El fin de año se acerca y con él las previsiones económicas de organismos nacionales e internacionales se van haciendo más precisas. La mayoría se habían quedado cortas al valorar a España a finales de 2023 y principios de este año y han ido revisando al alza sus cuentas. Este miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha hecho lo propio y ha elevado dos décimas el crecimiento esperado para el Producto Interior Bruto (PIB) español en 2024, pasando del 2,8% al 3%.
El think tank de las economías avanzadas eleva así a España como motor de la zona euro, que avanzará este curso a un 0,8%. Asimismo, estima que el país marque un crecimiento del 2,2% en 2025, una décima más de lo previsto con anterioridad y casi duplicando el dato del conjunto de veinte países que comparten el euro como divisa (1,3%). De cara a 2026, la OCDE considera que el PIB español experimentará una expansión medio punto por encima de la eurozona, presentando un 2% frente a un 1,5%.
“La OCDE se suma a instituciones nacionales e internacionales que apuestan por la economía española”, ha celebrado el ministro de Economía, Comercio y Empresa a través de sus redes sociales. Carlos Cuerpo ha reseñado que España es “el país desarrollado que más crece en 2024”, también por delante de la media de la OCDE (1,7%), y que se consolida como el “motor entre las grandes economías europeas”. El Gobierno sigue de celebración con la publicación de estadísticas y continúa trabajando para su traslado a la microeconomía, la asignatura pendiente.
Puntas de lanza y posibles riesgos
"La demanda interna sustentará el crecimiento, ya que el consumo privado se expandirá gracias a un mercado laboral resiliente, mayores ahorros de los hogares y aumentos de los ingresos reales", traslada la OCDE en su informe, donde apunta también que la inversión se recuperará apoyada en los menores costes de financiación y la implementación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). A su vez, advierte de que, si bien las exportaciones se beneficiarán de las tendencias positivas del turismo, la recuperación de las importaciones limitará la contribución de las exportaciones netas al crecimiento.
La organización señala también posibles riesgos para el país, entre los que destacan las afectaciones exteriores que podrían desestabilizar la mayoría de las economías mundiales. Así, advierte que los principales riesgos a la baja para la economía española son el aumento de las tensiones geopolíticas, que podrían incrementar los precios de la energía y empeorar la demanda de los principales socios comerciales de España, y una lenta implementación del PRTR. No obstante, es optimista y apunta también a una mejora del resto de indicadores.
Bajará el paro, la inflación y el déficit
El mercado de trabajo español está demostrando su resiliencia de un tiempo a esta parte y el think tank prevé que su marcha siga siendo positiva. Los últimos datos, conocidos este martes, registraron una nueva caída del desempleo, que cerrará el año en un 11,5%. Según la OCDE. De cara a 2025, se espera que el porcentaje caiga seis décimas, hasta el 10,9%, y termine por situarse un punto por debajo del cierre de este año en 2026, momento en el que se estima un paro del 10,5%.
En materia laboral, la OCDE considera que mejorar la eficiencia de la contratación laboral y abordar los desajustes de habilidades ayudaría a aliviar el desempleo estructural e impulsar crecimiento de la productividad en el país. A su vez, apunta que la senda de precios que soportan los hogares continuará aminorándose. Así, la organización con sede en París adelanta que la tasa de inflación armonizada será del 2,8% en 2024 y pasará a moderarse al 2,1% el próximo año, hasta caer al 2% en 2026.
La materia fiscal es muy relevante de cara al próximo año, debido al retorno de las reglas fiscales a la Unión Europea (UE), y la OCDE considera que España está preparada. El think tank considera “crucial” la implementación efectiva del plan de consolidación fiscal de cara a cumplir con los objetivos pactados con Bruselas y apunta a una reducción progresiva del déficit. La organización espera que disminuya gradualmente hasta el 3% del PIB en 2024, el 2,5% en 2025 y el 2,1% en 2026, con una consolidación acumulada prevista del 0,7% del PIB en 2025 y 2026.
A este respecto, las proyecciones suponen que el crecimiento del gasto público se verá restringido, afectando los gastos corrientes y las transferencias de capital, mientras que las medidas antiinflacionarias introducidas en 2022 concluirán en 2024. Por otro lado, la OCDE señala que el impacto sobre el déficit fiscal relacionado con el paquete de ayuda para las zonas afectadas por la DANA, que equivale a alrededor del 1,1% del PIB, "es incierto", ya que dependerá del "alcance de la ayuda solicitada y del momento de los desembolsos".