Cristina Espinoza
Cristina Espinoza es periodista casi a su pesar y licenciada en Ciencias de la Información
El camelo climático.- En un cuento a lo Houellebecq que no escribiré nunca, el triunfo absoluto del capitalismo salvaje es un grupo escogido de supermillonarios...
La hormiga y el elefante.- Pon la radio, amore, que está Chaves. Guasap para mi altocargo a sabiendas. Digamos que entre nos es una presuposición....
Culpables de no sentirse culpables.- Llamadme listilla pero (yo) me lo veía venir. Así que el día de autos del acrónimo maldito dejé a un...
Pollos sin cabeza.- Ni siquiera la dimisión “de todo lo de Rivera” (el viejo truco es dimitir de la parte que no se cobra) acolcha...
El camarero fascista.- Estamos muy en el centro (diríase supercentro) pero el bareto es cutre aunque se ubique en el dédalo de callejuelas que inspiran...
Mi altocargo suele contar con retranca (y a mí me produce mucha ternura) que de pequeño quería ser tenista. Pero no para ganar Roland Garros...
Mirándome ora a los ojos, ora a las rodillas, una vez hace algún tiempo, me dijo Alfonso Guerra en su versión evangélica: si sólo pudiéramos...
Si yo fuera la madre, que podría serlo, del primer muerto buscaría a Mas, Artur Mas, y le entregaría su cadáver: es todo suyo, nadie...
In illo tempore nos acostábamos todas las madrugadas con la esperanza (si las dosis de ron/cola eran las apropiadas, más bien con la certeza) de...
La crisis que viene.- Va una a Madrid, donde siempre pasan cosas. Una vez no hace mucho un azafato del ave se me acercó, me...