La política gallega y, para ser más exactos, el PPdeG está convulso. El paso que en los próximos días dará Feijóo tiene una repercusión clara en la región porque su traslado a Madrid será con todas las consecuencias.

La gran pregunta es ¿quién será su sustituto? Aquí no cabe aquello de la respuesta a la gallega (los gallegos, para los que llegan tarde, saben si suben o bajan, otra cosa es que tú no te enteres o no quieren que lo sepas): ‘bueno’, ‘a lo mejor’, ‘si o no, depende’… Y no, no depende de nada. O sí, de Feijóo.

Nadie puede hablar de decisión sorpresa la de el de Os Peares porque ya en 2020, tras su nueva victoria electoral, adoptó una medida que apuntaba a dejar las cosas atadas ante su salida (aunque él siempre ha dicho lo de Galicia, Galicia y Galicia -lema electoral, por cierto-).

¿Y qué hizo Feijóo? Algo que ya Don Manuel realizara tres lustros antes, es decir, nombrar a dos vicepresidentes: Alfonso Rueda (Primero) y Alfredo Conde (Segundo).

Casi todo el mundo apunta a Rueda, por lo menos la vorágine mediática. Este pontevedrés, hijo de un histórico del PP gallego (José Antonio Rueda Crespo, curiosamente nacido en Jaén) lleva años junto a Feijóo, en concreto desde que el aún presidente gallego dio el paso para ser líder de los ‘populares’ de la región allá por el año 2006.

Está afiliado al partido desde mucho antes y en 1993 fue elegido secretario general de la NNGG del PPdeG. En la actualidad, es el máximo responsable del PP en la provincia de Pontevedra, un caramelo complicado porque es la zona de Galicia que más apoyos perdió en las elecciones de 2020, la de los récords, pero, al fin y al cabo, es su área de influencia.

El bagaje de Alfonso Rueda Valenzuela (que comparte con Conde 1968 como año de nacimiento) se ciñe en lo público a la Xunta de Galicia, con diferentes cargos (director general de Administración Local, diputado por Pontevedra en el Parlamento gallego, conselleiro de Presidencia, Justicia y Administraciones Públicas, vicepresidente de la Xunta, etc).

Paso atrás, paso adelante

Precisamente, muchos vieron un retroceso en su carrera política el paso de la secretaría general del PP de Galicia (que había ostentado durante 10 años, de 2006 a 2016) a la provincial de Pontevedra. Eso, unido a la decisión de crear otra vicepresidencia, fue observado por algunos sectores como un claro mensaje de Feijóo en su contra en la lucha sucesoria.

Sin embargo, otro movimiento invita a pensar en que en positivo hacia el vicepresidente Primero de la Xunta y es que Alfonso Rueda, siempre vinculado a cargos poco amables mediáticamente hablando, ha sido el elegido por el presidente gallego para ser el que lleve los mandos del Xacobeo, todo un escaparate que, además, por obra y gracia de la pandemia y de Roma, se convirtió en bianual por vez primera en la historia.

En materia de gestión, ha contado con el respaldo del líder siempre y, sobre todo, con su confianza. En su contra, hay que decir que Alfredo Conde también, a lo que une una amistad más personal con el de Os Peares.

Volviendo al pasado, a cuando Fraga optó por la bicefalia en el Gobierno gallego, cabe subrayar que uno de los dos vicepresidentes a los que Don Manuel apuntaba como su sucesor era Alberto Núñez Feijóo. Dos años después, en 2006, se convirtió en el líder del PP y en 2009 ganó sus primeras elecciones autonómicas.

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No obstante, en los mentideros de en la sede de San Caetano, cuando se habla del asunto, que no es poco, pero siempre sotto voce, nadie da por seguro nada porque, como se comenta, con Feijóo y su ‘dedo’ democrático “todo puede pasar”.