Salvador Illa, claro ganador de las elecciones catalanas celebradas el pasado 12 de mayo, se postula para presidir la Generalitat. Los números son caprichosos y, pese a que no parece que ninguna otra alternativa sea capaz de reunir el apoyo, el líder de los socialistas catalanes tiene por delante una contienda complicada. El cabeza de lista del PSC necesita que una de las dos grandes formaciones independentistas le aúpe y los tiempos convulsos que atraviesan ambas obligan a Illa a calzarse el traje de la moderación y la calma.
Desde el reconocimiento a la legalidad de los postulados de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, el socialista ha puesto en valor las “políticas de diálogo y de generosidad, que han sido reivindicadas por el veredicto de las urnas este 12 de mayo”. Illa quiere liderar lo que considera “un cambio de rasante en la política catalana” y que, en consecuencia, se extiende a “la política nacional”. Esta nueva etapa que ha defendido desde los micrófonos de la Cadena Ser, en la que ha sido su primera entrevista tras vencer en los comicios autonómicos, ha puesto en valor dos verbos.
“Unir y servir son los dos verbos que ponen el acento que une a los catalanes entre sí y con el resto de españoles”, ha desarrollado. Por un lado, Illa quiere abandonar los tiempos de confrontación motivados por el procés y la respuesta dada por el Partido Popular (PP), por un lado, y “poner los servicios públicos como primera prioridad”, por el otro. “Profundizar en el autogobierno, cuidarlo y usarlo” es el camino que el socialista quiere para una Cataluña en la que considera que los últimos gobiernos han abandonado la gestión.
“No hemos tomado decisiones y es una de las razones por la que estamos como estamos”, ha lamentado, reivindicando apostar por lo público, “que es lo que propicia justicia social”. “Una educación que permita que cada, uno en función de sus capacidades y no de sus posibilidades económicas, se desarrolle hasta donde pueda. Una política de vivienda que permita que cada persona joven pueda construir su proyecto vital. Una sanidad que sea otra vez líder en Europa, en cuanto a innovación y accesibilidad”, ha desgranado su plan. En la trinchera contraria, las derechas nacionales siguen hablando del procés.
El PP mantiene su discurso de confrontación
La campaña y las elecciones catalanas se han saldado con una clara derrota para las fuerzas independentistas, pero la llega próxima de las elecciones europeas (9 de junio) mantienen a los de Alberto Núñez Feijóo en el conflicto apoyado en el independentismo. “Creo que estamos en una etapa distinta y se habla más del procés en Madrid y en el PP que en Cataluña”, ha trasladado Illa después de que los opositores hayan asegurado que el PSC “alimenta la ruptura”.
“Aquí la gente está a otra cosa”, ha reiterado el mandatarios socialista, “pero parece que necesitan seguir con dinámicas de confrontación que no llevan a nada bueno y que no están en la conversación pública de estas elecciones”, ha añadido. “El PP lo que debería de hacer en Cataluña es una política que sintonizara con el sentir mayoritario de los catalanes y plantearse a nivel de España si tiene sentido desarrollar proyectos políticos que dejen al margen a una quinta parte de la población y la economía del país”.
En sentido contrario, ha puesto en valor que “esta España plural y diversa está mejor de lo que a veces queremos reconocer” y ha atribuido esta valoración a las políticas y el papel desarrollados por Pedro Sánchez. “Los catalanes tenemos una deuda de gratitud con el conjunto de ciudadanos de España que han entendido que el camino de la generosidad de una democracia fuerte y solida era el camino correcto”, ha zanjado, poniendo sobre la mesa que este “sentir mayoritario” ha quedado demostrado tanto en las elecciones nacionales que se celebraron el pasado 23 de junio como en las del pasado domingo en tierras catalanas.
Respeto a ERC y negativa a Puigdemont
Sobre el proceso de negociación que ya han arrancado los socialistas para obtener el apoyo del resto de fuerzas, el candidatos a president ha sido menos conciso. “Hay una campaña de elecciones europeas, que es relevante en sí misma, hay unas pautas democráticas marcadas en el estatuto de Cataluña, el 10 de junio se constituye el parlament y se elige la mesa, y después hay un tiempo hasta el 25 de junio para celebrar el primer debate de investidura”, ha justificado la prudencia con la que se ha expresado de los posibles futuros pactos.
Mientras, ERC se resquebraja con la dimisión de todos sus cuadros tras la debacle electoral, lo que allana el camino a Illa y aleja la posibilidad de una repetición electoral. “Desde la discrepancia política, quiero reconocer a ERC el papel tan relevante que ha tenido, tiene y tendrá en la política catalana. Es una formación con un debate vivo, desde siempre en su seno, y yo voy a ser muy respetuoso con sus procesos”, ha valorado antes de lanzar un mensaje de aliento al que fuera líder del partido: “me ha parecido muy digno el comportamiento del president Aragonès”.
Varias posibilidades sobrevuelan el Parlament e Illa no ha querido descartar ninguna: un tripartito conformado por las fuerzas progresistas (PSC, ERC y Comunes), un Gobierno del PSC en solitario con el apoyo externo de los republicanos, que aseguran que se irán a la oposición, y Albiach o, incluso, un pacto entre los socialistas y Junts apartando a Puigdemont. “Creo que es clave un Govern estable. En mi caso las convicciones progresistas son muy relevantes, pero estoy abierto a la generosidad y al diálogo con todas las formaciones políticas excepto con los que abanderan discursos de odio”, ha trasladado.
Eso sí, lo que tienen claro desde el PSC es que Carles Puigdemont no llegará al poder con su apoyo, aunque llegue a chantajear con la estabilidad del Gobierno nacional. “El PSC no contempla la posibilidad de dar el poder a Puigdemont porque los ciudadanos de Cataluña han dejado clara su voluntad de abrir un tiempo nuevo”, ha zanjado al respecto.