La brecha salarial continúa siendo una lacra en el seno del continente europeo. Por esta razón, la Comisión Europea ha reivindicado ante el Consejo y el Parlamento la aprobación de su propuesta para obligar a las grandes empresas a informar de la brecha salarial de sus empleados. La CE considera que la transparencia es crucial para combatir la brecha de género en la remuneración en la Unión Europea (UE), donde las mujeres ganan de media por hora un 13% menos que los hombres, lo que significa que por cada euro que ellos cobran, ellas reciben 87 céntimos.

El pasado 15 de noviembre se celebró el Día Europeo de la Igualdad Salarial, y en el día previo, la Comisión aprovechó para recordar que las mujeres de la UE todavía cobran menos que sus homólogos varones. Además, se señaló que si bien se está progresando en este sentido, la evolución todavía es demasiado lenta: la brecha solo se ha reducido en 2,8 puntos porcentuales en los últimos 10 años. Así, la CE ha reiterado su petición al Parlamento Europeo y al Consejo para que se implemente la propuesta de realizada por la Comisión sobre transparencia salarial "sin demoras indebidas".

La vicepresidenta de Valores y Transparencia, Vera Jourová, indicó con indignación que "falta una pieza importante del rompecabezas: la transparencia salarial". Por su parte, la comisaria europea de Igualdad, Helena Dalli, profundizó en que "la transparencia contribuye a acabar con el sesgo de género en la remuneración y empodera a los trabajadores para hacer valer su derecho a la igualdad salarial por el mismo trabajo". Tal y como apunta el Ejecutivo comunitario, la brecha salarial de género es un síntoma de desequilibrios estructurales entre hombres y mujeres que tienen sus raíces en las representaciones económicas, en el acceso a la educación y en las responsabilidades del cuidado del hogar.

A pesar de los progresos conseguidos en los últimos años, las mujeres todavía están sobrepresentadas y subvaloradas en los cargos de toma de decisiones económicas y la gran mayoría de los científicos, ingenieros y trabajadores técnicos calificados son hombres. De igual manera, las europeas continúan de manera desproporcionada las tareas del hogar y el cuidado de los niños, ya que el 90% de la fuerza laboral formal de cuidados está compuesta por mujeres y 7,7 millones de ellas están desempleadas debido a estas responsabilidades.

En España: más grave a partir de los 36 años

Si estrechamos el cerco y centramos el foco en nuestro país podemos comprobar que en España la transparencia salarial está regulada, en primer lugar, en La Ley Orgánica 3/2007, para la igualdad efectiva de hombres y mujeres, donde se menciona que la discriminación salarial y la auditoría salarial forman parte del diagnóstico previo al plan de igualdad. De manera posterior se aprobó el Real Decreto 902/2020, de igualdad retributiva entre mujeres y hombres, que establece no solo el ya citado principio de transparencia retributiva, sino que además establece los instrumentos necesarios para su aplicación: los registros retributivos, la auditoría retributiva, el sistema de valoración de puestos de trabajo y el derecho de información de las personas trabajadoras.

No obstante, tal y como señala la consultora Grupo Atico34, especializada en Protección de Datos, Igualdad, Propiedad Intelectual y Compliance, aunque el ordenamiento jurídico español prohíbe cualquier tipo de discriminación salarial y sobre el papel, los salarios base son iguales, una vez se empiezan a aplicar pluses, complementos o primas, se producen diferencias salariales que afectan en su mayoría de forma negativa a las mujeres. De igual forma, al realizar la valoración de puestos de trabajo, continúan existiendo sesgos de género, que provocan que determinadas habilidades y capacidades de las mujeres se tomen como innatas y no se valoren adecuadamente o ni siquiera se valoren para determinar el salario de un puesto de trabajo. Estas pueden ir desde capacidad organizativa hasta autoexigencia y responsabilidad.

Ya en 2019, PwC publicaba un “Análisis de la brecha salarial de género en España” señalando que las mujeres en España cuentan en la actualidad con un nivel educativo superior al de los hombres, lo que contribuye a reducir la brecha, pero que, a pesar de ello, las mujeres siguen teniendo un mayor peso que los hombres en ocupaciones con salarios más bajos, lo que contribuye a incrementar las diferencias salariales entre ambos. De hecho, durante el año 2021 las mujeres obtuvieron en España unos salarios brutos estimados de 26.913 euros, es decir, un 8,4% menos que los 29.367 euros que percibieron de media los trabajadores hombres durante el mismo ejercicio.

Por tanto, no sorprende que en 57% de las españolas que han participado en el II Barómetro de la Federación de Mujeres Directivas y Empresarias (Fedepe) consideren que la actual situación económica de crisis afecta negativamente a las mujeres y, en especial, a su continuidad en sus puestos de trabajo. La encuesta, realizada en el segundo trimestre de 2022, aclara que, de 500 mujeres de todo el territorio nacional, un 66% considera que la crisis afecta a la posibilidad de búsqueda de trabajo y un 83% cree que impacta de forma especialmente discriminatoria en el caso de las profesionales entre los 45 y los 50 años.

En este sentido, según datos publicados este mismo mes por la Agencia Tributaria, la brecha salarial de género presenta un origen temporal muy marcado: los 36 años. A partir de este umbral, la desigualdad salarial se va incrementando hasta alcanzar un 30% a partir de los 65 años. Si se establecen conexiones u orígenes causales, tiene relevancia señalar que la edad media en la que las mujeres son madres por primera vez en España suele situarse en torno a los 33 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).