alcanzando niveles anormalmente altos que supera cada día los 200 euros por MWh, cuando en valores habituales rondaría los 50 euros por MWh. El encarecimiento de los precios de la energía es uno de los factores que más están contribuyendo a la escalda de la inflación.

Según se desprende de los datos del IPC de julio, publicados la semana pasa por el Instituto nacional de estadística (INE), la electricidad se ha encarecido un 50% y es uno de los elementos que más impacto tiene en el bolsillo de las personas.

Además, una mayor producción eléctrica a partir de gas como sustituto de la energía hidráulica supone un constante sangrado a las arcas públicas ya que Hacienda cobra un elevado canon hidráulico y un mayor impuesto de sociedades por este concepto. Por otro lado, la tensa situación de los pantanos obliga a aumentar las importaciones de gas desde EEUU, Argelia o Qatar impactando directamente sobre el balance comercial español.

En cuanto al ámbito medioambiental, la producción eléctrica a partir de gas, en detrimento de la producida por la hidroeléctrica, genera unas mayores emisiones de CO2 a la atmósfera, alejando el objetivo climático pactado con Bruselas.

La energía, el arma de Putin y del PP

El fuerte aumento del consumo de gas debido a la enorme escasez de agua complica enormemente el compromiso que acaba de adquirir el Gobierno con la Comisión Europea de rebajar el consumo de esta materia prima un 7%.

De acuerdo con los datos que maneja el Ejecutivo, las medidas implementadas en el reciente Real Decreto-ley 14/2022 de ahorro energético supondrían una reducción de consumo del 4% o 5% siempre y cuando el cumplimiento de las medidas fuera unánime por parte de las comunidades autónomas.

La gran parte de los líderes autonómicos del PP han pedido la retirada del decreto, que establece medidas como el apagado generalizado de escaparates y edificios públicos a partir de las 22:00, limitar el aire acondicionado y la calefacción a 27 y 19 grados respectivamente en determinados establecimientos y la instalación de puertas que permitan mantener las temperaturas en el interior de los recintos.  A pesar de las presiones El Gobierno mantiene el decreto, que tendrá que convalidar el Parlamento antes del 2 de septiembre.

Así pues, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, continúa defendiendo el plan de ahorro energético, mientras que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera ha tendido la mano a las comunidades autónomas pidiendo propuestas de ahorro antes de que finalice este mes de agosto.

El Ejecutivo se halla inmerso en elaborar un plan de ahorro energético más amplio que tendrá que enviar a Bruselas en septiembre. El objetivo de Bruselas es tener un plan de eficiencia energética a corto plazo con el que elaborar una respuesta conjunta de cara al próximo invierno en caso de que Vladímir Putin decida cortar el flujo de gas a Europa.